domingo, 30 de noviembre de 2014

REALIZADORES ARGENTINOS Y FRANCESES FIRMAN UN ACUERDO

Aprender e intercambiar experiencias

El Proyecto Cine Independiente, que reúne a muchos de los más importantes cineastas argentinos, firmará un convenio con sus pares franceses de Association du Cinéma Indépendant pour sa Diffusion, L’acid. Y a partir de hoy harán un ciclo conjunto.
https://www.facebook.com/PCIcine
Por Oscar Ranzani
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-34107-2014-11-29.html
Además de haber obtenido la Cámara de Oro en el Festival de Cannes de 2011 por Las acacias, Pablo Giorgelli también recibió el premio de L’acid en la Semana de la Crítica en la misma edición del prestigioso certamen. A partir de entonces, el cineasta argentino siguió en contacto con esta agrupación que tiene más de 300 salas en Francia, con suficiente margen para distribuir las películas que premia y, a su vez, largometrajes franceses de sus asociados. El vínculo continuó y el secretario de PCI, Daniel Rosenfeld (director de Cornelia frente al espejo) se reunió en Francia con los miembros de L’acid. “Les propuse hacer un acuerdo”, anticipa. Y así surgió la idea de generar una mesa de trabajo por dos años a través del acuerdo que se firmará el martes 2 de diciembre a las 14.30 en el marco de Ventana Sur.
Dos asociaciones de directores, una francesa y la otra argentina, firmarán un acuerdo de acción conjunta para colaborar en el mejoramiento de las condiciones de estreno y exhibición de sus respectivos largometrajes. Una de ellas es el PCI (Proyecto Cine Independiente), que tiene entre sus miembros a más de setenta directores de la talla de Lucía Puenzo, Diego Lerman, Natalia Smirnoff, Celina Murga, Ana Katz, Pablo Giorgelli, Anahí Berneri, Andrés Di Tella, Ariel Rotter, Edgardo Cozarinsky y Santiago Loza, entre muchos otros. Esta asociación fue creada en 1998, no como un grupo estético sino como una manera de agrupar a varios de los realizadores que renovaron la cinematografía argentina. En tanto, la Association du Cinéma Indépendant pour sa Diffusion L’acid es una entidad francesa de cineastas que desde hace 22 años apoya la distribución en salas de cine independiente y trabaja para que se produzca el encuentro entre sus películas, críticos y el público. Además, desde 1993, L’acid tiene su propia programación dentro del Festival de Cannes y entrega también allí su prestigioso premio en La Semana de la Crítica.
¿En qué consiste ese acuerdo? “Hace más de veinte años, ellos son una asociación de directores como nosotros, pero focalizaron su trabajo en encontrar distribución y exhibición para películas, muchas de las cuales ganaban en festivales como, por ejemplo, el de Cannes, pero no siempre podían acceder a la cantidad de salas que, a lo mejor, merecían”, cuenta Rosenfeld. “El trabajo de fondo que ellos hicieron fue el de pensar y reflexionar sobre problemas y soluciones de la exhibición y distribución. Y hay algo de ese modelo que nosotros tenemos que aprender y parte del acuerdo es hacer una mesa de trabajo durante dos años y proyectar películas de ellos también en el ciclo que programa el PCI con El Cultural San Martín. Y sobre todo, aprender el trabajo de campo que ellos hicieron durante todos estos años y ver si es posible replicar acá una especie de red de salas porque ése es el gran problema que tienen todos los directores de todas las asociaciones: tiene que ver con el tiempo que las películas, a veces, están en cartel”, agrega Rosenfeld.
El presidente de la Asociación de Directores PCI, Benjamín Avila (director de Infancia clandestina), comenta que, a partir del acuerdo, se va a generar la mesa de trabajo “donde ellos van a contar la experiencia, la historia y los pasos que fueron dando”. El cineasta argentino afirma: “También hablaremos sobre las ideas que nosotros estamos teniendo para el año que viene. Estamos hablando con distintas provincias por el inicio de una red real que concretamente podamos replicar lo que venimos haciendo en el Centro Cultural San Martín: desde hace dos años, el último miércoles de cada mes se preestrena una película en la Sala del C. C. San Martín y se pasa durante todo el mes. La idea es replicar eso, pero en varias ciudades al mismo tiempo”, cuenta Avila.
Como parte anticipada del acuerdo, desde este sábado y hasta el miércoles 3 de diciembre se desarrollará el ciclo Puente de Cineastas en Buenos Aires, con la proyección de seis largometrajes de realizadores nucleados en L’acid, mientras que el año que viene se programará un ciclo similar con películas de directores del PCI en Francia. La apertura del ciclo será hoy, a las 20, con la proyección del documental Bovinos, o la verdadera vida de las vacas, de Emmanuel Gras, quien estará presente junto al presidente de L’acid, Frederic Ramade. El film intenta desentrañar, como bien señala el título, la verdadera vida de las vacas más allá de lo que se conoce sobre los bienes necesarios que producen para la supervivencia humana. El domingo, a las 18, se exhibirá otro documental, En nuestras manos, de Mariana Otero, que refleja una historia que tiene mucho que ver con aquella Argentina post 2001 de las fábricas recuperadas: frente a la quiebra de una fábrica de lencería, los trabajadores deciden defender sus puestos formando una cooperativa. La batalla del Solferino, de Justine Triet, ganadora del Premio César a la Mejor Opera Prima, se proyectará el domingo a las 20. Es una ficción ambientada en las elecciones presidenciales de 2012: una periodista de TV cubre la jornada y justo ese día su ex marido reaparece pidiendo ver a sus dos hijas.
El primer día de diciembre a las 20 será el turno de Estar ahí, de Regis Sauder. Es un documental que refleja el trabajo de psiquiatras y terapeutas ocupacionales que se desempeñan en un centro de detención en Marsella, donde reciben a los prisioneros que se convierten en pacientes durante el tratamiento. Otro de los documentales es La escala, de Kaveh Baktiari, programado para el martes 2 a las 20: en Atenas, el pequeño departamento de un inmigrante iraní se convierte en el espacio de tránsito de otros migrantes que no tienen documentos. El ciclo cierra el miércoles 3 a las 20 con El verano de Giacomo, de Alessandro Comodin. Se trata de una ficción que sucede durante un día de verano compartido por un joven sordo de 19 años y su amiga de la infancia, quienes se pierden del lugar donde estaban de picnic y no encuentran el camino de regreso.
Daniel Rosenfeld explica que es un trabajo a realizar por parte del PCI estudiar aquellas buenas experiencias de la institución francesa. Pero que, sin embargo, “hay algo que es importante también: comprender que los hábitos culturales cambiaron”, dice. Y lo argumenta así: “Hoy la gente no sale corriendo de jueves a domingo a ver las películas. Y la media en cartel empieza a causar estragos porque hace que las películas no puedan continuar. Eso les pasa a un montón de films con actores de renombre, películas que han ganado en el Festival de Berlín y también argentinas. Entonces, el espectro de ese problema es muy grande y el trabajo que hay que hacer no sólo incluye una red de salas, sino también algo que tiene que ver con la educación en el sentido menos pretencioso de la palabra: que toda la gente de todos los lugares pueda tener acceso a relacionarse con diferentes modos de relatos y a un contacto más directo con los realizadores”.
En el mismo sentido, Avila subraya que una de las cosas que más les preocupa no sólo a quienes integran el PCI, sino a todo el ámbito del cine nacional es el gran problema del cine en este momento. “No es un problema de distribución sino de exhibición. El debate y la discusión siempre se centran en la posibilidad de distribuir o no distribuir cuando, en realidad, es un problema de exhibición, muy real y muy concreto. Y los parámetros de la problemática son muy evidentes. Por lo tanto, hay dos cosas. Una tiene que ver con que, a partir de esta experiencia nueva, nosotros podamos empezar a aprender y también reflexionar hacia adentro maneras diferentes de poder entender la exhibición. Experiencias como las del Malba o el San Martín garantizan que el boca en boca funciona, que películas chicas pueden tener un público real y genuino y que pueden llegar a tener un volumen de público bastante grande. No son sólo cuatro funciones y ya está, que eso es lo que sucede con las otras películas cuando salís al circuito comercial tradicional. Pero éste no es un circuito alternativo de creación, sino que tiene que ver con poder instalar otra manera de exhibir”, concluye el presidente del PCI.

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