Con una propuesta innovadora, el Canal presenta un ciclo dedicado a series de prestigiosos directores del cine argentino. Desde el 1 de marzo, se podrá ver todos los domingos a las 22 hs por INCAA TV.
El canal de cine del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA TV) anuncia el lanzamiento de un nuevo ciclo en su programación: “Televisión por Cineastas”, dedicado a transmitir series de televisión originales filmadas por reconocidos directores del cine argentino y que forman parte del Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA).
Se trata de una apuesta a la confluencia entre televisión y cine, a través de un formato que se ha vuelto central en todo el mundo. Desde el 1 de marzo, se emitirá todos los domingos a las 22 hs por INCAA TV.
El ciclo se inaugura el domingo 1 de marzo con dos series: 23 pares, de Albertina Carri, en la que Carmen y Elena Iturrioz, dos hermanas y socias en el laboratorio Genhuman, heredado de sus padres, llevan adelante casos que pueden ser resueltos mediante un análisis de ADN.
La segunda serie que se presentará será Amores de historia, de Martín Desalvo, en la que se reconstruyen los hechos políticos y las movilizaciones sociales que marcaron la Argentina durante los últimos sesenta años tuvieron consecuencias inevitables en el entorno amoroso y familiar de la "gente común".
La serie, que se estrena hoy por Telefe, cuenta con un formato innovador que combina el uso de la TV, el dispositivo móvil (celular o tableta) y la computadora. “Esto cambiará la forma de entretenerse en familia”, plantea Pablo Aristizábal, creador del proyecto.
Volver a creer para poder crear. El concepto, sencillo, trasciende al mero juego de palabras para asumir la idea de despertar la curiosidad de los más pequeños, como una manera de que asuman una actitud creativa propositiva. Ese es el espíritu que rodeó la génesis, el desarrollo y la realización de Los creadores, la primera “aventura transmedia” producida localmente que se estrena hoy, a las 11.30, en la pantalla de Telefe y que se ramifica hasta donde cada usuario desee y cuando lo requiera en la web y en la aplicación para celulares y tabletas digitales. “Creemos que se trata de un formato que cambiará la forma de entretenerse en familia, ya que no sólo es posible ver el programa en la TV, sino que se puede continuar y ampliar la historia desde la compu en Creápolis o a través de la aplicación en los celulares y tabletas”, detalló Pablo Aristizábal, durante la presentación del proyecto que intenta adaptar los contenidos de la TV abierta al consumo que imponen los tiempos actuales.
Si desde hace ya algunos años la conjunción de entretenimiento y de elementos educativos en un mismo programa dio lugar al surgimiento del género conocido como “edutainment” (contenidos educativos que se combinan con el entretenimiento), Los creadores parece dar un paso más allá, para inaugurar –al menos localmente– el concepto de “Idotainment”. La denominación no es otra cosa que la combinación de la expresión “I do” (“yo hago”, en inglés) con el entretenimiento. Bajo la idea de promover el hacer de los chicos y chicas que se topen con el proyecto en alguna de sus plataformas, Los creadores cuenta con un formato innovador que combina el uso de la TV, el dispositivo móvil (celular o tableta) y la computadora. Una propuesta con la que Telefe intentará seguir desarrollando contenidos acordes con una generación que es digital, multitarea y programadora de sus propios consumos.
“Nuestro objetivo con Los creadores es brindar una propuesta divertida y transmedia que sea capaz de atraer a padres e hijos, que en vez de formar usuarios pasivos posea un contenido que incentive lo performativo, y que la inteligencia colaborativa prime por sobre la individual. Estamos convencidos de que hoy más que nunca los chicos tienen que volver a celebrar el conocimiento, conectándose a los contenidos desde sus propios lenguajes pero sin perder la emoción”, le contó Pablo Aristizábal, creador del proyecto, a Páginað12. Los creadores nació en la web de Aula 365 Speedy, la red social de educación y entretenimiento social del Grupo Telefónica, que está basada en los núcleos de aprendizaje prioritario del Ministerio de Educación de la Nación. El primer formato, un comic colaborativo realizado por chicos de toda América latina, tomó diseño en 2D, para luego adquirir formato 3D en el cortometraje El secreto del calendario Maya. Todos los contenidos surgidos del proyecto descansan en un aspecto esencial: la finalidad de servir de apoyo escolar.
En la pantalla de Telefe, Los creadores adquirirá el formato de serie animada compuesta por tres temporadas de 13 episodios, en la que un grupo de amigos deberán usar su imaginación para resolver con creatividad todo tipo de problemas. Los niños y niñas se encontrarán en la pantalla chica con una serie de live action (combina animación y personajes de carne y hueso) como cualquier otra, cuyos episodios podrán ver cada semana. La serie es la adaptación para TV del juego “Creápolis”, basado en un mundo abstracto que promueve la creatividad y las creaciones. En la historia, las creaciones de los usuarios representados por sus avatares son saboteadas por los personajes del Dr. Testa y el Supervisor Rocka, que prefieren mantener el statu quo, para que nada cambie. Cada capítulo es autoconclusivo y tiene una temática actual, que puede ir desde “Reciclaje”, “Comunicación” hasta “Transporte”, abordada desde una lógica donde lo importante es la imaginación y hacer que las cosas sucedan. La serie propone una experiencia transmedia donde la narrativa se co-construye junto a los espectadores, que adoptan un rol activo y participativo antes, durante y después de la emisión de cada capítulo, a través de juegos y webepisodios que amplían el conocimiento sin dejar de entretener.
