domingo, 9 de marzo de 2014

Se cumplen 66 años del estreno de la película Dios se lo pague

El éxito que perdura


Aniversario de Dios se lo pague. Se cumplen 66 años del estreno de la película Dios se lo pague, film de la época de oro del cine argentino y de enorme repercusión en el público y la crítica. Analizan este fenómeno José Martínez Suárez, director del Festival de Cine de Mar del Plata; Carlos Mentasti, hijo del productor del film, y Pablo De Vita, investigador del Museo del Cine.



Arriba:gentileza Museo del Cine// Medio izq.:gentileza Argentina Sono Film//Medio der.: José Martínez Suárez//Abajo izq.: Carlos Mentasti//Abajo der.: Pablo De Vita

Fuente: http://sur.infonews.com/notas/el-exito-que-perdura

Un linyera, arrumbado en la escalera de una iglesia, le dice a un amigo recién llegado, “el día que la gente se entere de lo que ganan los mendigos la competencia se va a poner imposible”. 
La ácida ironía define el estilo del largometraje argentino Dios se lo pague, filmado en blanco y negro y estrenado el 11 de marzo del año 1948 con un enorme éxito de público en la taquilla nacional e internacional. La película se basó en la obra de teatro del brasileño Joracy Camargo, y tuvo como director a Luis César Amadori, quien junto a su esposa y actriz principal del film, Zully Moreno, formó durante muchos años una pareja clave del cine argentino, tanto adelante como detrás de cámara. El actor protagonista de Dios se lo pague fue el mexicano Arturo de Córdova, un importante galán de la época que ya contaba con varios trabajos en distintos puntos de Latinoamérica y en Hollywood. La reunión de esta pareja de actores de tanta trayectoria, con un equipo técnico sólido y un consagrado director, tuvo como empresa productora a Argentina Sono Film, uno de los estudios de realización cinematográfica más importantes de la Argentina, a cargo de los hermanos Mentasti.

El linyera filosófico, personificado por De Córdova, es el gran protagonista del film. Detrás de ese hombre sucio de ropas andrajosas hay mucha experiencia de vida y en distintos niveles sociales. Con ello logra sorprender a su amigo, menos inteligente, con un amplio abanico de consejos y artimañas para logar que los ricos y poderosos le brinden sus limosnas. Cada vez que recibe una, agradece siempre con la misma frase: “Dios se lo pague”. Pero el protagonista no sólo busca dinero sino también amor, y quedará prendado de la belleza de la jovencita Nancy (representada por Zully Moreno), quien todas las noches va primero a rezar a la iglesia por su suerte y luego cruza la plaza que separa al templo de una biblioteca, donde funciona un casino clandestino. Nancy quiere dinero, joyas, sirvientes y amor –en ese orden–, pero no tiene suerte ni en el azar ni en el amor, y el linyera se convierte en su protector por los recursos millonarios que él tiene a su alcance. 
El film toma el camino de un melodrama clásico, donde los conflictos amorosos, las mentiras y la venganza son los ejes narrativos. Pero la gran capacidad de Amadori, y del guionista a cargo de la adaptación, Tulio Demicheli, fue no dejar de lado el contexto político de la realidad, haciendo referencias explícitas a través de los diálogos de los personajes sobre las medidas sociales favorables a la clase obrera tomadas por el presidente Perón. Incluso por ser el dinero el objeto central del film, como sucede en la mayoría de las obras de Amadori, se da una interesante representación de las diferentes clases sociales: están los ricos, que todo lo pueden; los pobres, que piden limosnas, y los obreros, que aun trabajando día y noche no les alcanza para vivir tranquilos. Por supuesto, no faltan los empleados de hoteles, quienes junto a los mayordomos y mucamas de las grandes familias representan a seres sumisos sin vida personal.

En Dios se lo pague, cine y política se fusionaron en los niveles justos para atraer al público masivo y a los interesados en profundos cambios sociales. 
La obra de teatro original tenía una propuesta importante de debate sobre el sistema capitalista, que la adaptación al cine suavizó, agregando mucha más historia amorosa. Y la mezcla resultó atrapante para los latinoamericanos, según consta en los diarios de la época: en el Distrito Federal mexicano se mantuvo cinco semanas en salas, lo que la situó entre las más exitosas del año; en Río de Janeiro tuvo un estreno excepcional en ocho salas y permaneció en cartelera por lo menos siete semanas, y en San Pablo el impacto se repitió con seis salas de primera línea. 
Era el auge de los estudios cinematográficos de Buenos Aires y México, la “época de oro” (1930/1950) del cine de estos países, un fenómeno que coincidió, no casualmente, con el apogeo del nacionalismo latinoamericano, representado por Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil y Lázaro Cárdenas en México. 
La religión también ocupó un lugar destacado en el film de Amadori: el linyera decide limosnear en la escalera de una iglesia por las noches porque “los ricos hacen los grandes negocios de día pero los planean de noche, entonces vienen a pedir ayuda y dan unas monedas para que les vaya bien... Si no necesitaran algo no darían nada”, dice en el inicio del largometraje. La crítica social hacia los poderosos no incluye al cristianismo, otra diferencia relevante con el escrito del brasileño Camargo. Por el contrario, Amadori lleva al pie del altar a sus personajes para que opten por la redención y conversión, toda una definición en favor de la iglesia.

La pareja protagónica mexicano-argentina se convirtió en un símbolo de esa “época de oro”. Tanto, que volvieron a trabajar juntos en otros filmes: Nacha Regules (1950), otro melodrama social, filmado en estudios porteños, y María Montecristo (1950), rodado en los estudios mexicanos Azteca, ambos dirigidos también por Luis César Amadori. Pero el éxito no era novedad para ellos. 
Zully Moreno ya había actuado en más de veinte películas, como Los martes, orquídeas (1941), junto a Mirtha Legrand; Celos (1946), por la que fue premiada, y Nunca te diré adiós (1947), dirigida por Lucas Demare. Moreno también fue una actriz popular por su abierta cercanía con el movimiento peronista. Incluso por su cabellera rubia y su particular belleza muchas veces se la comparó con Eva Duarte. 
El mexicano Arturo de Córdova tenía en su haber más de treinta películas antes de su primer encuentro en la ficción con Moreno, de hecho Hollywood lo convocó en el año 1943 para participar en Por quién doblan las campanas, basada en la novela de Ernest Hemingway, donde compartió elenco con Ingrid Bergman y Gary Cooper. Aún muchas mujeres recuerdan su voz profunda con un ligero acento argentino, distintivo y propio, producto de haber vivido en nuestro país de los once a los veinte años de edad. 
Luis Cesar Amadori, antes de 1948, ya había escrito y dirigido películas con Luis Sandrini (El canillita y la dama, 1938), Niní Marshall (Hay que educar a Niní, 1940) y Hugo del Carril (La canción de los barrios, 1941), entre otras. Luego del triunfo del golpe de Estado del año 1955 Amadori fue perseguido, encarcelado y torturado por los militares, dada su afinidad con el peronismo. Tras su liberación, partió al exilio en España con Zully y su pequeño hijo, donde también hizo una importante y extensa carrera audiovisual.

