Liliana Mazure, titular del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, anunció la adquisición por parte del organismo del tradicional cine Gaumont, en Rivadavia 1635, que funciona como Espacio Incaa Km 0.
La compra del inmueble, largamente esperada, fue comunicada en la inauguración de la temporada número 60 del Cine Club Núcleo, previo a la proyección de "Django sin cadenas", de Quentin Tarantino, ante una sala repleta.
En abril del año anterior, legisladores capitalinos del Frente para la Victoria reclamaron que el cine, cuyo primer edificio fue levantado en 1912 y albergó numerosos estrenos mudos del séptimo arte nacional, tuviese una "protección estructural" de la Legislatura para evitarle otro destino.
La sala se inauguró como Cine Plaza Congreso y fue rebautizado Cine Gaumont en 1922, no obstante esa construcción fue demolida en la década del 30 y reabierta en el mismo predio en 1946.
Según relatan historiadores, el nombre fue tomado del Palace Gaumont, cine parisino abierto en 1911 por Léon Gaumont, inventor e industrial francés y uno de los pioneros de la industria del cine.
En 1956 adoptó el sistema Cinemascope y en 1964, puesto a nuevo, inauguró su enorme pantalla cóncava para proyectar películas en Súper Cinerama como "El mundo está loco, loco, loco, loco", de Stanley Kramer, que permaneció más de un año en cartel.
En 1995 se dividió en tres salas y en 2003 fue alquilado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), que lo transformó en Espacio Incaa Km 0, uno de los más importantes polos para la difusión del cine nacional y de producciones artísticas extranjeras.
http://periodicovas.com/quieren-demoler-el-gaumont/
Publicado el 8 de junio de 2012
El cine está ubicado en la Comuna 1 sobre avenida Rivadavia 1635 frente a la plaza de Los Dos Congresos. La posibilidad de su desaparición conmocionó a millares de porteños. ¿Se iba a demoler el último cine tradicional en uso de la Ciudad? ¿El cine donde empezó el Cinerama? ¿El cine donde iban nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros mismos? Y cae el recuerdo de cuando éramos chicos y quedábamos extasiados por esa pantalla tan grande donde podían ocurrir todas las cosas. Pero resulta que también frecuentamos el Gaumont ahora, porque es el primer difusor del cine nacional y latinoamericano, y además porque funciona allí el Cine Club Núcleo, que proyecta pre-estrenos notables de todo el mundo. Las tres salas del Gaumont convocan a 500.000 espectadores por año. ¿Entonces, si la memoria colectiva lo señala como patrimonio cultural y además tiene un importante desempeño en la actualidad, cómo es posible que se lo demuela? Resulta inconcebible, parece un ataque a la sociedad. Pero como es común en esta Ciudad la demolición, el abandono, o el cambio de destino de referentes culturales que producen pertenencia e identidad social, había que averiguar.
La noticia de la demolición surgió de un hecho concreto: a mediados de abril apareció una mesa junto a la boletería del Gaumont, con un tremendo cartel que decía: “EVITEMOS EL CIERRE DEL CINE GAUMONT / Solicitamos su firma para declararlo monumento histórico”. Había también un volante explicando que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) alquilaba el edificio Gaumont y que sus dueños no renovarían el contrato de locación vigente hasta el 2013. A continuación, el volante invitaba a participar en la Audiencia Pública a realizarse en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires el 25 de abril para tratar La Protección Estructural al cine Gaumont, en el marco del Proyecto de Ley presentado por el diputado Juan Cabandié (FpV), que se tramita por expediente Nº 1982/2011.
La noticia tenía fundamento. Se juntaron miles de firmas y cientos de personas llenaron el salón Libertador de la Legislatura el día de la Audiencia. Algunos de los que hablaron con elocuencia para defender el espacio fueron: Ana Celentano, Pablo Echarri, Luís Puenzo, Alejandro Sammaritano (director de Cine Club Núcleo), Pablo Mazzola (funcionario del INCAA), Graciela Borges y Ana María Picchio, que agradeció a “este santo de Juancito”, refiriéndose al diputado Cabandié, por proteger el cine. Cabandié habló a continuación, se hizo eco de los argumentos, y destacó a Liliana Mazure como la autora del proyecto. Al día siguiente el diario La Nación publicó una nota sobre la Audiencia donde Liliana Mazure hablaba de la intención del INCAA de comprar el Gaumont, tarea difícil por la gran cantidad de propietarios, quienes “habrían manifestado su interés en no renovarles el contrato para destinarlo a otros usos”.
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