domingo, 26 de septiembre de 2010

Entre la concentración de los medios y el nuevo mapa para armar

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El 86% de los contenidos de la tv abierta sale de Capital. 
Hora de adaptarse a la ley de medio.
 
 
 
Con la ley de medios ya reglamentada, las últimas instantáneas sobre el origen empresario, geográfico y cultural de lo que emite la televisión abierta a escala nacional continúan exhibiendo un mapa de concentración feroz. El reordenamiento de la grilla para el cable, que impide la arbitrariedad de cada empresa en la ubicación de las señales, quedó suspendido a una semana de aplicarse por una medida cautelar dictada por el juzgado federal de Dolores.
Esta semana, la Dirección Nacional de Supervisión y Evaluación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) presentó el séptimo informe de contenidos de la televisión abierta argentina. Revela los indicadores de los contenidos de televisión, dando cuenta de la concentración de producción en el área metropolitana y su retransmisión a todo el país.

De marzo a mayo de este año, sólo las programaciones de canal 13 y Telefé representaron el 86% del total de lo retransmitido a todo el país, 44% el 11, y 42% el 13. Lo que Capital y sus alrededores recibieron de las provincias en términos de televisión abierta equivale a exactamente nada. Canal 7 retransmitió un 6%, lo que implica una suba de dos puntos respecto del trimestre anterior, y América Televisión retransmitió un 5%.
Tal como señala el informe, estos resultados no sólo tienen que ver con la razón de ser de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sino que ponen al desnudo lo que la norma implica en términos de desafíos a futuro: las empresas deberán adaptarse y acrecentar tanto las proporciones de producción propia, como la de terceros y los contenidos locales. Respecto de este último punto, la modificación de la grilla del cable está concebida precisamente para jerarquizar a las señales y contenidos locales, lo que implica una batalla en sí misma entre éstas y las empresas dominantes. 


“Esto fue lo que pasó.” Con esa frase finalizan muchos de los noticieros y flashes informativos de los canales de cabecera. “Eso será lo que pasó, pero no lo que nos pasó”, dispara Gerardo Pérez Elio, de Pares Televisión, una señal cooperativa de Luján. Este canal nació con el espíritu de que la gente del lugar se sienta generadora de noticias. Hoy transmite por televisión abierta y tiene una cobertura de 20km a la redonda. “En el noticiero se tratan informaciones que tienen que ver con lo que le pasa a quienes viven acá, con su cotidianeidad y sus demandas.” Pérez Elío se entusiasma con la posibilidad de que la señal se incorpore a la grilla de canales de cable y así cumplir con el objetivo de sumar su voz como una alternativa local a la de los grandes medios. “Actualmente es difícil llegar a una gran cantidad de personas, ya que la masificación del cable es tal que la mayoría no concibe la televisión por antena.”
El informe de la Afsca hace una prolija disección de las 62.316 horas producidas por un total de 44 emisoras operativas que existen en todo el país, sin incluir a las repetidoras. El total parece inmenso y variado pero se oscurece cuando se analizan los modos y lugares de origen de tanta hora televisada. Excepto en la propia zona desde la que se irradian las emisiones, la Ciudad de Buenos Aires, la pura retransmisión de contenidos porteño-céntricos domina el paisaje televisivo de las provincias. La proporción de retransmisiones, producción propia o de terceros permite trazar una suerte de diagnóstico por región en el que se cruzan variables socioeconómicas, desarrollos históricos y batallas en general fallidas por la construcción de identidades diversas. Así es que en Cuyo hay un 52% de retransmisiones, un 22% de producción propia y un 16% de producción norteamericana. En la Patagonia los números son similares. Y no es casual que el NEA y el NOA, las regiones más pobres, muestren los mayores porcentajes de pura retransmisión de lo producido en Buenos Aires: el 62% y el 77% respectivamente.

