CUEVANA
En principio, la cosa es simple. Prendés la computadora, ponés Cuevana, buscás tu serie o película elegida y cliqueás Play. Ni el VHS eran tan sencillo. Sin embargo, lo que es complejo es la polémica que se generó tras los últimos sucesos que involucraron a la popular página para ver cine y TV on line y la discusión que despierta en el país, similar a la que se dio con el juicio a Taringa! y a la que se desarrolla en otros países, como España con la Ley Sinde y EE. UU. con la ley SOPA (Stop Online Piracy Act). Pero nos enfoquemos en Cuevana y vamos por partes.
Desde el domingo, se dieron varias noticias que involucran al popular sitio creado en Córdoba por el sanjuanino Tomás Escobar. Primero, se anunció que Telefé iba a presentarle una demanda, que iba a ser la primera en la historia de Cuevana. Hasta el cierre de esta edición, la demanda no se había concretado formalmente, y varios indicaban que la fuerte respuesta de los usuarios, que hicieron estallar el tema en Twitter y Facebook, fue el motivo que frenó su avance.
Paralelamente, la página fue hackeada y empezó a circular un video con dos encapuchados, que amenazaban con dar de baja la página. Sobre el episodio, Tomás Escobar aclaró en un comunicado que un usuario subió el link a ese video, pero que ya estaba dado de baja. Finalmente, aclaró que el rediseño del sitio debió adelantarse y que a eso se deben los problemas. "Estamos haciendo todo lo posible para que podamos seguir compartiendo más contenidos, más cultura, siempre del lado del usuario".
La discusión es ardua y amplia. El contenido es el mismo: películas, series, cultura. La herramienta para verlas cambió, ya no es la sala, ni la TV, ni el videoclub, es la computadora, pantalla que navega por las profundas aguas de Internet. Pero también cambió la denominación de quien mira, ya no somos espectadores ni televidentes, ahora somos "usuarios". Y si algo queda claro, en estos días, es que los usuarios tienen también otros canales para hacerse escuchar, y la abstinencia de Cuevana los hizo reaccionar y quejarse como si les hubieran cortado el agua. ¿Cómo divide las aguas esta polémica?
DISCUSIÓN
De un lado, están quienes sostienen que la existencia de estos sitios (Taringa!, Cuevana) viola la Ley de Propiedad Intelectual 11.723 y se mueven fuera del marco de lo legal. "No se trata de decir Cuevana sí o no, todo puede funcionar en la medida en que no violen los derechos de terceros. Cuevana sube material protegido por esta ley sin pagar, entonces sí viola derechos de terceros. Sobre todo porque otros sistemas legales hacen lo mismo pagando, como Netflix", argumenta Martín Carranza Torres, director del estudio Carranza Torres y Asociados.
Del otro lado, están quienes sostienen que dicha ley, creada en la década de 1930, fue elaborada para proteger la industria editorial de entonces y que no puede aplicarse tal cual en el contexto actual y menos a Internet. "Es una de las leyes de derecho de autor mas restrictivas del planeta. Utilizarla en Internet es un abuso, porque los legisladores no tuvieron en cuenta Internet ni nada parecido cuando la hicieron. Encuadrar la actividades industriales que la ley contempla en el marco de lo privado es un error", plantea Federico Heinz, presidente de la Fundación Vía Libre.
La discusión tiene detalles complejos. Por ejemplo, si se considera que poner al alcance del usuario los links equivale a un delito o no (Cuevana no "sube" ni "tiene" las películas, sino que indica al usuario dónde está el link para verla). Eso incumbe a otros motores de búsqueda e indexadores, como el mismísimo Google, que también enfrentó demandas similares antes.
