A fines del siglo XIX, grupos de kawésqar, mapuche, tehuelche y selk’nam fueron secuestrados y llevados a Europa para ser exhibidos en sus grandes ciudades como curiosidades. El 2008, el director Hans Mülchi y el investigador Christian Báez, repitieron el recorrido de esos antiguos prisioneros, que –en su mayoría- murieron lejos de sus tierras, producto del hambre, las enfermedades y el maltrato. A raíz de este descubrimieto, la comunidad kawésqar de Punta Arenas se movilizó hasta conseguir que los restos de cinco de sus ancestros, que permanecían en Zürich, fueran restituidos.
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