“Hay que repensar la relación entre el mundo virtual y el real”, disparó el filósofo Darío Sztajnzrajber, durante la presentación del proyecto multimedia. “Que a esta altura –reflexionó– sigamos pensando que lo real y lo virtual se oponen es seguir siendo esclavos de tradiciones conservadoras. La tecnología nos transforma todo el tiempo, desafiando nuestra existencia aferrada a las prácticas del siglo pasado. La tecnología ya no está afuera: es intrínseca a nosotros. No mejora ni empeora a la naturaleza humana, básicamente porque ésta no existe como una cosa permanente e inalterable: se transforma todo el tiempo. Las nuevas generaciones ya no disponen de las tecnologías, nacieron en la tecnología. Por todas estas cosas es que Los creadores recoge con oportunismo el espíritu de época.”
Realizado por la productora de contenidos interactivos multimediáticos A365 Studios, el proyecto que hoy ve la luz en la pantalla chica cuenta con una particularidad: participan de Los creadores –en diferentes etapas del proceso– la productora Pol-Ka y Telefe. Mientras la productora que abastece de contenidos a El Trece (ambos del Grupo Clarín) efectuó algunos servicios de realización, la pantalla de Telefe será la encargada de poner el producto al aire. Toda una rareza que, aunque de manera indirecta, las empresas de los canales líderes formen parte de una misma iniciativa, sobre todo teniendo en cuenta que el mundo televisivo no se destaca por preservar un espíritu altruista. En todo caso, lo interesante de la propuesta es que un canal comercial como Telefe se embarca en poner en pantalla una serie dedicada al mundo infanto-juvenil por fuera de la lógica comercial. Una iniciativa que, a excepción de la TV pública por intermedio del valioso Pakapaka, casi no tiene antecedentes en la industria local.
“Los creadores –analizó Tomás Yankelevich, director de contenidos globales de Telefe– es un componente más en la evolución en la que está imbuido el canal, que está pasando de ser una marca emisora de TV a un polo transmedia de contenidos. Más allá de los resultados y las cifras de rating que la TV siempre persigue, nos interesa poder ofrecerles a los espectadores propuestas de estas características, con contenidos que resulten formativos e innovadores para los más chicos.”
EL CINE ES COMO EL OSO, CUANTO MAS FEO MAS HERMOSO
En 1987 nació la idea de crear un súper premio para películas que pudieran definirse dentro de la categoría queer y que pudieran ser distinguidas por un jurado comilón de películas. El Teddy, un oso de metal basado en un dibujo del Ralf König, es un premio pionero que consiguió abrir un camino de prestigio y alta repercusión para un sector de la industria siempre despreciado y ausente en las reseñas. Este año, el cronista de Soy estuvo allí formando parte del jurado, y aquí cuenta todo lo que se puede contar.
Los organizadores del premio Teddy me enviaron una entrevista por mail para preguntarme qué significaba Berlín para mí. Respondí que el cine era mi primer mapa del mundo, y que por eso Berlín es ante todo un montón de imágenes queer de películas de Fassbinder, Rosa von Praunheim, Werner Schroeter y, sobre todo, es Emil Jannings y su (mi) fetichismo por el uniforme a través de los ojos de Murnau en La última carcajada (1924). Imágenes sin palabras, eso es el colmo del cine para Murnau y eso es Berlín para alguien como yo, que no caza una de alemán. Había estado en Berlín tres días hace cinco años, apenas pude paladear la dimensión de esa ciudad y del currywurst, su salchicha más popular. Ahora volvía con honores: como programador del Festival Asterisco había sido invitado para ser parte del jurado internacional del Teddy durante la Berlinale, uno de los festivales de cine más importantes del mundo y un pionero en entregar un premio de diversidad sexual.
Subí al avión del aeropuerto de Frankfurt para ir al Festival de Cine de Berlín y lo primero que vi es a Werner Herzog sentado en primera fila. El nómade demencial, cavernoso, esquivo Herzog. Nadie parece reconocer al cineasta: estaba ensimismado, hablaba sólo susurrando. Tenía los párpados caídos (por la vejez y tal vez por el cansancio) y los iris celestes apenas asomaban: a golpe de vista parecía que Herzog tenía ojos de Nosferatu o que estaba ciego, como si fuese la encarnación del cineasta ciego que Kluge imaginó para su película El ataque del presente al resto de los tiempos. Su aspecto de camisa y saco era el de un ejecutivo anónimo todavía a cargo de una gran empresa de antaño que sigue funcionando exitosamente sin que nadie sepa bien por qué (tal vez el cine actual sea esa empresa). Mi cholulismo y mi corrección me obligaron a desubicarme con cortesía y pedirle si podía sacarle una foto, mientras amenazaba con mi mano armada con el celular. Herzog negó con la palma de la mano abierta, como si me estuviese saludando. Le dije que fue un gusto encontrarlo y él asintió con la cabeza. Seguí por el pasillo de pasajeros que buscaban su asiento, temblando un poco por la excitación del momento. Mi encuentro con Herzog quedó sin imágenes. Fue una cita ciega. Otra vez se salió con la suya. Igual aterrizaré en Berlín en el mismo avión que él: casi que no conozco mejor manera de llegar a un festival de cine.