Adaptarse en cuotas. “El centralismo del sistema y la alta penetración de los contenidos emitidos por los canales de cabecera propiedad del Grupo Clarín y Telefónica” –según expresa el informe del Afsca– se verifica en otras lecturas posibles. Si se lo analiza por origen de la programación en el total de las provincias, la retransmisión asciende al 65%, mientras que “la producción propia se ubica en un 20% y la de terceros en un 6%”. En este punto, la Afsca señala que “para adecuarse a las cuotas de pantalla establecidas por la Ley 26.522, las emisoras abiertas de las provincias deberán aumentar su producción propia y al mismo tiempo adquirir programación de terceros locales, lo cual redundará en un aumento de las fuentes de trabajo genuinas”.
Desde el punto de vista del origen de la producción porteño-céntrica, el informe indica que en el trimestre analizado “las coproducciones nacionales ocupan un 14% de la pantalla”, lo que implica un aumento de cuatro puntos en relación con la medición anterior. La suba se explica por la novedad de las emisiones de Fútbol para Todos y otros programas de Canal 7.
Tal como se verifica en estudios anteriores, en el total del país las proporciones de producción propia no son las mismas según se trate de los canales privados o la televisión pública. En el segundo caso, la cifra de 26% de producción propia contrasta con la de 19% de los privados. Si los números se hacen según lo que se emite desde la región Amba-La Plata, la producción propia de los privados es del 23%, contra el 35% del canal público. El informe indica además que “la producción de terceros es de 25% en los privados y de 27% en el canal público” y que “las retransmisiones del canal estatal corresponden íntegramente a la señal Encuentro; y la programación de origen europeo sólo puede apreciarse en el canal público”. También en este punto “para adaptarse a los requerimientos de la Ley 26.522 canal 9 y canal 11 deberán hacer un importante esfuerzo de adecuación”. Y si se trata de la producción de terceros “deberán ser el 9, el 13 y el 11 quienes más deban modificar su grilla para adecuarse a las exigencias de la Ley”.


Maravillosos contenidos. De la inmensa masa de horas de televisión abierta emitidas casi abrumadoramente desde Buenos Aires cerca de un tercio (el 30%) corresponde a la categoría que la Afsca llama “variedades”. Es esa zona harto opinable que suele ir, aunque con matices importantes, de la exhibición de enanos a la exhibición de culos, acaso una continuación bizarra de aquella frase de un funcionario de la dictadura que recordó hace pocos días el programa 6, 7, 8: “El exceso de pensamiento puede motivar desviaciones”. Y es parte de lo mucho que la oposición y los holdings empresarios dejaron deliberadamente afuera de la discusión sobre la ley de medios, bajo el severo paraguas de una presunta defensa de la libertad de expresión.
Siguiendo con la proporción de los contenidos ofrecidos por la televisión abierta, tras el carnaval de las variedades aparece un 20% de los programas de noticias, un 13% de ficción, un 14% de películas y un 8% de series extranjeras. El lanzamiento de la señal Pakapaka parece más que oportuno ya que hoy los programas infantiles apenas si ocupan un 5% de la grilla y suelen venir de afuera. Y, de nuevo, pese a la severidad republicana de los dueños de los medios, los programas educativos o culturales apenas llegan a un 3%.
Para decirlo de otro modo: de las 62.316 horas mencionadas al principio de esta nota, el total de las dedicadas a programas documentales fue exactamente de 153. Los medios públicos son los que hicieron ese esfuerzo, que contrasta con el 69% del tiempo de emisión de América dedicado a los programas de variedades, o el 28% dedicado al mismo rubro tanto por canal 11 como el 9.

Rehenes de los monopolios. Sebastian Piccini es el productor general del canal CVC de Colón, Entre Ríos. “En el interior la ciudadanía es rehén de los monopolios de información, ya que la única posibilidad de ver televisión es pagando servicio de cable o DirecTV.” CVC nació en 2004 “con la idea de reflejar la actividad política, cultural, social y deportiva” de esa ciudad. Desde ese momento, hasta la sanción de la 125, el canal formó parte de la grilla de Cablevisión. Pero ante el abordaje editorial que la señal le dio al conflicto, recibieron un documento de la cablera de Clarín que notificaba la quita de la frecuencia con cuatro días de anticipación. “En las reuniones con los representantes del Grupo nos manifestaron concretamente que no nos expresáramos a favor de la nueva ley de medios, ni de los hijos supuestamente apropiados de Ernestina de Noble, ni tampoco ser partes de Carta Abierta. Literalmente expresaron: ‘No sólo no pueden tocar estos temas en el canal; sino que tampoco en el resto de los medios de la ciudad’.” El último día de transmisión de CVC “espontáneamente se convocó una gran cantidad de gente para manifestarse en contra de la censura, pero de nada sirvió”, cuenta Piccini y agrega: “Hoy CVC esta formándose otra vez. Intentando emitir contenidos por aire y a la espera de que Cablevisión acate el ordenamiento de la grilla”.

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