domingo, 30 de marzo de 2014

Lita Stantic, la mujer que le toma el pulso al cine argentino

Organizado de modo rapsódico y acronólogico, El cine es automóvil y poema se aproxima a la vida y obra de la productora argentina de cine como por tangentes, a través de testimonios y anécdota. 

http://tiempo.infonews.com/2014/03/30/suplemento-cultura-121526-lita-stantic-la-mujer-que-le-toma-el-pulso-al-cine-argentino.php



Qué es un productor? "El que pone la plata para que se haga una película", responderán quienes siguen enrevesando las figuras de productor y financista. "El que la pone no; el que la gestiona", preferirán los más avispados. 

Efectivamente, es el productor el que se ocupa de armar la cada vez más complicada ingeniería que permite que una película salga del cascarón. Uno de los personajes más respetados en un ambiente en el que el prójimo suele estar más sospechado que respetado, Lita Stantic (Buenos Aires, 1941) da, en cambio, una definición asombrosamente poco material para un rol tan vinculado a cifras, presupuestos y programaciones. "El productor es el que ayuda a pensar al director", dice Stantic en El cine es automóvil y poema, reciente edición --a cargo de Máximo Eseverri y Fernando Martín Peña-- en la Colección Cosmos de Eudeba. 

Definición asombrosa y, en su caso, bastante más que una frase para la tribuna. A pensar la película se dedicó Stantic durante años junto a María Luisa Bemberg, y, de mediados de los '90 para acá, al lado de varios de los más eminentes renovadores del cine argentino: Pablo Trapero (lo ayudó a finalizar la consagratoria Mundo Grúa), Lucrecia Martel (le produjo La ciénaga y La niña santa), Adrián Caetano (lo ayudó a finalizar Bolivia, le produjo Un oso rojo), Diego Lerman (Tan de repente). 

¿Y a Stantic quién la ayudó a pensar? Porque Stantic, que desde que se vinculó con el cine, a mediados de los '60, nunca pensó en dirigir, terminó haciéndolo. Una única vez, que dio por resultado una de las películas más valiosas en relación con el tema de la memoria de los '70: Un muro de silencio, estrenada en 1993 y menos vista de lo que merecía. Esta edición se ocupa de remediarlo, acompañando las 199 páginas del libro con una edición remasterizada de la película en DVD, que incluye comentarios de la realizadora y varios de sus colaboradores, además de dos de sus cortos inéditos de los '60.

Organizado de modo rapsódico, acronólogico, El cine es automóvil y poema (bella cita de René Clair, referida a la doble naturaleza, industrial y artística, de lo que algunos llaman séptimo arte) se acerca a la vida y obra de Stantic como por tangentes: largos testimonios personales, recuerdos y anécdotas de infancia, los padres eslovenos, su experiencia junto a los cineastas del Nuevo Cine Argentino, su no tan conocido carácter de militante desde fines de los '60, algún artículo de la época, un diario de rodaje del largo Los Velázquez, que su marido, el cineasta Pablo Szir, iba a dirigir antes de su desaparición, un extenso y lúcido análisis del cine en democracia y un capítulo entero dedicado a poner en contexto, glosar y analizar Un muro de silencio. Todo sobre Lita, pudo haberse llamado esta edición de Eudeba.

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