Dios se lo pague obtuvo muchos premios nacionales e internacionales. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina le dio el año de su estreno los premios a mejor película, director, actor, actriz y actor de reparto. Incluso la envió a los premios Oscar de Hollywood, donde aún no existía la premiación a la mejor película extranjera pero sí se la nominó a un reconocimiento. La Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina le dio varios galardones Cóndor en rubros similares a los de la Academia. En el Primer Certamen Hispanoamericano de Madrid ganó como el mejor film argentino y fue exhibida en el Festival Internacional de Venecia. Más de treinta años después, en el año 1981, este increíble fenómeno audiovisual llegó a Argentina Televisora Color (ATC, hoy la Televisión Pública) en formato de telenovela, protagonizada por Víctor Hugo Vieyra, Leonor Benedetto y Federico Luppi. En el año 1998, la televisión colombiana realizó su propia versión.
Se cumplen 66 años de la llegada a la pantalla grande de Dios se lo pague, y continúa siendo un ejemplo ineludible para la construcción de la industria cinematográfica argentina.
José Martínez Suárez
“Yo estuve en el estreno”
60 12 04 Cine Imperio estreno de la Pelicula dios se lo Pague Col 22 613x480 A propósito del Día Nacional del Cine, en Maracaibo las antiguas salas ahora son iglesias de Dios o templos del olvido (Fotos)
Cine Imperio, estreno de la Película dios se lo Pague, Col. José Urdaneta // Foto: Acervo Histórico del Zulia
José Martínez Suárez es un reconocido docente y realizador audiovisual, que escribió y dirigió grandes éxitos como Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, Bárbara Mujica y Mario Soffici, entre otros. Con casi 90 años continúa infatigablemente dedicado al séptimo arte, ahora como presidente del Festival de Cine de Mar del Plata, el evento cinematográfico más importante de nuestro país. 
En el año 1948 estuvo en el estreno de Dios se lo pague y en su memoria se mantiene destacado ese momento: “Esa noche estuve en el cine teatro Gran Rex acompañando a una de mis hermanas, Mirtha ‘Chiquita’ Legrand, quien había sido invitada”, sostiene orgulloso Martínez Suárez. “Fue una jornada fervorosa, había tanta gente en la sala como en el hall de entrada. Sumando a los fotógrafos, que serían por lo menos cuarenta, a los periodistas y a la gente que se agolpaba en la calle para curiosear el evento, en total debemos haber sumado unas mil quinientas personas, por lo cual además es probable que se haya cortado el tránsito. De por sí, los estrenos de películas argentinas eran un espectáculo, se utilizaban enormes reflectores para iluminar las fachadas de los cines y la llegada de las estrellas. En esa época había un gran fervor por el cine argentino, se estrenaba una película argentina por semana, pero particularmente este film antes de su estreno ya se valoraba como una gran obra .

–¿Por qué?

–Amadori, antes de este film, ya era el número 1 del cine argentino, y Zully ya venía con presencia de estrella. Y con esta obra terminan por consolidarse, porque fue un impacto de un estruendo impresionante, por su repercusión tanto en el público como en la crítica. Sus funciones eran continuos desfiles de espectadores, incluso muchos la vimos más de una vez. La tenías ver porque, si no, en las reuniones sociales te quedabas afuera de las conversaciones. Fue una de las creaciones más grande de Amadori, quien siempre fue un director de una calidad superior, particular, un hombre culto, instruido, sagaz, conocedor de su oficio.

–¿También hay una gran valoración de su realización técnica?

–Sí, los responsables de los principales rubros técnicos eran profesionales de primera categoría. El escenógrafo fue Gori Muñoz, el director de fotografía Alberto Etchebehere, la dirección musical estuvo a cargo de Juan Ehlert y el montaje lo realizó Jorge Garate, quien era jefe de montadores de Sono Film y realizó un montaje hábil y ágil. Amadori, además, se mantenía muy cerca del proceso de montaje. Aunque el destello de la película fue la temática y las interpretaciones, Amadori hizo una gran película también porque trabajó con un gran equipo.

Carlos Mentasti
Los productores
Argentina Sono Film fue fundada y dirigida por los hermanos Ángel Luis y Atilio Mentasti, quienes desde principios del siglo XX decidieron producir y distribuir cine argentino de calidad y con actores y actrices de gran popularidad. Dios se lo pague fue uno de sus grandes éxitos y continúa siendo una referencia para Carlos Mentasti, actual director de la productora e hijo de Ángel. “Fue un quiebre para el cine argentino del momento”, sostiene Carlos. “Un film ovacionado por el público argentino, que recorrió gran parte del mundo y se convirtió en una bandera cinematográfica para nuestro país. Para mí es una película entrañable; cuando yo era un niño solían visitar mi casa Zully y Amadori, y hablaban muchísimo de esta película con mis padres. Entonces, a fines de la década del ’80 decidí homenajearlos a todos ellos y reestrenarla, con una versión restaurada, en el cine Plaza de Corrientes y 9 de julio. Estuvo cuatro semanas en cartel, lo cual para la época fue importante.”

