miércoles, 1 de diciembre de 2010

El perseguidor, una pelicula de Víctor Cruz

Por: Miguel Frías
Fuente: Mar del Plata. Enviado especial de Clarin al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
reportaje del Martes 10, Noviembre 2009

La opera prima ficcional de Víctor Cruz, El perseguidor, empieza con una pareja mayor arrastrando un cadáver por el Delta, y tiene nervio, tensión y misterio, aunque no una construcción ni una resolución de thriller clásico. Por ahora, es la sorpresa de la competencia argentina. "Hice un coqueteo con el cine de suspenso, aunque no la pensé ciento por ciento como una película de género -explica el realizador-. Sí como un filme potente, que incluyera la contemplación del mundo interior de los personajes, un tratamiento cuidado de los puntos de vista y un relato fragmentado, que el espectador tuviera que completar".

La película, trabajada con buen sentido del timing y la elipsis, combina imágenes de una cámara "objetiva", la del director, con otra subjetiva -casera, desprolija- de alguien que filma en secreto a un neurocirujano y una arquitecta: un matrimonio que carga secretos y se verá amenazado en su vida burguesa. "Cuando escribimos el guión (con Sandra Gugliotta, su mujer, realizadora de Las vidas posibles) no habíamos visto Caché. Es cierto que mi película tiene algo de Michael Haneke. Me encantaron Funny Games y Benny's Video. También pensé en Chabrol. Pero, salvando las enormes distancias, yo no pertenezco a la burguesía, no tengo la mirada de un burgués ante el derrumbe de su mundo".

Ex mecánico, constructor y guardavidas, Cruz admite que, en el ámbito nacional, su cine tiene vínculos con el de Pablo Fendrik, sobre todo en la búsqueda de una tensión permanente. En cuanto a la elección de actores, quedó muy satisfecho con Marita Ballesteros y Alejo Mango, de buenas interpretaciones. "Para mí era todo un desafío, porque venía del documental y mi punto débil era la dirección de actores. Ensayamos todo muchas veces. A Marita me la recomendó Javier Daulte, con absoluta razón. Alejo venía haciendo papeles chicos, como en La niña santa. Lo vi en el teatro y me pareció maravilloso para esta papel".







Una de las últimas secuencias, con la pareja acosada en una lugar aislado, transcurre casi en la oscuridad. "No quería que la noche se viera como una noche 'de cine'. Quería que se sintiera la angustia, la asfixia de los personajes, que no pueden ver. Así que prescindí de la iluminación típica. La tensión máxima suele surgir del fuera de campo. Acá, a través de la oscuridad, logré que el fuera de campo se diera con los personajes en cuadro. La verdad es que vi reacciones tan buenas en la sala que estoy pensando en hacer un filme completamente de género".





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