En el pintoresco hotel de Berlín donde me alojan conozco a los ocho samuráis que me acompañarán, un grupo de programadorxs del resto del mundo: Predrag Azdejkovic (Serbia), Yvonne P. Beherns (USA), Bradley Fortuin (Namibia), Muffin Hix (UK), Shana Myara (Canadá), Mascha Nehls (Alemania), Nick Neocampo (Filipinas) y Gustavo Scofano (Brasil). Con ellxs pasaré la mayor parte del tiempo los próximos siete días, viendo un promedio de cinco películas por día. Los organizadores del Teddy deciden que los jurados sean programadores porque necesitan personas habituadas a ver muchas películas. Somos profesionales de la visibilidad y del voyeurismo. El Teddy es la competencia y el jurado más grande del Festival de Berlín: en seis días tenemos que ver veintidós largos, un medio, seis cortos y dos instalaciones. Somos y representamos el exceso.
El primer día conocemos a Wieland Speck, uno de los fundadores, junto a Mandred Salzgeber, del premio Teddy en 1987. Es alto, de ojos azules y barba y pelo blancos: un daddy bombón que sería un perfecto muñeco de torta. Pionero de pioneros, Wieland creó este premio queer cuando casi ni existían festivales con esta temática y lo sostuvo hasta la fecha, buscando las más renovadoras películas queer para que el Teddy nunca se estanque. Hay que pensar que Cannes incorporó el premio queer recién hace cinco años. Ahora, Wieland también programa Panorama, la sección más grande de la Berlinale, que tiene el más alto tenor queer. A la noche, una drag queen llamada Gloria Viagra es la anfitriona de la fiesta de apertura de los Teddy en una disco gltb. Ella lleva con orgullo su peluca rubia y su vestido al cuerpo tanto como bigote cepillo. Wieland presenta a la multitud a cada uno de los jurados y les da la palabra. Cuando llega mi turno digo que el Teddy para mí es una figura erótica, porque es un oso, y a mí me gustan los osos. Y que espero encontrar a un animal así, gordo y peludo, para llevar a mi cama. Si las drag queens usan bigotes, supongo que no va a ser difícil encontrar un oso. Al bajar del escenario todo el mundo me desea suerte en mi búsqueda. Cinco años atrás había estado en Berlín y fue casi una orgía. Pero esta vez en ninguna de las fiestas del Teddy pude entrar en contacto con un oso: tal vez el frío antártico que hacía en Berlín los hacía invernar. Otra vez será.
Cuando se recorre más Berlín, uno se da cuenta de que más que cualquier película, esta ciudad reproduce el poder de seducción bisexual de Marlene Dietrich. La elegancia alemana tiene mucho de la rubia queer y la Dietrich es la imagen más repetida en Berlín, como una matriz que reaparece cada vez que se pega la vuelta en una esquina. Es más: pareciera que los edificios apuntan al cielo con el mismo vértigo de las piernas de la actriz y que cualquier recorrido sobre el mapa de la capital alemana termina uniendo puntos que forman la imagen de Marlene como si fuese una constelación terrestre. Incluso aparece hasta la alucinación: en la borra de un café, al fondo de una taza, se puede dibujar su rostro. Tuve mi propia experiencia Marlene: el mayor distribuidor mundial de cine lgtbiq realizó una fiesta queer en el departamento de una pareja gay berlinesa. Uno de los dueños de casa nos abrió la puerta con una remera de Linterna Verde que le marcaba sus músculos de superhéroe. Mucha gente para un departamento. Salí al balcón a hacerme un destornillador y una chica hermosa me dio charla. Diez minutos hablando con entusiasmo sobre Berlín como ciudad y otras generalidades. En un momento hablamos de nosotrxs. Ella era cineasta. Me preguntó qué hacía en el festival y le dije que soy jurado del Teddy y que programo Asterisco, un festival lgtbiq en Buenos Aires. “¿O sea que vos sos gay?”, me preguntó, y ahí recién me di cuenta de que todas sus sonrisas eran para levantarme. En una fiesta queer me levanta una mina, tiene sentido. ¿O no? Si no fuese que me tenía que rajar a ver una película como una de mis obligaciones de jurado, creo que hubiese agarrado viaje con esa versión de Marlene Dietrich que gustaba levantar putos en una fiesta queer. En taxi volviendo al cine, mis compañeras lesbianas de jurado del Teddy me dijeron que estaban enamoradas de mi interlocutora de la fiesta. Garchar, lo que se dice garchar, no garchó nadie.
Pasaron los días y las películas, casi sin tiempo para otra cosa. Las tres decenas de obras del panorama de cine lgtbiq que entregó el Teddy excluían casi por completo el erotismo. O al menos ese erotismo gastado de revista gay softcore. Se apagaban las luces de las salas de cine y la oscuridad parecía apropiarse de todo, el deseo más dark se desataba. El cine queer se volvió onírico, como si fuese un sueño negro, sin el brillo del glam ni la imagen positiva de la luminosa visibilidad políticamente correcta (ver recuadro). En la lucha por estar despierto ante la hipnótica sucesión diaria de películas, mi sueño cinéfilo de ser jurado del Teddy se hizo más realidad de lo que pensaba. Retrospectivamente, de una manera u otra, el Teddy fue siempre un premio incómodo; no por casualidad este año se homenajeaba a Fassbinder, el más talentoso, inconformista y molesto de los cineastas alemanes. Con mis ocho compañeros de jurado hicimos lo mejor que pudimos para que siga siendo el premio más queer que existe. Para que se den una idea, una de las películas a la que decidimos darle premio me hizo gritar del terror y uno de los jurados terminó abucheándola. Pero ambos nos dimos cuenta de que ese sentimiento extremo era una forma de ponernos en crisis. El actor Udo Kier, que recibió el Teddy por su carrera, dijo que tuvo que buscar en Google qué significaba la palabra “queer” y cuando supo que significaba “raro”, se sintió orgulloso del homenaje. ¿Vieron que no sólo en la Argentina cuesta entender qué es “queer”? Somos rarxs entre los rarxs.
La fiesta de clausura del Teddy sucedía en un teatro de ópera de Berlín: un escenario principesco con la flor y nata de la cultura queer vestida de gala. La atracción principal era Ingrid Caven, la icónica actriz de Fassbinder en alrededor de 40 películas, que llegó a casarse incluso con el cineasta, formando la familia meteórica más queer de la historia del cine. Convertida en una cantante excéntrica, con algo de la seducción de una Marlene Dietrich devenida un poco cartoon de vanguardia, interpretó dos canciones que habían sido escritas especialmente para ella por Fassbinder. Agotadas nuestras pupilas tras toda la maratón de cine queer a la que fuimos sometidos ininterrumpidamente durante una semana, escuchar los gritos de éxtasis de Caven como cierre fue la primera experiencia realmente orgásmica de la Berlinale. Tardó en llegar, pero al fin valió la pena. El erotismo es dilatación y suspenso. Y, si se tiene la suerte suficiente para estar en el lugar correcto, llega de la manera más queer.
FANTASÍAS SALVAJES
Hacia dónde va el cine queer
Por Diego Trerotola
Cuando, a principios de los ’90, El silencio de los inocentes y Bajos instintos retrataban una persona trans y una bisexual, respectivamente, como asesinos seriales, la comunidad gltb en Estados Unidos puso el grito en el cielo, hizo protestas contra la homofobia en Hollywood y maldijo una y otra vez esas películas que estuvieron nominadas y/o ganaron el Oscar. La incipiente cultura queer, en cambio, celebraba que los personajes sean tan incorrectos y extremos y, al mismo tiempo, tan seductores: igual se trataba de ficciones, y la libertad para invitar al deseo es mejor que sea monstruosa, nunca normalizada. La lucha entre la representación de la diversidad sexual siguió su curso a lo largo de las décadas a partir de esta tensión entre los modelos de una forma de cultura más asimilacionista y otra más revolucionaria. La mayoría de las películas del Teddy prefirieron ubicarse más entre las piernas de Sharon Stone, sintiendo el miedo por los instintos básicos de la mantis a punto de clavarles su colmillo picahielo, o de arroparse con las pieles humanas de la carnicería de corderos de Buffalo Bill. Definidamente incómodas, oscuras hasta la irritación, la mayoría de las películas que formaron parte de este panorama del cine queer mundial fue por el lado de los deseos siniestros que las pesadillas pudieran dictar. Liberar el demonio de las imágenes, dejarse seducir por el ángel caído. Basta de la vida en rosa (a no ser que sea rosa chancho), que nos engorde el asco, a revolcarse en el chiquero. A ensuciarse las manos, que no se nos van a caer los anillos: sólo van a resbalar mejor. Cansadxs de que la representación de la diversidad sexual y de género esté dentro de una legalidad didáctica, idealista, de pretender hacer películas como si se dictase cátedra de cómo debe ser un ciudadano diverso, el cine queer actual se rebeló una vez más: eligió otra vez liberar sus más ilegales, mortales fantasías de ficción.
Mejor ficción
NASTY BABY
Sin ir más lejos, el premio Teddy a la mejor película de ficción del 65º Festival Internacional de Cine de Berlín fue para Nasty Baby, una coproducción entre Chile y Estados Unidos dirigida por Sebastián Silva. Lo que comienza siendo casi una sitcom sobre una pareja gay de Nueva York, que busca tener un hijo con una amiga, termina siendo la crítica más salvaje a los anhelos de construir una familia de clase media formada por la pareja de un inmigrante y un afroamericano, artista y obrero, respectivamente. Una crítica feroz con las manos manchadas de sangre, que puede llegar incluso a provocar el grito de disconformidad (eso provocó en la sala de cine en Berlín) frente a alguna de las escenas. La utopía de la convivencia quebrada por la ficción otra vez lleva la firma en la coproducción de Christine Vachon, la responsable de Swoon, Poison, Los muchachos no lloran y algunas otras de las más rupturistas películas sobre diversidad sexual y género de los últimos veinte años. El riesgo narrativo es considerable: una comedia comienza a dar un giro hacia la oscuridad más violenta, y no se trata de una comedia negra sino de una pesadilla al borde de la fábula criminal. Por esos mismos rumbos fueron la taiwanesa Thanatos, Drunk de Tso-Chi Chang, la alemana The Last Summer of the Rich de Peter Kern, la francoamericana Bizarre de Etienne Faure, la tailandesa Onthakan de Anucha Boonyawatana y el documental alemán Haftanlage 4614 de Jan Soldat que, de una manera u otra, eran inmersiones en una forma de criminalidad queer, el deseo de doble filo que reúne a Eros y Thanatos, la pulsión sexual y mortal en relatos sobre los márgenes. Incluso Peter Greenaway con su Eisenstein in Guanajuato se dio el gusto de investigar con esa perspectiva el recorrido del cineasta ruso a Latinoamérica para filmar Que viva México. Así la relación fluida con la muerte de la cultura mexicana se funde con la homosexualidad. Con sexo explícito, mientras un mexicano sodomiza a Einsenstein, le dice: “Europa le dio muchas cosas a México y yo les voy a devolver algo: la sífilis”. El culo del cineasta ruso sangra durante el coito y termina con un banderín comunista clavado. Un homoerotismo doloroso, mortal y al rojo vivo.