–¿Por qué considera que tuvo tanto éxito el film en su estreno original?

–Aprendí con esta película que la industria productora del cine argentino tiene éxito cuando hay una identificación del público con las obras. Tienen que estar presentes los genes argentinos, nuestras raíces y cotidianeidad, con lo que soñamos todos, como encontrarte con una persona que pide limosna y termina transformándote la vida. Esa misma identificación continúa en la actualidad con todas las películas argentinas que han sido éxito de público.
Pablo De Vita
“Uno de los grandes filmes de su época”
Pablo De Vita es investigador del Museo del Cine de la Ciudad de Buenos Aires, y no duda en calificar a Dios se lo pague como uno de los grandes filmes de la época dorada del cine argentino.

“Tuvo la mano maestra de Luis Cesar Amadori, un gran contador de historias”, sostiene De Vita. “Además, la presencia del baluarte del cine mexicano Arturo de Córdova, primerísima figura en su país, quien por eso cumplió un rol muy importante en la difusión internacional del film. Y la propaganda ya era importante antes de filmar una película porque en esa época los filmes se vendían en todo nuestro continente antes de que se realizaran, y esto significaba gran parte de su financiación. En las décadas del ’40 y ’50, Argentina y México se disputaban los productos.”

–¿Qué lo distingue de otros filmes de la época? 

–Es una síntesis muy interesante del llamado cine argentino de los teléfonos blancos, que era almibarado, edulcorado, de grandes escaleras, de fastuosidad ambiental, a lo cual Amadori sumó una veta de denuncia, de realismo social, a partir de la figura del mendigo con su tan particular doble vida. Es decir, es una película que responde muy bien al cine en formato cuento de hadas con una mirada inteligente en cuanto a lo social. Todo eso le brindó a la película la posibilidad de erigirse hasta hoy como uno de los grandes clásicos del cine nacional.

–¿Cómo funcionaba Argentina Sono Film en aquel tiempo?

–Esta productora respondió al estilo de los grandes estudios de Hollywood, con las adaptaciones temáticas que requería nuestra sociedad. Argentina Sono Film, como su nombre lo indica, nació con el cine sonoro, al igual que Estudios Lumiton, y son dos de los grandes emblemas de la época, generadores locales del modelo industrial del cine en la Argentina. Fue el cine de los estudios, del star system local, los actores y las actrices se convertían en estrellas y firmaban contratos exclusivos por varios años para hacer muchos filmes.

Fuente: WIKIPEDIA.

Dios se lo pague es un film argentino del año 1948 dirigido por Luis César Amadori, protagonizado por Zully Moreno y Arturo de Córdova.
Es una adaptación de la obra teatral "Dios se lo pague" de Joracy Camargo.
5 Premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina.
•Mejor película.
•Mejor director.
•Mejor actor Arturo de Córdova.
•Mejor actriz Zully Moreno.
•Mejor actor de reparto Enrique Chaico.
Además la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina otorgó 3 plaquetas académica y diplomas por sus contribuciones a la película:
•Sonido: Tulio Demicheli, Alberto Etchebehere, Juan Ehlert, Mario Fezia y Carlos Marín.
•Montaje: Jorge Garate.
•Cámara: Roque Giacovino.
Certamen Hispanoamericano de Madrid
Mejor film argentino.

Fue la primera película argentina enviada a participar en los premios Oscar. Se estrenó el 16 de marzo de 1948 en Mar del Plata, inaugurando el Primer Festival de Cine Argentino, organizado por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

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