Para Juan Manuel Lucero, consultor y columnista en Internet, negocios y tecnología, si se cierra Cuevana, aparecerán 10 sitios más iguales. "Es complejo. El contenido de Cuevana no es propio, desde ese punto de vista, infringen la ley como la entendemos. Pero ha cambiado tanto el modelo de distribución de contenidos que las leyes ya no lo reflejan". Ya añade: "Los creadores de Cuevana hicieron un sitio práctico, ordenado, fácil y que da cuenta de una necesidad. La inteligencia colectiva puede más que la restricción vigente. Eso hay que discutir".
Otra mirada sobre el tema es la del investigador del Conicet Ariel Vercelli que va más allá en la cuestión y plantea un tema de base a economías diferentes. La economía "clásica" de mercado, que sienta su lógica y leyes por la escacez de los bienes y productos que comercializa, regulados por el régimen de la propiedad. Y las nuevas economías, cuyos bienes y productos son abundantes e intelectuales, y se vincula con el derecho de copia e intelectual. Así de compleja es la discusión. Y nosotros que sólo queríamos ver una serie.
Dos opiniones: a favor y en contra
Repensar la ley de propiedad
Federico Heinz
Presidente de la Fundación Vía Libre
Presidente de la Fundación Vía Libre
Preguntarse si es o no legal es sumamente complicado porque en realidad Cuevana es una herramienta, es un servicio, si es o no legal depende de quién lo use y cómo. La ley 11.723 es sumamente restrictiva, impide confeccionar copias de las obras. En la década de 1930 era para la regulación industrial de imprentas y editoriales, es absurdo aplicarla ahora para las acciones de los individuos. La ley servía entonces para que haya más y mejores editoriales, para difundir mejor la cultura cuando había una sola forma de hacerlo. Distribuir cultura era una actividad industrial y comercial. Ahora aparece Internet, que nos permite distribuir cultura más barato, a más gente, sin problemas de logística, ni de stock. Nos aferramos a una legislación que hoy daña a su objetivo.
Cuevana no publica contenidos, publica links y provee una forma cómoda de ver los videos, pero en sí misma no confecciona copias. De modo que es dudoso si viola la ley de Propiedad Intelectual. La razón de que Cuevana sea exitosa no es porque sea gratis, es porque es más cómodo y tiene contenidos más amplios. Ellos son biblitotecarios, es una tarea encomiable. Sobre la ley 11723 y el régimen de Derecho de Autor, hay que desecharlos y pensarlos de nuevo, desde cero, desde qué queremos lograr hoy con eso.
Dañan derechos de tercerosMartín Carranza Torres
Director del estudio Carranza Torres y Asociados
Director del estudio Carranza Torres y Asociados
Cualquier emprendimiento comercial que tenga un fin de lucro o no tiene como característica principal la responsabilidad, no puede dañar los derechos de terceros, en este caso, de propiedad intelectual. Cuevana sube material protegido por la Ley de Propiedad Intelectual sin pagar derechos. El modelo de iTunes fue precisamente un hallazgo de una tecnología protegida por propiedad intelectual que permitió un acceso masivo a la música. No viola los derechos de nadie, genera difusión de cultura y protege la propiedad intelectual. Propiedad Intelectual y Libertad de Expresión no tienen por qué ser contradictoras. El negocio de los sitios de tráfico es el tráfico, por lo tanto quien esta encargado de controlarlo es el que lucra con él. Esa es la base de su negocio. El beneficio es publicitario. En el caso de Cuevana, la única manera de acceder a esos links es a través de ellos, y eso los convierte en partícipes necesarios de infringir la ley. La ley 11.723 de Propiedad Intelectual tiene una modificación del año 1996, cuando incorporó la protección de bases de datos y software. Hay tratados internacionales de Internet que obligan al país a tomar medidas que aún no han sido trasladadas a leyes. Va a hacer falta que las leyes se adapten a instituciones vigentes, pero de ninguna manera se soluciona esto derogando la Ley de Propiedad Intelectual.
Por Juliana Rodríguez
Fuente: La Voz del Interior
Más información: http://vos.lavoz.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario