El actor uruguayo Walter Vidarte, exiliado de la Argentina en 1974 por las amenazas de la Triple A, falleció el pasado fin de semana en Madrid, a los 80 años, a raíz de un cáncer de páncreas. Vidarte participó en algunas películas fundamentales del cine argentino como Alias Gardelito (1961, dirigida por Lautaro Murúa), Tres veces Ana (1961, David José Kohon), Hombre de la esquina rosada (1962, René Mugica), Martín Fierro (1969, Leopoldo Torre Nilsson), El dependiente (1969, Leonardo Favio), Operación Masacre (1973, Jorge Cedrón) y La tregua (1974, Sergio Renán, primera película nacional en ser nominada al Oscar), entre muchas otras.
Nacido el 18 de julio de 1931 en Montevideo, donde se formó en la Escuela de Arte Dramático y fue discípulo de Margarita Xirgu, Vidarte llegó a la Argentina en 1958 para trabajar en la película Procesado 1040, de Rubén W. Cavallotti. En televisión participó en la primera versión de Doña Disparate y Bambuco, de María Elena Walsh, junto con Perla Santalla. Después de haber actuado en Operación Masacre, basada en el libro homónimo de Rodolfo Walsh, y amenazado por la agrupación terrorista Triple A, Vidarte se exilió en España en 1974. Allí trabajó en cine con algunos de los más importantes realizadores del país, como José Luis García Sánchez, Jaime Chávarri, Alfonso Ungría, Pedro Olea y Carlos Saura. En España, sin embargo, era más reconocido como actor de teatro, sobre todo en la interpretación de clásicos en el Centro Dramático Nacional. Sus últimos trabajos en el CDN fueron Ante la jubilación, de Thomas Bernhardt, con dirección de Carme Portacelli, y dos montajes de Gerardo Vera, Madre Coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht, y El rey Lear, de Shakespeare. “Era un actor muy inteligente, tenía esa aspiración de grandeza en la actuación, algo que heredó de su insigne maestra, Margarita Xirgu, quien marcaba a sus alumnos esa sed de llegar a lo más alto y trascenderse a sí mismos”, declaró Alfredo Alcón al diario El País, de Madrid. “El lo tenía en su manera de actuar y de trabajar un personaje. La misma grandeza la tenía como persona, por su generosidad hacia los compañeros.”
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