Mejor documental
EL HOMBRE NUEVO
Este Teddy fue para el uruguayo Aldo Garay que, con El hombre nuevo, vuelve a una de las travestis que había formado parte de su documental de 1995: Yo, la más tremendo. Veinte años después, y varios documentales surgidos de su relación fluida con la comunidad trans uruguaya, Garay sigue el derrotero de Stephania, nacida en Nicaragua, educada en la revolución sandinista y adoptada por una pareja uruguaya. La película sigue sus días en la calle en Montevideo, la búsqueda de un lugar con su mundo a cuestas como un caracol y su vuelta al país natal, donde reencuentra a toda su familia inmersa en las creencias religiosas que la separan de sus raíces. Retrato seco de honestidad brutal, que incluye escenas documentales de exorcismo religioso que reinscriben el conflicto y las contradicciones de las tensiones ideológicas que fundan la pertenencia a una cultura y a un país. Sin miserabilismo, sin visión romántica de la pobreza, Garay y Stephania son cómplices perfectos en la búsqueda de la supervivencia de la propia personalidad más allá de cualquier tradición e institucionalización. Si El casamiento se podía ver como la contracara de las luchas por los derechos matrimoniales del colectivo lgtbiq, El hombre nuevo puede ser vista como el reverso de las leyes de Identidad de Género, o al menos como una muestra sutil de sus límites. Una forma de volver a la ilegalidad.
Premio especial del jurado
STORIES OF OUR LIVES
A partir de recolectar historias de jóvenes gays y lesbianas en Kenia, la película Stories of Our Lives, de Jim Chuchu, ganadora del Teddy Especial del Jurado, construye tres secuencias que retratan distintos conflictos que pueden dar cuenta de la violencia homofóbica en territorio africano amparada por las leyes. En alto contraste, en un blanco y negro que abre el ojo a la gama de grises en cada uno de los personajes, el modelo de docuficción que plantea la película está enfocado a darles voz a historias que no podrían ser contadas públicamente por sus protagonistas sin poner en riesgo sus vidas. Sus voces, sus experiencias amorosas, son criminales frente a la persecución de la diversidad sexual y de género en algunos países de Africa. Pero esta vez ellas y ellos no eligen ser criminales, es una imposición.
Murió Leonard Nimoy, actor, director y poeta cuya poderosa y globalizada interpretación del señor Spock en "Viaje a las estrellas"lo asocian exclusivamente al famoso personaje mitad humano, mitad vulcano. Tenía 83 años, sufría una avanzada en enfermedad pulmonar y estaba en su casa de Bel Air, Los Angéles según anunció su viuda, Susan Bay Nimoy.
El hombre que interpretó al compañero de andanzas del capitán Kirk en la mítica Enterprise, había nacido en Boston, en 1931. Aunque su fama responde casi exclusivamente a la tira televisiva de ciencia ficción, Nimoy actuó y dirigió en varias películas y obras de teatro. Antes de convertirse en actor, fue un buscavida, incluso llegó al grado de Sargento en el Ejército de los Estados Unidos, hasta que en 1952 debutó en la serie Zombis de la estratosfera. Después, es sabido, se convirtió en el personaje ícono de Star Trek que se estrenó el 8 de septiembre de 1966 por la cadena NBC.
Proveniente de una familia judía ortodoxa de Ucrania, también fue poeta, fotógrafo y músico, dueño de una obra injustamente tapada por la fama de Spock, quien tiene una biografía frondosa y quizá más conocida que la de su intérprete. Conflictuado por la atadura a su personaje, Nimoy escribió dos biografías: No soy Spock, en 1977, y Yo soy Spock, en 1995. Esa ambivalencia, reflejada en sus libros, también se evidenció en su carrera. En los 70, Nimoy rechazó varios papeles en distintas series y películas en las que debía encarnar a personajes derivados de Spock. Incluso se negó a participar de la segunda temporada de Viaje a las estrellas, aunque más tarde cedió, y hasta se convirtió en el director de la tercera entrega. Luego actuó a su famoso personaje en las 6 películas que se hicieron de Star Trek.
Era vegetariano, se casó dos veces y tuvo dos hijos con su primera esposa, Sandra Zober. Participó en numerosas películas, la mayoría de ciencia ficción, pero también en comedias como Tres hombres y un biberón, junto a Tom Selleck. Publicó varios libros de poesía, le puso su voz a videojuegos, escribió guiones y se interpretó a si mismo, dos veces, en Los Simpsons y en los últimos años participó en películas comoTransformers e hizo de William Bell en la serie Fringe.
El año pasado él mismo había anunciado su enfermedad, atribuyéndola a sus excesos de fumador, que había abandonado hacía 30 años. Hoy el mundo, y especialmente los millones de trekkies, fanáticos de la saga, despiden a Nimoy. Murió Nimoy, ¿Spock sigue vivo? De cualquier manera, va un caluroso saludo vulcano y humano para los dos.
El saludo vulcano
El saludo vulcano fue inventado por el propio Leonard Nimoy y está inspirado en un gesto de bendición usado por los sacerdotes kohanim durante los servicios. En Star Trek XI, al actor Zachary Quinto -quien interpreta a Spock- tuvieron que pegarle los dedos para mantenerlos unidos al realizar el famoso saludo.
Nasty Baby" de Sebastian Silva fue reconocida como mejor largometraje
En las tres categorías de largometraje, corto y documental que entrega este premio, de temática gay, Chile logra triunfar con sus distintas propuestas.
La gran delegación de chilenos que se presentó este año en la Berlinale, representados por CinemaChile, ha logrado no sólo el reconocimiento de la crítica extranjera, sino que además ya comienzan a aparecer los primeros galardones. La película Nasty Baby de Sebastián Silva ha ganado el prestigioso Teddy Award a mejor largometraje.
A su vez San Cristóbal de Omar Zúñiga Hidalgo y la coproducción chilena-uruguaya El hombre nuevo de Aldo Garay, han sido galardonados con los Teddy a Mejor Cortometraje y Documental respectivamente.
Este premio, creado en 1987, se da a películas de temática gay, lésbica o transgénero, el día antes de la gala de premiación del Festival Internacional de cine de Berlín.
El primer premio Teddy fue entregado a la película “La ley del deseo” de un joven cineasta desconocido en esos años que era Pedro Almodóvar y ese mismo año ganó en la categoría Mejor Cortometraje Gus Van Sant. En 1994 obtuvo uno de estos galardones el famoso filme cubano Fresa y Chocolate deTomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío,por señalar sólo algunos de los directores más conocidos que se han alzado con este reconocimiento.
“San Cristóbal” de Omar Zúñiga Hidalgo
Nasty Baby, el sexto filme de ficción de este realizador, narra la historia de una pareja gay de Brooklyn (Sebastián Silva y Tunde Adebimpe) intenta concebir un bebé con la ayuda de su mejor amiga (Kristen Wiig).
Silva posee ya una reconocida trayectoria fílmica con títulos como La nana que llegó a participar en la terna finalista a los Premios Oscar (2010) o Crystal Fairy con el que ganó el premio a Mejor Director en el Festival de Sundance (2013). Tanto su primer trabajo La vida me mata (2006), como Crystal Fairy (2013) o ahora Nasty Baby han sido producidos por Fábula, productora dirigida por los hermanos Juan de Dios y Pablo Larraín.
Omar Zúñiga Hidalgo con el premio Teddy por mejor cortometraje
San Cristóbal en 29 minutos adentra al espectador en la historia de Lucas (Samuel González) quien viaja a Chiloé (en el sur de Chile) a visitar a su hermana Catalina (Marcia Paredes) y que en ese trayecto conoce a un joven pescador, Antonio (Antonio Altamirano) con el que iniciará una historia sentimental. En la filmografía de este director chileno radicado por muchos años en Estados Unidos figuran cuatro cortometrajes anteriores y el ser uno de los 12 directores del largometraje El color del tiempo con actores como James Franco, Mila Kunis, Jessica Chastain, entre otros. Este cortometraje ha sido producido por La Medallita (Chile).
El hombre nuevo cuenta la historia real de Stephanía una travesti nacida de Nicaragua que fue adoptada por una pareja de militantes de izquierda uruguaya en la revolución sandinista. Muestra como se gana la vida Stephanía en Uruguay, y el reencuentro con su país donde alguna vez fue hijo, hermano y niño y donde hoy desea ser aceptado como la mujer que es. Es una coproducción entre Cordón films (Uruguay) y Lupe films (Chile).
SELECCIÓN OFICIAL
Pablo Larraín estrenó con ovaciones El club, su nueva película, después de haber recibido una nominación al Oscar por su anterior producción No. La cinta sigue a cuatro hombres que viven bajo un estricto régimen de orden y disciplina, al interior de una casa liderada por una mujer, para purgar los pecados de su pasado. La llegada de un quinto integrante al grupo desata la trama de esta historia.
Por su parte, Patricio Guzmán llegó a Berlín con El Botón de Nácar, segunda entrega de una trilogía comenzada por Nostalgia de la luz, film que se convirtió en el documental chileno más visto en el extranjero. Este documentalista nos lleva a uno de los paisajes más extremos de la naturaleza al sur de Chile, donde se entrecruzan dos historias de exterminio, la de los presos políticos y la de los pueblos indígenas que desaparecieron en el siglo XIX. Con los volcanes, glaciares y montañas como únicos testigos.
Este sábado 14 de febrero se conocieron los resultados de la competencia oficial, en la que jurado será presidido por el director Darren Aronofsky (Pi, Requiem for a dream, The wrestler, blackswan), y están en competencia films de Terrence Malick, Wim Wenders, Isabel Coixet, Werner Herzog, Jafar Panahi y Peter Greenaway, entre otros.
El Núcleo educativo Cine Documental y AsAECA presentan nuevos cursos virtuales especializados en cine y audiovisual. Destinados a profesionales e investigadores vinculados a la temática e interesados en general.
Investigación y guión para el desarrollo de documentales
Transmedia y documental interactivo
Introducción al análisis de imágenes documentales. Cine y fotografía
Historia del cine documental argentino
Para conocer la modalidad, los aranceles y la forma de inscripción,
El documental de Michanie cuenta la vida de este gran novelista maldito (a pesar de haber sido apadrinado por Cortázar) de modo deliberadamente desordenado, copiando el estilo literario de Sánchez y construyendo un laberinto que lo refleja.
“Cuando bajó del avión traía un bolsito con un piyama y los documentos.” Tratándose de alguien que venía de pasar varios lustros en el extranjero, el dato es por lo menos desconcertante. Salvo que viniera de pasar una década despojado de todo, como Néstor Sánchez. De la propia fama, en primer término. En los ’60, Néstor Sánchez había representado una aparición fulgurante para la literatura de vanguardia en Argentina. Apadrinado por el mismísimo Cortázar, su obra sirvió de iniciación para otros escritores, como es el caso del catalán Enrique Vila-Matas. A Sánchez lo publicaron Sudamericana en Argentina, Seix Barral en España y nada menos que Gallimard en Francia. Pero hay un punto en su vida en que algo se quiebra. O son varios los puntos de quiebre. A esa vida y obra se asoma Se acabó la épica, como quien intuye que se trata de materias insondables. De allí el subtítulo: “Apuntes sobre la vida y la obra de Néstor Sánchez”.
Presentando las cosas tal como lo haría una biografía tradicional, debería decirse que Sánchez nació en Villa Pueyrredón en 1935 y falleció en el mismo barrio 68 años más tarde. Porteño de manual en su juventud, fue bailarín de tango (¡a dúo con Juan Carlos Copes!), jugador de billar, burrero y, cómo no, cafisho. Pisando los 30 escribe un primer libro del que reniega y un segundo que se vuelve clave entre iniciados: Nosotros dos, editado por Sudamericana en 1966, por consejo de Cortázar. La misma editorial publica sus “novelas poemáticas” Siberia Blues (1967) y El amhor, los orsinis y la muerte (1969). Ante tanta repercusión, Sánchez se va. Viaja a Perú y Venezuela, vinculándose con seguidores del místico armenio George Gurdjieff, cuyas enseñanzas practicaría hasta el día de su muerte.
En Barcelona publica su última novela (Cómico de la lengua, 1973, reeditada post mortem, como casi todas las demás), se gana la vida con traducciones y otros rebusques, lo traduce Gallimard en París, pierde a una niña de meses, su compañera lo deja por excesos alcohólicos. Lo encuentran en coma en el Boulevard Saint Germain, lo expulsan por indocumentado y en Barcelona termina de pelearse con los amigos que le quedaban. Cortázar incluido. Siguiendo a Gurdjieff, se propone despojarse de todo. Literalmente. Abandona la escritura, pasa en Nueva York ocho inviernos en patas y en la calle. Escucha voces que lo instan a caminar. Desaparece del mundo hasta tal punto que en Buenos Aires lo creen muerto y le organizan un homenaje.
A mediados de los ’80 pide a su madre un pasaje urgente. De regreso en Buenos Aires publica La condición efímera (1988), al tiempo que comienza a atenderse en el Centro de Salud Mental Nº 3. “No puedo escribir más porque se me acabó la épica”, anuncia a su terapeuta, refiriendo a que su escritura siempre fue producto de lo que le ocurría. “La ética me indica que debería suicidarme; no lo voy a hacer”, remata en el Ameghino. En 2003 lo encuentran muerto de un infarto en su cama. Todo esto, el documental de Matilde Michanie (realizadora de Licencia Nº 1, sobre la Tigresa Acuña, y de Judíos por elección, sobre conversos a esa religión) lo cuenta de modo deliberadamente desordenado, copiando el estilo literario de Sánchez y construyendo un laberinto que lo refleja.
Sin embargo, nada más lejos de la vanguardia estética que Se acabó la épica. Más allá de su forma rapsódica –que deja huecos sin rellenar y en ocasiones se permite disociar imagen y sonido–, la línea cronológica que trazan las voces de amigos y parientes (su hermano, su ex mujer, su hijo, su psicoanalista, su traductor al francés) no disiente de la de un documental tradicional. La secuencia introductoria incurre en el vicio más remanido: el de las cabezas parlantes. Por suerte, en el resto del metraje las cabezas se espacian, se recurre poco y nada al archivo y los pasajes de la vida de Sánchez se ilustran con imágenes de los rincones en los que tuvieron lugar. La falta de testimonios específicamente literarios se subsana con fragmentos en off, de los cuales los más viscerales (y terminales) son los del Diario de Manhattan, incluido en La condición efímera.
En esos diarios, mientras anda sobre el hielo el ex escritor de culto abjura de Estados Unidos, su vida y su cultura, con ferocidad digna de Louis Ferdinand Céline, a quien alguna vez tradujo. “Cada instante perdido estaría perdido para siempre”, escribe, en un aparte íntimo, dos décadas antes de morir.
7-SE ACABO LA EPICA
Argentina, 2014.
Dirección y guión: Matilde Michanie.
Fotografía: P. Zubizarreta, A. Marquardt, C. Stella, M. Glez, A. Arce Maldonado.
El directorio de la Afsca aprobó los planes técnicos y la convocatoria para la adjudicación de 82 frecuencias en las zonas metropolitanas de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Resistencia, Formosa, Comodoro Rivadavia y Santa Fe.
El directorio de la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) aprobó los planes técnicos y el primer llamado a concurso para la adjudicación de frecuencias de la TV Digital Terrestre. Según informaron desde el organismo, está pronto a habilitarse el primer llamado a concursos públicos para la adjudicación de 82 frecuencias que estarán distribuidas en la zona metropolitana de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Resistencia, Formosa, Comodoro Rivadavia y Santa Fe. “Acabamos de dar otro gran paso en la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que permitirá seguir democratizando la televisión en Argentina”, consideró el titular del organismo, Martín Sabbatella.
“Se trata de un paso importantísimo que permitirá ampliar la oferta de señales, hacerla más plural y diversa, y aumentar la generación de contenidos audiovisuales y las fuentes de trabajo en el sector”, explicó Sabbatella.
La aprobación de los planes técnicos y el anuncio de la apertura a la competencia por las adjudicaciones para empezar a poblar el nuevo espectro se inscriben en el “proceso de la digitalización integral de la televisión argentina”, señalaron desde el organismo.
De acuerdo con lo aprobado por la Afsca, los primeros concursos se abrirán durante abril y mayo y corresponden a 82 frecuencias, 22 de alta potencia y 60 de baja, con y sin fines de lucro. “Es una demostración más y muy fuerte de cómo se va abriendo, gracias a la ley de la democracia, el paisaje de medios en Argentina, garantizando más voces y más pluralidad a lo largo de todo el país”, dijo Sabbatella.
Si bien aún no se conoce el contenido de los pliegos que marcan los requerimientos para poder participar, el análisis de parte de las televisoras comunitarias a priori es positivo, ya que el hecho responde a uno de sus principales reclamos: la legalización de las señales que llevan adelante y el llamado a concursos ajustados a las posibilidades de esos medios. Mientras no olvidan que hay sectores, como el de las radios FM comunitarias, que están “infinitamente más complicados” que el de las televisoras, reconocen que “parecería se está llegando a un primer paso muy importante”, según afirmaron a este diario voceros del sector.
El directorio, dirigido por Sabbatella y del que participaron sus miembros Ignacio Saavedra, Néstor Avalle, Eduardo Rinesi, Marcelo Stubrin y Gerardo Milman, aprobó dos planes referidos a servicios audiovisuales que circulan por la potencia “ultra alta” (UHF por sus siglas en inglés): por un lado, el Plan de Ordenamiento de esa banda, una estrategia que permite “reubicar a los licenciatarios que tuvieran ya asignadas frecuencias allí y que estaba siendo utilizada para servicios de UHF codificados, necesarias para el desarrollo de la TV Digital Terrestre”, Por otro, el Plan Nacional de Servicios de Comunicación Audiovisual Digital para titulares de licencias y autorizaciones, a través del que otorgarán “a cada licenciatario de TV analógica preexistente (de las localidades planificadas) el correspondiente espacio digital para que pueda operar en la banda UHF”, puntualizó la Afsca.
Tras la reunión, las autoridades anunciaron que enviarán a la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), “en los próximos días”, los planes técnicos de otras doce localidades, para su revisión, “con el objetivo de continuar con el ordenamiento de la totalidad de los lugares del país donde hay televisión digital abierta”.
En ese sentido, el titular del organismo concluyó: “No nos extraña que el Grupo Clarín, apañado por fallos judiciales que le permiten seguir dominando el mercado de medios, esconda esta realidad a sus televidentes; porque ellos necesitan de la mentira para descalificar la ley que vino a democratizar la palabra en Argentina”.
“Esto permitirá ampliar la oferta de señales, hacerla más plural y diversa”, dijo Sabbatella.
Fue el momentazo de la gala. Las estatuillas hechas de bloques de Lego acabaron siendo más cotizadas que los Oscar reales y el mejor premio de consolación para los nominados. http://cinemania.es/noticias/como-se-hicieron-los-oscar-de-lego-de-los-oscar-2015/
Irónicamente, dos de las películas más ignoradas por la Academia a la hora de repartir nominaciones fueron las que brindaron a la gala de los Oscar 2015 sus escasos momentos memorables. Una fue Selma,con la tremenda interpretación de la canción Glory por parte de John Legend y Common, más su discurso al recoger el premio de Mejor canción original. La otra fue La Lego película, también con una actuación musical sensacional, Tegan & Sara con The Lonely Island cantandoEverything Is Awesome,y la jugada maestra de la noche: un reparto indiscriminado de estatuillas de Oscar hechas de Lego entre un emocionado patio de butacas.
Oprah alucinó al recibir su estatuilla. Emma Stone se abrazó a la que le tocó cual premio de consolación por perder el eunuco dorado al que estaba nominada. Igual que Felicity Jones y Steve Carrell, a quien Channing Tatum le hizo una pequeñaphotobomb con la suya. Bradley Cooper, Meryl Streep y también Clint Eastwood… En pocas palabras, esos bloques de ladrillos amarillos lograron hacer a todo el mundo feliz.
¿Quién fue el responsable de su construcción? Nathan Sawaya, un artista especializado en la construcción de impresionantes figuras de Lego, autor del que enseñó el director Phil Lord en Twittercuando La Lego película no fue nominada en la categoría de animación. Los responsables del filme acudieron a Sawaya para que les ayudara a dejar huella en la ceremonia. Vaya si lo consiguieron. El propio artista ha publicado en YouTube un vídeo en rápido time-lapse de la construcción de una de las estatuillas que, no nos cabe duda, estuvieron más cotizadas que las reales el pasado domingo.
"Birdman", del mexicano Alejandro González Iñárritu; "El gran hotel Budapest", de Wes Anderson, Eddie Redmayne por "The Imitation Game" y Julianne Moore por "Siempre Alice" triunfaron el domingo en la gala de los premios Óscar.
A continuación, los ganadores de la 87a entrega de los premios de la Academia, que se entregaron este domingo en el teatro Dolby de Hollywood: