sábado, 31 de diciembre de 2011

Los documentales nacionales fueron lo menos visto del 2011 en las salas de cine

En la mayoría de los casos, las producciones nacionales se estrenaron a precios subsidiados 

PABLO HECKER Buenos Aires
http://www.cronista.com/contenidos/2011/12/29/noticia_0030.html

Se proyectaron 425 películas durante el año 2011 en la Argentina. Esta cifra incluye reestrenos o films que fueron utilizados en diferentes festivales o ciclos.

Descartando estas producciones, que aparecen en los últimos puestos en recaudación y cantidad de público; y de acuerdo a datos aportados por Ultracine, los 10 títulos menos vistos de esta temporada son los siguientes:

"Inseguros ¿Quiénes son?"
un documental argentino que estuvo dos semanas en cartel, y recaudó $ 61 gracias a las 12 personas que pagaron un poco más de cinco pesos cada una


"La última muerte", un film de suspenso mexicano que tras una semana en cartel dejó en boleterías $ 115 gracias a 22 personas que pagaron promedio $ 5.23




La comedia española "Que parezca un accidente", con Federico Luppi, consiguió $ 230 con 46 espectadores a cinco pesos por cabeza.


"Alfredo Li Gotti. Una pasión cinéfila" documental local que llevó 18 personas al cine y reportó $ 360 gracias a 18 espectadores que pagaron 20 pesos cada entrada.


"Sexo, dignidad y muerte" otro documental argentino que fue visto por 40 valientes que abonaron 12 pesos la localidad dejando un total de $480.


"Daddy Long Less" comedia estadounidense que sólo vieron 40 espectadores y recaudó $720 a 18 pesos la entrada;


"Empleadas y patrones", otro documental nacional en coproducción con Panamá, que tuvo 163 espectadores e hizo $830 a unos cinco pesos la entrada.


"Crónicas de la gran serpiente" documental argentino que fueron a ver 229 personas a un promedio de 4 pesos con 20 la entrada.


"Familia Tipo" documental argentino que sumó $964 ya que lo fueron a ver 148 personas que pagaron $6,51.

"Un día en Constitución" documental argentino que llevó 232 espectadores que dejaron en taquilla $1.044 a $4,50 la entrada.


Hay más documentales nacionales en el listado de lo menos visto y que menos recaudó.
Descartando los documentales, las películas menos vistas que se estrenaron a precio comercial son: 

"Secuestro y muerte"
drama nacional histórico de Enrique Piñeyro que se estrenó el 5 de mayo, la fueron a ver 92 espectadores que pagando 18 pesos la entrada le reportaron a las salas $ 1656.


"La vida útil", film uruguayo que a 12 pesos el ticket reportó $1711 debido a 142 espectadores.



el film francés "Yo maté a mi madre" que a un precio de 18 pesos la ubicación sólo alcanzó los $ 3.240 por que la vieron 791 personas.


"Un mundo misterioso" producción nacional que recaudó $6973 gracias a los 344 curiosos que se animaron a pagaron un poco más de 20 pesos para ver de que se trataba.


y "Norberto apenas tarde", coproducción argentino/uruguaya, y debut como director del uruguayo Daniel Hendler que recaudó $7255 porque la vieron 393 personas que pagaron 18 pesos con 50 centavos la entrada.


No hace falta explicar que todas estas películas y documentales tuvieron un costo de producción mucho más alto en relación a lo que recaudaron.


FELIZ 2012

Estimados Amigos:
 
Ha comenzado la cuenta regresiva hacia el 2012.
Gracias por acompañarme un año más.
En el año que comienza redoblaremos el esfuerzo para visualizar el mundo desde la mirada Latinoamericana.
Si el mundo nos da mil razones para desalentarnos, demostremos que tenemos mil y una razones para encontrar soluciones desde nuestro propio pensamiento. 

 
Feliz año nuevo

lunes, 26 de diciembre de 2011

El crecimiento del Cine Nacional en el 2011

Entrevista a Liliana Mazure, directora del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), sobre el crecimiento del Cine Nacional en este año que finaliza. Emitido por Visión Siete, noticiero de la TV Pública argentina, el viernes 23 de diciembre de 2011. http://www.tvpublica.com.ar



 Cine argentino, crecimiento con asignaturas pendientes 
 Por Moisés Pérez Mok *

 Buenos Aires (PL).- Para la industria cinematográfica argentina, 2011 fue otro año de crecimiento, con filmes diversos y novedosos, pero todavía con una importante asignatura pendiente: la difusión y el estreno en las salas de la producción nacional.

  La valoración la hizo a comienzos de este mes en la capital cubana el novel director Pablo Giorgelli, cuyo primer largometraje, Las acacias, mereció la Cámara de Oro de Cannes y fue laureada luego en Biarritz, San Sebastián y Londres.

Giorgelli quiso presentarla también en el 33 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, para de este modo cerrar un ciclo iniciado en 2007.

Hace cuatro años, recordó, Las acacias ganó allí el premio al mejor guión inédito y en 2009 obtuvo el de posproducción Latinoamérica Primera Copia. En mayo último inició en Cannes un largo periplo que la llevó hasta ahora a 60 festivales en todo el mundo.

Mas las quejas respecto a la difusión de las películas argentinas en sus propios predios no llegaron sólo de Giorgelli. Fernando Spiner, director de "Aballay, el hombre sin miedo", el filme que representa a Argentina en la búsqueda de una nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, agradeció tanto la elección como las posibilidades que esta le abre.

Ojalá -dijo entonces- esa designación sirva para que vuelva a las salas argentinas porque cuando la estrenamos lo hicimos rodeada "de ocho tanques" en vacaciones de invierno y no se le prestó ninguna atención.

Aballay, una aventura de temática gauchesca sobre muerte, venganza y redención, mereció el Premio del Bicentenario del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), y fue laureada también en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Además, conquistó ocho de los Premios Sur recién entregados por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, que eligió, sin embargo, a Un cuento chino, de Sebastian Borenzstein, como el mejor de los filmes estrenados en 2011.

La distribución, el talón de Aquiles (Subtítulo)


Con relación a la asignatura pendiente del cine nacional, la directora del Incaa, Liliana Mazure, anunció la puesta en marcha de un plan de créditos blandos para estimular la apertura de más salas en el país y equiparlas con tecnología digital.

Mazure señaló que, mientras Colombia cuenta con mil 500 salas cinematográficas, Brasil con cuatro mil 500 y México con cinco mil, en Argentina hay disponibles apenas 800 y a veces una sola película extranjera ocupa 350.

En ese sentido, adelantó que se estudia el modo de reglamentar la cantidad de salas que proyectan la misma película, para que de este modo la distribución en pantallas sea equitativa y garantice igualdad de oportunidades a las producciones nacionales y a las foráneas.

Argentina fue sede en marzo de este año del Primer Festival Internacional de Cine Político (Ficip), que durante cinco días mantuvo gran convocatoria de público y reunió alrededor de 50 obras en concurso, pero los grandes medios lo ignoraron.

También en octubre pasado, y con récord de 35 filmes en competencia, se celebró el Festival de cine y video científico del Mercosur, Cinecien-2011, que llevó a las pantallas videos didácticos, programas de televisión, cortos y largometrajes de ficción y documentales, y campañas o videos institucionales.

De otro lado, organizaciones de derechos humanos presentaron un catálogo cinematográfico sobre la última dictadura militar, el terrorismo de Estado y la transición democrática en Argentina.

El panorama incluyó 444 materiales de ficción, documentales y cine experimental, de las cuales existen 280 copias que pueden verse en la sede de Memoria Abierta, un espacio de confluencia de cinco de estas agrupaciones.

Sin embargo, no todas los audiovisualeas podrán ser vistos, por falta de copias o pérdidas o, en algunos casos, por encontrarse fuera del país. Repatriarlos implicaría un alto costo financiero.

Muy próximo a a cerrar el año, el joven realizador Pablo Yotich anunció su intención de llevar a la pantalla la historia de amor entre la presidenta Cristina Fernández y su esposo y compañero de luchas, Néstor Kirchner, repentinamente fallecido el 27 de octubre de 2010.

Balada de un pueblo es el título del proyecto, que pretenderá mostrar el lado íntimo y humano de estas dos personalidades políticas. Queremos reflejar la vida de dos jóvenes enamorados, con las mismas convicciones e ideales políticos en una película que no será épica, adelantó Yotich a Prensa Latina en el 33 festival fílmico habanero, donde presentó, fuera de concurso, su largometraje El abismo...todavía estamos.

ag/mpm

*Corresponsal de Prensa Latina en Buenos Aires

Luego de que el Senado declarara de interés público su fabricación, distribución y comercialización

Fuerte respaldo a la nueva ley que democratizó el papel para diarios

 


La norma fue celebrada por los medios gráficos de todo el país, en especial los del interior, que por más de 35 años fueron sometidos al manejo monopólico y discrecional que Clarín y La Nación ejercieron en la empresa Papel Prensa.

 
  La democratización del papel para diarios en la Argentina, hecha ley este jueves por el Senado de la Nación, fue tan celebrada por la enorme mayoría de los medios gráficos de todo el país como rechazada por Clarín y La Nación, las dos empresas que por más de 35 años se beneficiaron con el manejo discrecional del insumo básico producido por Papel Prensa SA.
La norma, sancionada por 41 votos a favor, 26 en contra y una abstención, declara que la fabricación, distribución y comercialización de pasta celulosa para papel de diario será considerada de interés público. Hasta ahora, sucedía exactamente lo contrario: era un asunto controlado por dos privados.

El 71% de lo que se fabrica en la planta de San Pedro era monopolizado por los medios impresos de Héctor Magnetto y de la familia Mitre, quienes también disponían cómo se asignaba el 29% restante, a repartir entre 168 diarios a los que les hacían sentir el rigor de la dependencia: tenían que pagar un precio diferencial, hasta 15% mayor; comprarle a intermediarios que hacían subir los costos aun más o, directamente, recurrir a la importación.

Como respuesta a este estado de cosas, la medida que se tomó por amplia mayoría en ambas cámaras del Congreso nacional busca establecer un mercado periodístico donde la competencia se dé en condiciones de mayor igualdad. Según los argumentos del proyecto enviado por el Ejecutivo, esta será la base para el fortalecimiento del derecho a la comunicación y una garantía en la circulación de ideas.

La concreción de este paso fundamental, que Tiempo Argentino consideró histórico y que sintetizó en su portada de ayer con la palabra “Igualdad”, para el diario de Magnetto y de Ernestina Herrera de Noble, en cambio, significó otro episodio de “la embestida del gobierno contra la prensa”, con el fin de “poner a la empresa Papel Prensa bajo la supervisión política” de la presidenta Cristina Fernández. La Nación, en sintonía fina con su socio en la pastera, aseguró en su tapa que el kirchnerismo “tendrá el control total del mercado de papel para diarios”, que el resultado de la votación de diputados y senadores integra “la ofensiva contra los medios independientes” y que el país se dirige “hacia un poder hegemónico”.

Muy por el contrario, para los más de 80 medios que conforman Diarios y Periódicos Regionales de la Argentina (Dypra), cuyos dueños y trabajadores experimentaron en primera persona lo que fue para la industria gráfica el control monopólico sobre Papel Prensa, la nueva ley “viene a poner equidad y justicia luego de más de 35 años de manejo discrecional en la provisión de este insumo”, además de abrir la participación del sector en la Comisión Federal Asesora, que asistirá y acercará propuestas a la autoridad de aplicación.

En su comunicado, Dypra también relató que “por años los editores de todo el país que no estaban comprendidos dentro de los cupos establecidos, habían peticionado incansablemente a diferentes gobiernos y a la propia fábrica de papel para que esta les provea este vital insumo”. La respuesta, recordó la entidad, había sido “siempre la misma y perversa: ‘Papel Prensa no puede producir más.’”

Para el senador por el Frente para la Victoria Daniel Filmus, lo aprobado por la Cámara Alta fija reglas de juego que permitan “garantizar que a todos los diarios del país le llegue por igual algo que hasta ahora era un monopolio”. En declaraciones radiales, Filmus –que vivió en carne propia el silencio de la prensa hegemónica cuando fue víctima de una campaña de desprestigio– explicó que “la lectura de la ley no deja lugar a dudas que no se trata de un intento de condicionar a los medios, sino de un intento, como lo fue en su momento la Ley de Medios, de distribuir democráticamente las voces”.

A lo largo y ancho del país, empresas periodísticas de distinta envergadura se mostraron a favor de lo dispuesto en el Congreso. Los que siguen son sólo algunos ejemplos: “Papel de diario: se aprobó el proyecto para su democratización”, destacó en su portada de ayer La Arena, de La Pampa. Desde Córdoba, Comercio y Justicia planteó que “El Estado garantizará el suministro de papel para diarios”, El Diario hizo tapa informando que “El Estado recuperó la producción de papel para diarios” y La Mañana publicó que “Es ley el proyecto que democratiza el papel de diario”. El Mensajero de la Costa anunció que “Los diarios locales celebramos la sanción de la Ley que regula la producción de papel”, y llevó a su contratapa el documento emitido por Dypra. En la provincia de Buenos Aires, el periódico cooperativo La Posta del Noroeste tituló que “El Senado aprobó el papel igualitario”.

Osvaldo Papaleo, hermano de Lidia Papaleo, viuda de David Graiver y una de las personas que sufrió el despojo de Papel Prensa durante la dictadura, sostuvo que se dio “un paso más hacia la democratización del país”. Para Papaleo, “ellos –por Clarín y La Nación– no esperaban esa sanción”. Y con respecto a quienes salieron a rechazar con fuerza la medida, les respondió que “lo irregular es lo que ocurrió hasta hoy”.




 


Entre las manos que se levantaron en contra del proyecto impulsado por el kirchnerismo estuvieron los cuatro senadores del Frente Amplio Progresista (FAP). Para explicar esta oposición que los llevó a votar junto al radicalismo, la Coalición Cívica y el PJ disidente, el líder del FAP, Hermes Binner, argumentó que la ley significa “una presencia del Estado que no es necesaria”. Esto a pesar de que el ex gobernador santafesino sí consideró que “el gobierno tiene que asegurar que haya papel. De producción nacional o de importación con arancel cero.
Es un insumo vital para la libertad de prensa”. Para resolver la disyuntiva, Binner vaticinó que con el nuevo marco regulatorio esto no va a pasar “en absoluto”.

En el mismo sentido se habían expresado las dos organizaciones que abroquelan a los medios escritos más poderosos a nivel regional y local, respectivamente: la influyente Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación de Entidades Periodística Argentinas (ADEPA).

Como en otras oportunidades donde Magnetto y los Mitre vieron amenazado el statu quo que blinda sus intereses, estos dos sellos institucionales salieron al cruce. ADEPA –entidad controlada por Clarín y La Nación y sus firmas subsidiarias–, sentenció que “la ley de papel para diarios es inconstitucional”, además de que “abre incertidumbre real sobre la libertad de expresión”. A esta prédica se sumó la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), que demonizó a la norma definiéndola como “el último capítulo de lo que parece ser una campaña permanente de la presidenta Cristina Kirchner contra la prensa independiente en el país”. Para esta organización, “la medida, que impone el control gubernamental sobre la empresa privada, es un paso atrás para la Argentina y hará daño a la reputación internacional del país”. WAN-IFRA, que dice reunir a 18 mil periódicos, 15 mil páginas web y 3000 compañías en más de 120 países, tiene como miembro de su consejo de administración a Jorge Carlos Rendo, director de relaciones exteriores de Clarín y uno de los principales operadores del grupo, quien en los últimos días mantuvo reuniones con legisladores de la oposición.

Por fuera de estas advertencias en clave apocalíptica de ADEPA, la SIP y sus entidades afines, Dypra remarcó que el papel, eso que hasta ahora siempre escaseó para muchos diarios y sobró para muy pocos –dos, más precisamente–, constituye “un insumo esencial que no sólo hace a la libertad de expresión en general, y a la de prensa en particular, sino que es constitutivo de la soberanía nacional”

Dispar visión de la dictadura La historia oficial y la otra

La última mirada
Dirección: Víctor Jorge Ruiz
Con Arturo Bonín, Katja Alemann y Eugenio Roig. 109’
Tocando temáticas de fuerte contenido, La última mirada evoca nuestro derrotero histórico en una dura parábola vinculada al presente. Con aciertos pero también desbordes melodramáticos y expresivos, el film de Víctor Jorge Ruiz ofrece una trama que enlaza diferentes tópicos relacionados con la dictadura cívico-militar. 
Un escritor y periodista español nacido en la Argentina vuelve al país para terminar de escribir una novela sobre sus padres, asesinados en 1976, incluyendo un deseo oculto pero no muy firme de llevar a cabo una drástica venganza. Este periplo, ubicado en un alejado espacio campestre, es aprovechado por Ruiz para focalizar en aspectos visuales y en la intimidad de los personajes, que atravesarán por una incómoda historia de amor y la paradoja que experimenta el protagonista, al descubrir que el hombre al que quiere desenmascarar resulta ser un “colega”. Claro que el libro que escribe el militar transita por la vereda opuesta y se titula Tarea inconclusa, por considerar un “error” la supervivencia de los bebés de desaparecidos. 
Con la distinguida presencia en una escena de Estela Carlotto, esta pieza con toques de thriller presenta algunos desniveles actorales y diálogos y escenas no muy pulidas. Aun así, mantiene un interés constante y se apoya en una notable caracterización de Arturo Bonín, destacándose el trabajo de Victoria Almeida como su atribulada hija apropiada.
 Fuente: http://veintitres.infonews.com/nota-3916-zonaroja-La-historia-oficial-y-la-otra.html

La última mirada
Título original: La última mirada
  1. Duración: 110 minutos
  2. Género: Thriller
  3. Clasificación: -
  4. Estreno: 22.12.2011
  5. Origen: Argentina
  6. Web: http://www.cinemagroup.com.ar/ultima/
Sinopsis: Un escritor y periodista español pero nacido en Argentina, cuyos padres han sido torturados y asesinados durante la última Dictadura Militar, vuelve al país para terminar de escribir una novela sobre sus padres. También tiene la ambigua determinación de vengarse de quién asesinó a sus padres, un ex Comisario que vive cerca del lugar en donde se instala.


A 42 años del envío de un caí misionero en el canopus II

El sueño espacial argentino: Del mono Juan al “Gauchito”

 


Argentina fue el cuarto país en el mundo en lanzar un mono fuera de la atmósfera. Años más tarde, Pablo de León luchó para trabajar con vuelos tripulados por humanos. No fue posible.
  

 Argentina tiene una prolífica historia en materia aeroespacial. El primer episodio ocurrió en 1967, cuando desde la Escuela de Tropas Aerotransportadas de Córdoba fue lanzado el Cohete Yarará, una cápsula que tenía a un ratón llamado Belisario. El curioso tripulante permaneció 30 minutos en el espacio y se convirtió en el primer ser vivo de origen argentino y el cuarto en el mundo en abandonar la atmósfera terrestre y aterrizar sano y salvo.
Pero uno de los hitos más famosos fue el lanzamiento del cohete Canopus II, el 23 de diciembre de 1969, a sólo cinco meses de la llegada del hombre a la Luna. En esa ocasión fue el mono Juan el nuevo tripulante (ver aparte).
El último lanzamiento aconteció el 1 de febrero de 1970 y fue la excepción a la regla. Los técnicos enviaron a una monita hembra, llamada Cleopatra, que llegó a una altura de 20 kilómetros a bordo del cohete Pantera X-1, pero murió al estrellarse en tierra, luego de que fallara el paracaídas. Por las vicisitudes económicas del país, en 1971, el Instituto Civil de Tecnología Espacial dejó de funcionar.
Tuvieron que pasar 20 años para que la CONAE comenzara con el Programa Espacial Argentino, al enviar al espacio a los famosos satélites SAC. Sin embargo, la crisis económica de 2001 frenó la iniciativa para mejorar la tecnología aeroespacial, hasta que obtuvo un nuevo impulso con la creación de Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2007.

UN SUEÑO TRUNCADO. Así se podría sintetizar la idea de Pablo de León, el científico argentino que hoy desarrolla su carrera profesional en el Laboratorio de Trajes Espaciales de la NASA. En 1997, a De León se le ocurrió que Argentina no podía quedar afuera de los proyectos espaciales internacionales. De esta manera, nace el “Gauchito”, más precisamente el VESA (Vehículo Espacial Suborbital Argentino), un proyecto ambicioso que  parecía  irrealizable. El Gauchito estaba propulsado por 4 motores y en la parte superior poseía una cápsula cónica para tres tripulantes. Al llegar a una altura de 108 kilómetros, la nave emprendió su regreso y, a tres kilómetros de la superficie terrestre, se separó del habitáculo de los tripulantes para descender mediante un sistema de paracaídas. El Gauchito iba a ser la primera experiencia para Argentina en el campo de los vuelos espaciales tripulados por humanos. A 14 años de su gestación, la nave espacial argentina sigue siendo un sueño. “El tema es complicado y tiene trasfondos políticos. Si bien me encantaría volver a retomar el proyecto y poder enviar al espacio a un ciudadano latinoamericano con medios propios, es algo que hoy por hoy, pertenece más a la añoranza que a la realidad”, reconoce el investigador argentino que trabaja en la NASA.

Juan, El primer astronauta Argentino

El 23 de diciembre de 1969, Argentina se convirtió en el cuarto país en enviar un mono al espacio. En este documental, Luis Cueto, un ingeniero de la Fuerza Aérea que participó en la experiencia, recuerda los preparativos, el lanzamiento y el rescate de Juan, el mono caí misionero que marcó un hito en la historia aeroespacial de Argentina.
Guón, realización y edición: Diego Julio Ludueña
Producción: Eliana Piemonte, Josefina Cordera y Diego Ludueña
Animaciones: Andrés Fernández
Equipo de trabajo: Damián Frossasco, Sebastián Cáceres, Lalo Clariá y José Gutiérrez
Prosecretaría de Comunicación Institucional
Universidad Nacional de Córdoba

 

 

 

 

 

 

 

 

MARCELO GOYENECHE, DIRECTOR DE UN DOCUMENTAL SOBRE LOS CONSCRIPTOS QUE SIRVIERON A LAS ORDENES DE BUSSI

“Un alegato contra la militarización de las sociedades”


Algunos conscriptos denuncian cómo torturaba Bussi y las lecciones que les daba sobre tortura. Otros están orgullosos del papel que jugaron en el Operativo Independencia. El “estancamiento” era común como castigo.

 Por Leonardo Castillo
 http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-184166-2011-12-26.html

 
–¿SMO (Servicio Militar Obligatorio) El Batallón olvidado es una historia que surgió cuando trabajaba para contar otra cosa?

–Sí, mi primera intención era hacer un documental sobre el Operativo Independencia en Tucumán, que comenzó en 1975 con el pretexto de aniquilar a las formaciones guerrilleras del ERP que operaban en el monte, pero que en realidad fue un amplio dispositivo de represión sobre la población civil y las organizaciones de trabajadores azucareros que desde hacía una década venían movilizándose contra el cierre de los ingenios. El 35 por ciento de las desapariciones que tuvieron lugar en la provincia se produjeron entre enero de 1975 y marzo de 1976. Además, funcionó allí el primer centro clandestino de represión, La Escuelita, en Famaillá. 
Al iniciar la investigación preliminar, al recabar las primeras informaciones sobre aquellos años en la provincia y las consecuencias del Operativo que comenzó bajo las órdenes de Acdel Vila y que luego siguió Domingo Bussi, me encontré con que en Orán, Salta, existía una asociación de ex conscriptos que había tomado parte del accionar del Ejército contra la guerrilla. Noté que había una historia silenciada, que merecía ser indagada y contada, por eso el nombre del documental, El Batallón Olvidado. Se trataba de jóvenes de 18 años, que siete años antes de la Guerra de Malvinas fueron expuestos a situaciones traumáticas que los marcaron para siempre.

–Lo que muestra la película es que muchos de esos ex soldados reivindican el papel que cumplieron durante la colimba en Tucumán.
–Sí, es así. Muchos reproducen aún ese discurso de la oficialidad, que rezaba que el Operativo Independencia era un acto de servicio para “salvar a la patria de la agresión marxista”. Encontrarse con esa versión de la historia de aquellos años implicó un desafío para mí, pues significaba una visión contraria a la que tengo como documentalista, una confrontación con mi propia mirada. Entonces, el reto que me impuse pasó por entender por qué subsiste esa mirada en varios de los ex conscriptos.

–¿Y por qué cree que todavía muchos de esos ex soldados avalan la tarea que el Ejército llevó a cabo en Tucumán durante el Operativo Independencia?
–Muchos de esos jóvenes provenían de poblaciones rurales de Salta, Jujuy y las provincias cuyanas, y el Servicio Militar Obligatorio constituía para ellos una experiencia de socialización muy fuerte.
Está claro que el propósito del Ejército era llevar a Tucumán jóvenes de otros lugares para que no tuvieran que enfrentarse con vecinos, con gente que tal vez conocieran. Incluso así, para muchos de ellos, la colimba era la primera oportunidad que tenían de ver el mundo, de encontrase con otra realidad, y lo hicieron desde una perspectiva castrense, verticalista, que aún pervive en muchos de ellos.
Hay que entender que muchos de esos pibes, la primera vez que se subieron a un micro fue para ir al cuartel donde se alistaron. Ese viaje constituyó el primero que muchos de ellos hicieron en sus vidas y es una experiencia que deja huellas muy profundas en la conciencia. Ahí me vi obligado a tomar distancia de mi ideología, de algunos de mis preconceptos para tratar de entender por qué perdura entre esos ex soldados una mirada tan autoritaria.

–Pero también está la mirada de muchos ex soldados que hicieron la colimba en aquel Tucumán, que padecieron maltratos y fueron testigos de abusos y torturas.
–Sí, eso es parte del relato y era algo que también buscábamos reflejar. Así como me encontré con gente que decía “estar orgullosa” de haber tomado parte del Operativo Independencia, otros tenían mucha necesidad de hablar, de sacar a relucir hechos que durante años estuvieron muy reprimidos y noté que todavía persiste mucho miedo, dolor, angustia, pese a que habían pasado más de 35 años.
Durante mucho tiempo, en el imaginario colectivo se instaló la idea de que los estacamientos eran un castigo que se aplicó a algunos soldados durante la Guerra de Malvinas, pero en el documental mostramos que esta era una práctica muy difundida en el Ejército y muchos soldados la sufrieron en Tucumán, bajo un sol abrasador.
Uno de los testimonios que recabé y que más me reconfortó fue el de Domingo Jerez, a quien entrevisté en 2009 y pusimos en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y volvió a declarar en 2010, esta vez ante un tribunal, en el juicio que se le siguió al genocida Antonio Domingo Bussi (gobernador militar de Tucumán entre 1976-1977) por los crímenes cometidos en la Jefatura de Policía de Tucumán.
En ese juicio, Jerez brindó información muy importante, contó cómo Bussi molía a garrotazos a los detenidos y las lecciones de tortura que les daba a los soldados. La información que aportó fue de mucha importancia.
Espero que ahora la película se difunda, se vea y se comente en muchos espacios y pueda movilizar a que otros ex soldados puedan aportar más testimonios en otras causas, como por ejemplo la de Campo de Mayo.
La Secretaría de Derechos Humanos está convocando a quienes hicieron la colimba entre 1975 y 1983 para que puedan aportar datos. Si esta película contribuye con eso, me voy a sentir muy conforme.

–¿Contribuir con la Justicia es el objetivo principal de este documental?
–El objetivo era dar testimonio contra el Servicio Militar Obligatorio, denunciarlo como una forma de maltrato y sometimiento. En Argentina operó como una forma de disciplinar a la población civil, y en el caso de muchos de estos ex soldados todavía se percibe como algo positivo, un complemento de la educación inicial y secundaria. Una visión que el documental procura rechazar de plano.

–¿Actualmente, es en el Norte del país donde más arraigada se encuentra esta valoración positiva del Servicio Militar, como lo deja entrever la película?
–No sólo en el Norte, en Buenos Aires y en otras grandes ciudades se reproduce esa idea de la colimba como un corrector social, un freno ante las drogas y la inseguridad.
Una noción que incluso difunden personalidades vinculadas al mundo del espectáculo y la política. Encerrar a un pibe en un cuartel durante un año no nos otorga una persona mejor. Es lo que genera, por ejemplo, experimentos como el de las policías infantiles, que se llevan a cabo en Salta, Misiones, Chubut y Mendoza.
Es un sistema por el cual se somete a pibes de entre 6 y 15 años a prácticas diarias de instrucción militar, lo que significa una constante violación de sus derechos. ¿Para qué se prepara a esos chicos? ¿Para que sean policías? ¿Pero al servicio de quién y con qué propósito? Son los interrogantes que intentan plantearse en la película si proponemos una mirada hacia el futuro y el presente.

–¿Se podría decir que ése es el concepto que se busca transmitir?
–Digamos que se trata de un alegato contra la militarización de las sociedades y lo perjudicial que esta idea representa para los intereses de los sectores populares.
Por ejemplo, la gente hoy tiene en claro que la colimba no existe más, pero son pocos los jóvenes que saben que se terminó porque hace más de 15 años un soldado, Omar Carrasco, tuvo que morir a golpes en un cuartel a manos de dos compañeros que seguían órdenes de un superior. Y lo que es llamativo es que, cuando se cancela el Servicio Militar, comienzan a crearse las policías infantiles en varias provincias.
¿Cuántas generaciones de jóvenes pasaron por este sistema de formación y qué terminan haciendo después? Cuándo el Servicio militar se instituyó, en 1901, se lo presentó como “un instrumento de moralización pública”. Pero a lo largo del siglo XX quedó demostrado que ese ejército, que pretendía encauzar y formar ciudadanía terminó, siendo una amenaza real para las instituciones del país y los trabajadores.

–Mencionó el caso Carrasco, sin embargo fueron muchísimas las denuncias de abusos y muertes que se verificaron a lo largo de la historia del Servicio Militar.
–Es cierto, la colimba siempre estuvo vinculada con el abuso y la tortura.

En la década del ’10, se conoció una práctica denominada como el submarino, que consistía en atar de pies y manos a los conscriptos, obligarlos a sumergirse en el río y bucear por debajo de un barco. Fue una práctica que provocó la muerte de 30 soldados en Corrientes. Es más, durante la pasada dictadura se produjo la desaparición de más de 200 soldados de los cuarteles. Eso sin mencionar los bailes y metodologías siniestras, como aplaudir cardos o tormentos que provocaban principios de deshidratación. Los ex soldados con los que hablé me contaron que a veces, como castigo, algunos eran atados en el interior de las carpas debajo del sol, con un tarro de agua en el pecho porque con el calor, la persona siente la sensación de que se ahoga dentro de un horno.

–Esos abusos tuvieron consecuencias psíquicas y físicas que aún hoy los ex soldados siguen padeciendo.
–Sí, las secuelas de esos abusos siguen durante muchos años. Esto es algo que se toca en la película.
Hay casos de alcoholismo, problemas psicológicos y físicos que todavía hoy afectan a quienes tuvieron que hacer la conscripción en el monte tucumano.
Entre 1975 y 1983, los años más álgidos de la represión estatal en Argentina, más de 400.000 jóvenes pasaron por los cuarteles, contando además los que debieron ser movilizados al Atlántico Sur como consecuencia del conflicto con Gran Bretaña. Eso solo nos da la pauta de que, entre nosotros, tenemos toda una generación que padeció abusos sistemáticos en las unidades militares.






–¿Con qué propósito utilizó en El Batallón Olvidado el recurso de la animación?
–Como una forma de recrear, de generar proximidad y dramatismo. El documental permite trabajar con mucha libertad, da la posibilidad de combinar distintos elementos y soportes. Reconozco que me inspiré un poco en Waltz with Bashir, un film israelí animado que cuenta las peripecias de un grupo de soldados durante la Guerra del Líbano, en 1982. Me gustó mucho esa película y pensé en un momento en hacer todo en animación pero era muy costoso, por eso me limité a unas escenas.

–¿Y el material fílmico dónde lo consiguió?
–Una fuente de buenos recursos fílmicos fue el archivo visual que tiene la Universidad Nacional de Córdoba, donde me proveí de mucho material como filmaciones periodísticas, cinematográficas y noticieros de la época.

–Además de documentalista, también es delegado sindical en Aerolíneas Argentinas.
–Lo que me interesa es retratar las luchas, las historias de resistencia y victimización que vivieron los sectores populares en Argentina.
Las epopeyas olvidadas, los relatos silenciados. Son composiciones que apuntan a generar conciencia, a fomentar un aprendizaje colectivo que nos permita sacar lo mejor y lo peor de cada experiencia para que ciertos hechos no se repitan. Soy hijo de laburantes, y mi compromiso es con esa clase. Busco retratar a los trabajadores desde sus memorias. Narrar es para mí una manera de intervenir sobre el presente, y el futuro. Si uno es fiel a esos principios, contar se convierte en una acción política. Eso es lo que intento.

–¿Es lo que buscó en sus anteriores trabajos documentales, El día que bombardearon Buenos Aires (2004) y Carne Viva (2007)?
–Ambas son realizaciones que cuentan hechos silenciados por la historia oficial, que hablaban de la resistencia a un modelo económico.
En El día que bombardearon... busqué contar el bombardeo a Plaza de Mayo de junio de 1955 contra el gobierno de Juan Domingo Perón como un ataque a la clase trabajadora. Un atentado terrorista provocado por un cuerpo estatal como la Marina que le costó más de 400 vidas. Se trataba de dar una lección a las masas que apoyaban ese proceso de transformación que llevaba a cabo el peronismo. Ese es el inicio de un largo período de resistencia, de lucha de mucho heroísmo, que tras muchas marchas y contramarchas desemboca en el 2001.





En Carne Viva intenté reflejar la gran gesta que significó la huelga de los trabajadores del frigorífico Lisandro de la Torre, en Mataderos, en 1960. Fue una medida de fuerza comandada por el dirigente Sebastián Borro, que contó con la participación de 9000 obreros de la carne. Y ahí también logré relacionar esa gesta con el presente, con los trabajadores que tras la crisis de 2001 salieron a recuperar fábricas; en esta película tomé el caso del frigorífico Yaguané, en La Matanza. Uno de sus trabajadores era Angel Vivaldelli, que había estado en la huelga del ‘60 y a los 81 años asesoraba a la cooperativa en la sección cortes.






–¿Y cuál es el correlato con el presente que se puede hacer desde El Batallón Olvidado?
Relacionar lo que se cuenta con el discurso de mano dura que se reproduce desde algunos medios de comunicación y sectores políticos de derecha.
Aun hoy, desde cierta mirada reaccionaria, el Servicio Militar es una manera de combatir la inseguridad y la delincuencia. Entonces, trato de probar que, en realidad, el Servicio Militar nunca fue eficaz a la hora de generar ciudadanía, sino más bien todo lo contrario. Por eso, a diferencia de las dos anteriores, ésta no es una historia en la que se narren grandes gestas de resistencia y heroísmo, más bien es un relato sobre víctimas que, en muchos casos, se identificaron con sus victimarios.

–En esta línea de marcar una continuidad histórica con cada realización, ¿cuál es su próximo proyecto?
–Me gustaría contar la historia del sindicalismo argentino, y en particular las luchas que se desarrollaron durante el menemismo y el modelo neoliberal. Me parece que en este aspecto hay mucha tela por cortar. El proyecto es arrancar con las primeras organizaciones anarquistas y socialistas para llegar al sindicalismo actual, tan contaminado, de las prácticas empresariales.

–En términos económicos, ¿producir estos documentales implica ir siempre a pérdida?
–La verdad que sí. Para esta producción conté con respaldo del Incaa y la CTA, a la cual pertenezco. Es muy difícil filmar documentales si uno no cuenta con un buen respaldo. Prácticamente no existe el circuito comercial. Pero bueno, uno no puede pretender hacer un negocio redondo cuando cuenta historias como éstas. La apuesta pasa por otro lado. El propósito es movilizar, concientizar. Me conformo con que dentro de unos meses, la película sea difundida por el canal Encuentro y se difunda en escuelas. La idea es que cuando a las generaciones jóvenes les hablen sobre el Servicio Militar, vean este trabajo y asuman que se trata de un capítulo cerrado en la historia argentina y que no debe volver a repetirse.



Ficha

Marcelo Goyeneche
Marcelo Goyeneche
3 Noviembre 2011
Documental
Argentina
92 minutos

Sinópsis

Tucumán 1975, un hito de la Historia Argentina y el que sería uno de los hechos más trágicos se cruzan: el SMO, Servicio Militar Obligatorio y el “Operativo Independencia”. A través del relato de aquellos jóvenes que hicieron la “Colimba” vamos conociendo sus experiencias desde el día del sorteo hasta los por menores de la vida en el cuartel y el traslado al Monte. SMO, “El batallón olvidado” intenta rescatar de ese olvido impuesto por la historia oficial a aquellos jóvenes “colimbas” que vivieron esos años sangrientos de nuestra historia desde una trinchera en la cual los puso el destino de forma azarosa a través de un sorteo sin la libre elección de sus actos. El documental también nos interpela en la búsqueda de respuestas a la construcción de un genocidio avalado por gran parte de los ciudadanos y llega hasta el día de hoy para sorprendernos con hechos que parecían estaban acabados en nuestro país.


viernes, 23 de diciembre de 2011

El director Armando Bo compite en Sundance


 El director Armando Bo compite en Sundance

"El último Elvis", ópera prima del director argentino participa de Festival de Cine Independiente en la categoría Mejor ficción extranjera.

Armando Bo, el director.

La película “El último Elvis”, de Armando Bo, fue seleccionada para participar en la competencia oficial del Festival de Cine Independiente de Sundance que se realizará en enero.

La ópera prima de Bo -antes coguionista de la película “Biutiful”, de González Iñárritu- cuenta con Griselda Siciliani en su debut cinematográfico, John Mc Inerny y Margarita López en los papeles principales.

Coproducida por Rebolucion, Kramer & Sigman Films y Anonymous Content, se estrenará en la Argentina en abril próximo.

El film de Bo, nieto del mítico realizador de las películas con Isabel Sarli, es una comedia dramática sobre el personaje de Carlos Gutiérrez, un cantante separado que tiene una pequeña hija, Lisa Marie.

Toda su vida vivió como si fuera la reencarnación de Elvis Presley, pero ahora está a punto de alcanzar la edad que su ídolo tenía al morir y su futuro se muestra vacío.

La próxima edición del Festival de Sundance se llevará a cabo del 19 al 29 de enero en Park City, Utah, Estados Unidos. Creado en 1983 por Robert Redford, es uno de los mayores festivales de cine independiente de ese país.

“El último Elvis” concursará en la categoría ficción extranjera. 



Título: “La última mirada”
Ganadora del 1º Concurso del Bicentenario del INCAA
Guion y Dirección: Víctor Jorge Ruiz

Actores
Eugeni Roig / Victoria Almeida / Arturo Bonin / Katja Alemann / Jorge Sabate /Raúl Etcharren / Beatriz Spelzini

Equipo técnico
Guion y Dirección: Víctor Jorge Ruiz
Productores: Horacio Mentasti / Antoni Sole / Jaume Sole Viñas / Esteban Mentasti
Producción Ejecutiva: Esteban Mentasti
Asistente de dirección: Martín Armoya
1º Ayudante de Dirección: Fabián Forte
2º Ayudante de dirección: Paula Sinjovich
Director de Fotografía: Juan Carlos Lenardi
Jefe de Eléctricos: Cristian Barrozo
1º Ayudante Eléctricos: Guillermo Calderaro
2º Ayudante Eléctricos: Juan Maccione
3º Ayudante Eléctricos: Salvador González
Operador de generador: Mauro Edgardo Caceres
Grip: Dario Gugliotta
Cámara: Federico Rivares
1º Ayudante de cámara: Gastón Guevara
2º Ayudante de cámara: Federico Rozemberg
Director de Arte: Abel Facello
Ayudante de Arte: Alex Maingard
Meritorio de Arte: Natalia Molina
Utilero: Cedric Ortoli
Vestuarista: Abel Facello
Ayudante de Vestuario: Cesar Taibo
Meritorio de vestuario: Ana Lidejover
Jefe de Sonido: Ignacio Goyen
Ayudante de Sonido: Edgardo Frutos
Director de Producción: Coco Zanusso
Jefe de Producción: Horacio Mentasti
Asistentes de Producción: Felicitas Camps, Matías Musa, Victoria Hanono, Leonardo Beli
Video Assist: Federico Contreras
Maquillaje: Laura Fortini
FX: Lanfranco Buratini

Elenco
Gonzalo............Eugeni Roig
Marta................Victoria Almeida
Cadrinelli...........Arturo Bonin
Sonia................Katja Alemann
Kepa................Jorge Sabate
Roberts..............Raúl Etcharren
Chiche...............Beatriz Spelzini
Julia..................Clara Manfredi
Madre Gonzalo.......Eva Ruiz
Remigio................Jorge Juan
Carmen................Sarita Batelli de Medrano
Sabino..................Rubén Vladiminsky
Montiel.............. Adrian Martínez
Nene hospital.............Lautaro Piñareta
Madre Nene Hospital....................Alejandra
Padre Nene Hospital....................David
Amiga Mart………...........Meliza Sagredo
Policía torturador ........José "Bocha" Girou
Madres torturadas ...... Natalia Molina, Patricia Carreño, Aldana Moscatelli, Constanza del Rio
Empleado oficina de Correos.........Fabián Forte
Prudencio...........Joaquín Bouzas
Mapi..................Ángela Ragno
Walter...............Ruly Defrancesco
Abuela...............Floria Bloise
Gonzalo niño............. Juan Abbate
Tatiana................




Sinópsis
Un escritor y periodista español nacido en Argentina, cuyos padres han sido torturados y asesinados durante la Dictadura Militar, vuelve a la Argentina para terminar de escribir una novela sobre sus padres y con la ambigua determinación de vengarse del asesino de éstos, un ex Comisario que vive cerca del lugar en donde se instala.
El y la hija del comisario se enamoran. Toma muestras para ADN de la familia de la muchacha con la idea de averiguar si, efectivamente, es hija de sus padres.
Crea la desconfianza en ella sin decírselo directamente.
La joven viaja a Buenos Aires para investigar en la institución Abuelas de Plaza de Mayo sobre su dudoso origen.
Llega a conocer la verdad y esto la enfrenta con su padre, que confiesa que nunca estuvo de acuerdo con salvar a esos niños, la pregunta de ella es ¿Quién soy? y él afirma que es un “error” y además es su hija porque vive gracias a su decisión.
Finalmente es ella la que soluciona el conflicto del escritor a través de la tragedia provocada en un enfrentamiento final con su padre, el comisario.

‘Otras Pampas’ de Diego Haase, este viernes en ArteCinema

OTRAS PAMPAS de Diego Haase
Viernes 23 de Diciembre19 hs
Espacio INCAA KM 3 – Artecinema
Entrada libre y gratuita

El viernes 23 de diciembre a las 19hs se proyectará, con entrada libre y gratuita, el documental “Otras Pampas” de Diego Haase. La cita será en Espacio INCAA Km 3, Salta 1620, y estará presente el director junto al equipo del documental.
Otras Pampas” es un documental autoral que surgió de la necesidad de su director Diego Haase por descubrir un país que sufrió en su pasado reciente transformaciones importantes económicas, políticas, sociales y culturales. Su punto de vista autobiográfico de emigrante propone comprender un acontecimiento histórico de grandes dimensiones, como fue la crisis del 2001, a través de personajes singulares y sus historias de vida transformadas por las consecuencias de esa crisis.
El guión de Otras Pampas fue premiado por el Colectivo Latinoamericano de jóvenes de la Facultad de Ciencias Sociales (FLACSO) y realizado en coproducción con Cruz del Sur Cine, Postmakers y Triciclo Sonido en coproducción con la Vogal Imagem de Brasil.


Dirección Diego Haase
Reparto Ayelén Vázquez, Diego Moncada, Juan Lucangioli, Martín Ruscio, Miguel Petrabisi, Paula Bonuiolo, Federico Vázquez




Sinopsis Después de algunos años viviendo en el extranjero, un joven vuelve para su país. Busca en el encuentro con los amigos aquella Argentina que dejó en el tiempo, mientras que percibe la otra, la nueva que no conoce todavía. Otras Pampas es un documental de encuentros. Sobre la mirada de los otros, traza puntos de confluencia, de tiempos y espacios, que perciben una historia colectiva desde un lugar íntimo y personal. Como una misma persona, emigrante y director se encuentran en las Otras Pampas de la pos-crisis, para rodar un documental en el que se habla de uno con la mirada del otro.

 http://www.demasiadocine.com/agenda/otras-pampas-de-diego-haase-este-viernes-en-artecinema/

EL SENADO CONVIRTIO EN LEY EL PROYECTO QUE DECLARA DE INTERES PUBLICO EL ACCESO AL PAPEL PARA DIARIOS

En el papel quedó impreso 41 votos a 26


Un total de 33 senadores del Frente para la Victoria, a los que se sumaron otros ocho entre aliados habituales y opositores, lograron un triunfo claro sobre los restos del Grupo A. La ley dispone que debe haber un precio único para todos los compradores.

 Por Sebastián Premici
 http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-184060-2011-12-23.html
 
El Senado convirtió en ley el proyecto que declara de interés público la producción, comercialización y distribución de papel para diarios. El Frente para la Victoria, sumado a sus aliados habituales y algunos opositores, consiguió 41 votos positivos contra 26 sufragios negativos y una abstención. El Frente Amplio Progresista, la UCR, los peronistas disidentes y la Coalición Cívica fueron los bloques que votaron en contra del proyecto –ahora ley– que busca garantizar el acceso al papel y un precio igualitario para todos los diarios del país. Además, la nueva norma obligará a la compañía Papel Prensa, cuyos accionistas mayoritarios son Clarín y La Nación, con una participación minoritaria del Estado, a concretar un plan de inversiones cada tres años para satisfacer la demanda del mercado interno. En la misma sesión de ayer, la Cámara alta convirtió en ley el proyecto que busca regular la venta de tierras a manos extranjeras. De esta manera, el Congreso logró sancionar las 12 normas enviadas por el Ejecutivo durante el período de sesiones extraordinarias.




“Esta ley tiene un año y ocho meses. En su momento, la oposición hizo uso de su mayoría y no quiso habilitar el tratamiento. La norma forma parte de una política que la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) ha iniciado para democratizar los medios audiovisuales, primero, y ahora el acceso al papel para todos los diarios del país”, sostuvo Miguel Angel Pichetto, titular del bloque del Frente para la Victoria.

El oficialismo contó con los votos de sus 33 integrantes, sumado un grupo de aliados permanentes y transitorios. Los que acompañaron fueron Horacio Lores (Movimiento Popular Neuquino), Osvaldo López y María Díaz (ambos del ARI Tierra del Fuego), Roxana Latorre (Alianza Santa Fe Federal, Santa Fe) y Carlos Menem (Alianza Frente Popular Riojano). También votaron a favor de la ley Samuel Cabanchik (Probafe, Ciudad de Buenos Aires), José Roldán (Alianza Frente para Todos, Corrientes) y María Higonet (Justicialista, La Pampa). El jefe político de esta última, Carlos Verna, no estuvo en la sesión. La abstención, en tanto, correspondió a Juan Agustín Pérez Alsina (Partido Renovador, Salta).

El rechazo opositor quedó lejos de los números que supo conseguir en sus mejores épocas el extinto Grupo A pero mostró unidos a varios de sus principales integrantes. El argumento central fue que la ley vulnera la libertad de expresión. “Si no hay libertad de decir, no hay sistema democrático. El Estado nacional, en lugar de ser garante, toma parte. Esta es la amenaza. Un Estado que confunde prensa con propaganda. Lo que mal se nombra, mal se obra”, manifestó Norma Morandini, del FAP. Su compañero de bancada, Jaime Linares, senador que integra el FAP y responde a Margarita Stolbizer (GEN), agregó: “Si el Gobierno considerara que el papel para diarios es un recurso estratégico, propondría la expropiación de Papel Prensa. Lejos de eso, lo único que le interesa es avanzar en su pelea contra Clarín y Nación”.

El proyecto que regula el mercado de papel para diarios que envió el Gobierno al Congreso incluyó en sus fundamentos el informe “Papel Prensa, La Verdad”, elaborado por la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno. Esa investigación –que fue incluida en la demanda penal que lleva adelante la Secretaría de Derechos Humanos– concluye que hubo una apropiación coercitiva de las acciones de la compañía por parte de los diarios citados (más La Razón) y el gobierno de facto, en 1976.

El debate en el Senado repitió los argumentos que se escucharon la semana anterior en la Cámara de Diputados. La mayoría de los legisladores opositores coincidieron en aceptar que los accionistas privados de Papel Prensa ocuparon una posición dominante en detrimento de los pequeños diarios de todo el país. “Es una compañía proveedora de papel monopólica, a la que hay que aplicarle la ley antimonopolio. Pero en este momento no hay ningún problema”, enfatizó el puntano Adolfo Rodríguez Saá. Más allá de esta apreciación, sostuvo que ahora “la situación está normalizada” y, por tal motivo, no es necesario legislar. Su compañera, Liliana Negre de Alonso, argumentó además sobre la “violación del artículo 32 de la Constitución nacional”.





“No veo que este instrumento vaya a restringir la libertad de prensa, no surge esa posibilidad del texto. Esta es una situación rara. El principal accionista de la compañía es el accionista mayoritario de Papel Prensa. En vez de hablar del artículo 32, por qué no hablamos del 42, que previene sobre los usos monopólicos. Si bien es esperable que una empresa defienda sus intereses, también es esperable que esos intereses sean tutelados por toda la comunidad y el Estado. Con este proyecto no se restringe la libertad de imprenta”, replicó Cabanchik.
“El año pasado, Clarín y La Nación realizaron su mayor compra de papel en el año antes de que Papel Prensa aumentara sus precios. Además, hay que decir que la papelera le compró a Clarín 11.000 toneladas de diario reciclado, a 900 dólares la tonelada. Es imperioso que se conozca esto, que viene ocurriendo desde hace muchos años. No importa quién fue representante del Estado, si no lo vieron antes. No seamos naïf. El poder real lo tuvieron siempre ellos, no nosotros. No me interesa ir contra la empresa, pero sí defender el derecho del Estado. Garantizaremos a todos los medios, ya sean de izquierda, derecha o centro, todo el papel que se les antoje”, fustigó Aníbal Fernández.

El ex jefe de Gabinete le dedicó un párrafo aparte a Alberto Fernández, también ex ministro coordinador, al insinuar que su actuación como representante del Estado dentro de Papel Prensa estuvo más ligado a la defensa de los intereses de los accionistas privados que a defender a todos los diarios que demandan papel. “Jugaba para el equipo contrario”, ironizó Aníbal Fernández.
“Entendemos que aun cuando podamos compartir algunos diagnósticos, el oficialismo tomó un camino equivocado en la resolución del problema. Esta ley avanza por sobre una actividad privada que pasará a ser una actividad pública, sometida al derecho público. ¿Cuál es la consecuencia jurídica? Una subordinación de los particulares a la administración pública”, cuestionó Ernesto Sanz (UCR).

El proyecto establece que si los accionistas privados no efectuaran el plan de inversiones para garantizar el pleno abastecimiento del mercado interno, el Estado podría invertir para solucionar esa situación. Los derechos políticos que surgieran de esa inversión serían ejercidos por el Consejo Federal, integrado por los distintos diarios del país (que no tengan vínculos societarios con Papel Prensa). Si el Estado invirtiera más que los privados, aumentaría su participación accionaria dentro de la papelera.

“Quiero ser sincero, no quiero ser hiriente. El radicalismo expresa una vieja idea de la libertad. Una idea próxima al pensamiento PRO, al pensamiento conservador. Una libertad que solamente la pueden ejercer los poderosos”, concluyó Pichetto.






El Oscar que ganó Orson Welles fue subastado

El Oscar que ganó Orson Welles por El ciudadano hace setenta años fue vendido por 861.542 dólares en una subasta online que terminó el martes pasado, anunció una casa de remates de Los Angeles. El premio al mejor guión de 1941 fue el único que ganó el legendario director, actor y escritor, aunque le dieron un galardón honorario “por su superlatividad y versatilidad artística en la creación de películas” treinta años más tarde. Nate D. Sanders Auctions no dio a conocer la identidad del comprador del Oscar, pero sí dejó saber que el mago David Copperfield estuvo entre los que pujaron por llevárselo.

 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/15-23906-2011-12-23.html

jueves, 22 de diciembre de 2011

El filme argentino "Stephanie" se estrena gratis en Cuevana

Protagonizado por Antonio Birabent y Soledad Fandiño, fue rodado en 2004 y recibió un premio en un festival en Nueva York en 2005, pero no había podido ser estrenado comercialmente. Ahora, lo hará en forma exclusiva a través del portal de películas.

http://www.infonews.com/2011/12/22/espectaculos-4338-el-filme-argentino-stephanie-se-estrena-gratis-en-cuevana.php

 La película argentina "Stephanie", dirigida por Maximiliano Gerscovich y protagonizada por Antonio Birabent y Soledad Fandiño, se estrenará hoy excluvisamente a través de Cuevana, el popular portal de películas on line.

Maximiliano Gerscovich fue autor en 1999 del corto “El encuentro”, basado en un cuento de Jorge Luis Borges, que fue estrenado en el Bafici. El largometraje “Stephanie” se rodó en diciembre de 2004 en forma independiente, en HD, con un presupuesto muy limitado y en apenas ocho días.

La película muestra a cinco hombres frente a la historia de una chica, en el cual el relato de un narrador es ilustrado tal como lo imaginan sus cuatro amigos, durante una partida de póker. De esta manera, cuatro personajes interactúan con el narrador y generan un efecto de "extrañamiento propio de la repetición y el desdoblamiento", según explicaba Gerscovich en 2004.

“La idea central de `Stephanie` era darle un giro copernicano al relato en off, de modo tal que en ese montaje de `imaginaciones` permanecería solo inalterable la imagen del narrador”, contó el autor.

Gerscovich, además, asegura: “El usar HD nos permitió improvisar, que era una de las patas del argumento original, y una de las razones por las que Antonio, nos dijo, aceptó participar en la propuesta”.

El filme pasó en 2005 por el Festival de Cine Independiente de Nueva York, en el cual ganó un premio. También sufrió varios montajes y reversiones, incluso en una de ellas la secuencia del final pasó al principio, hasta que se llegó a la versión que se estrena hoy.
El filme pasó en 2005 por el Festival de Cine Independiente de Nueva York, en el cual ganó un premio.

La producción podrá verse tanto en la plataforma de cuevana.tv, que recibe 3 millones de visitas diarias y alrededor de 30 millones mensuales, como en el sitio web oficial www.stephaniefilm.com. El director considera, en este sentido, que “el medio va a cambiar el mensaje”

Birabent, en tanto, afirma: “Vivimos una invasión enfermiza de lo extranjero, que dificulta mucho hacer películas o discos que no sean muy comerciales”. Y agrega que “internet ha abierto un panorama que por ahora no se sabe a dónde va, hay juicios constantes y dentro de un siglo van a recordar este momento como un cimbronazo, porque empezaron a pasar otras cosas”.

 

 

 

LA CAMPANA, DE FREDDY TORRES, CON JORGE NOLASCO Y ROCIO PAVON

Relato fantástico y alegoría de la dictadura

 Por Horacio Bernades

 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-23854-2011-12-17.html

¿Retrato naturalista de la vida portuaria, alegoría de los tiempos de la dictadura, relato fantástico? Ubicado en los alrededores del puerto marplatense, el primer largo de ficción de Fredy Torres (Buenos Aires, 1971) paga el precio de querer ser todo eso junto. 

En el centro de La campana, una premisa propia del fantástico: la existencia de una zona, en alta mar, en la que el tiempo se detiene para quien ingrese en ella. Pero esa premisa parece no importar tanto en sí misma como por el servicio alegórico que presta: la película de Torres (realizador de un lejano corto de Historias breves 2, así como del documental El Nuremberg argentino) transcurre en tiempos de dictadura, y los marineros capturados por “la campana” (nombre que la gente del lugar da a esa especie de Triángulo de las Bermudas en el Atlántico) desaparecen. Hasta que vuelven, décadas más tarde, convertidos en poco menos que fantasmas. Pero no fantasmas de cine de terror, sino gente quebrada: si algún marco trata de mantener La campana es el del realismo, como si alejarse de ello la distanciara de su referencialidad política.

En términos de trama, hay un marinero que, antes de morir, le encarga a otro el cuidado de su hija adolescente (Rocío Pavón). Hay también un viejo amor que Juan, el hombre que recibe el encargo (Jorge Nolasco) no puede olvidar; un primer amor sumamente vigilado; un drama de celos entre Juan, la chica que debe custodiar y una prostituta de la zona (María Fernanda Callejón); el bar y punto de reunión del lugar, con un dueño ideológicamente resbaloso, un cliente que bien podría ser un informante, un sabio e incorruptible marinero retirado (Lito Cruz) y, en algún momento, un regresado de “la campana”.

El naturalismo de tono no difiere del de alguna posible miniserie, incluyendo el esforzado mimetismo de algunos secundarios con lo que se supone “el habla portuaria”. El registro predominante es de drama realista, con algún que otro toque de comedia. La idea es pintar una sociedad, un momento histórico, que oscila entre deseos reprimidos (los de la chica y su “cuidador”) y antiguas frustraciones (la del marinero y su viejo amor, encarnado por Mónica Ayos). Las actuaciones son dispares, con algún vicio hiperteatral en algún caso, compensado por la bienvenida sobriedad de algunos (Nolasco y la interesante Rocío Pavón, sobre todo) y la poderosa presencia de Callejón y Ayos, ambas haciendo pesar más la fibra que la pose.





 LA CAMPANA
Argentina, 2010.
Dirección y guión: Freddy Torres.
Fotografía: Federico Gómez.
Intérpretes: Jorge Nolasco, Rocío Pavón, Lito Cruz, Carlos Kaspar, María Fernanda Callejón y Mónica Ayos.


BALANCE DE LA PRODUCCION CINEMATOGRAFICA INTERNACIONAL QUE SE VIO EN LA ARGENTINA EN 2011

Números buenos, resultados no tanto

El 3D empujó la recaudación, con un crecimiento del 10,9 por ciento de espectadores, pero también concentró el mercado todavía más de lo que ya estaba. Bajó la cantidad y la calidad de los estrenos y el cine internacional off-Hollywood pagó los platos rotos.

 Por Luciano Monteagudo
 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-23898-2011-12-22.html
 
Cuando se habla de balances, primero cuentan los números. Y los números de la exhibición cinematográfica en la Argentina durante la temporada 2011 –al menos aquellos que reflejan la recaudación y la cantidad de espectadores– fueron positivos. Muy positivos. Según datos de la consultora especializada Ultracine, al 30 de noviembre de 2011 se llegó a los 40.017.379 espectadores, con lo cual para cuando termine el año se habrá superado la barrera de los 42 millones de espectadores. Eso significa que en el total anual (11 meses) el público aumentó el 10,9 por ciento. Y la recaudación creció ¡42,1 por ciento! respecto de 2010: 912.424.674,01 contra 641.921.430,23 pesos.

Todos esos números pueden a su vez resumirse en uno solo, al que se le agrega la cuarta letra del alfabeto: 3D

El fenómeno de la tridimensionalidad llegó para quedarse e hizo la diferencia. El gran público compró –literalmente– la novedad y fueron las películas estereoscópicas, ésas que saltan sobre los ojos y resbalan en la memoria, las que empujaron las cifras del mercado local hacia arriba, en coincidencia con lo que pasa en casi todas partes del mundo.

Claro, esos números tan rutilantes esconden u opacan otros, más oscuros. La proliferación de dibujos animados y superproducciones de Hollywood en 3D concentró aún más el mercado de lo que ya estaba. Crecieron los espectadores y la taquilla, pero decreció la cantidad y, sobre todo, la calidad de los estrenos. 

El cine argentino –que tendrá su balance aparte, para dar cuenta de toda su complejidad– padeció particularmente esta concentración, con falta de fechas apropiadas y salas y horarios dignos para estrenar (aunque los espacios Incaa consiguieran en parte paliar el problema, especialmente el Km0 Gaumont, que se ha vuelto todo un éxito). Pero el cine internacional off-Hollywood pagó los platos rotos, como nunca antes.

Esa homogeneización de la cartelera, esa consagración de la sociedad del espectáculo –como hubiera dicho Guy Debord– que significó el triunfo del 3D, terminó de expulsar a los márgenes a casi todo el cine que no proviniera de la central de Hollywood. La brecha entonces se amplió: mientras el mainstream se enseñoreó como nunca en las cómodas multisalas 3D con sonido Dolby Stereo Digital, aderezadas con el dulzón olor a gaseosa y pochoclo, el cine europeo, asiático o latinoamericano fue empujado más y más a los circuitos paralelos, a las salas periféricas, con estreno en esa modalidad degradada que es la proyección en dvd ampliado, un formato que quizás expulsa más espectadores de los que se supone que suma.

Al fin y al cabo, con la sofisticación cada vez mayor de los home theaters y las facilidades que proporciona Internet para el acceso a todo tipo de películas, ya no es necesario padecer una mala proyección en una sala patibularia, cuando se puede ver casi cualquier cosa tranquilamente en casa. 

El resultado, sin embargo, es que, salvo para las películas-espectáculo, se está perdiendo el hábito de la pantalla grande y la sala oscura, una experiencia social que tiende a ser reemplazada por el onanismo del LCD o, peor aún, el monitor de la computadora.

Todas estas salvedades no impiden hacer un repaso de lo más valioso y perdurable del 2011. Entre las propuestas más radicales, se destacó, sin duda, El hombre que podía recordar sus vidas pasadas, del tailandés Apichatpong Weerasethakul, Palma de Oro del Festival de Cannes 2010. En el extraordinario film de Weerasethakul –hecho de visiones, recuerdos, apariciones– vibra una idea consustancial a su propio medio de expresión: el cine como usina de fantasmas, como máquina del tiempo, como un instrumento capaz de preservar el pasado y proyectarlo hacia el futuro.

Del Lejano Oriente llegó también otro film excepcional, Poesía para el alma, del coreano Lee Chang-dong, quizá su obra más madura, una película que a pesar de las cimas y abismos que toca consigue un raro equilibrio, una suerte de serenidad y sabiduría que sólo se alcanza una vez que se ha atravesado, como una catarsis, el umbral de la tragedia. 

Otra visión extrema, de un pathos sobrecogedor, fue la de Morir como un hombre, del portugués João Pedro Rodríguez, un film que pasó injustamente inadvertido, como tantos otros este año.

De Portugal también llegó la bellísima El extraño caso de Angelica, de Manoel de Oliveira. 
Como siempre en el veteranísimo maestro portugués (103 años), la puesta en escena es en apariencia sencilla, casi naïf, pero en el interior de esos planos fijos y frontales, que recuerdan los del cine de Luis Buñuel (inspirados a su vez en la iconografía religiosa medieval), se esconde, sin embargo, el misterio de su arte. La realidad se transfigura en su mirada y todo adquiere un extraño vuelo feérico, a partir de la obsesión de un joven fotógrafo que cree haber visto sonreír (y haberlo captado con su cámara) a una joven muerta.

En un año particularmente pródigo para el cine italiano, donde abundaron los estrenos en la lengua del Dante –La prima cosa bella, La hora del crimen, El hombre que vendrá, Tengo algo que decirles, El amante– se destacaron particularmente dos. De manera muy evidente, Habemus Papa: el psiconalista del Papa. La notable película de Nanni Moretti –bendecida con una composición excepcional de Michel Piccoli como el purpurado que se niega a asumir la máxima responsabilidad de la Iglesia Católica– se pregunta ante todo por las formas que asume la representación del poder, por los modos de relacionarse con la realidad, por las palabras y categorías de pensamiento con las cuales abordar el fragmentario mundo contemporáneo. Por su parte, y de un modo más discreto, quizá porque sus estrellas eran apenas unas cabras y un perro, otra cumbre del cine italiano de este año fue Le quattro volte, de Michelangelo Framartino, que borra de manera indiscernible las fronteras entre documental y ficción para entregar un pequeño poema lírico, pleno de sabiduría, ternura y humor.
Filmada en paisajes típicamente italianos, pero protagonizada por la francesa Juliette Binoche y dirigida por el gran iraní Abbas Kiarostami, Copia certificada debe inscribirse entre los grandes títulos que deparó la cartelera porteña en el 2011. Por debajo de su apariencia deliberadamente simple, que durante una tarde de verano narra la lenta disolución de una pareja (interpretada por Binoche y el cantante de ópera William Shimell, en su debut cinematográfico), Copie conforme trabaja distintos niveles de lectura, que giran todos alrededor del tema del doble y de los ecos de otras historias en una nueva historia. Es que el tema de la “copia auténtica” es la idea central de la nueva película de Kiarostami, que en su primera incursión fuera del cine de su país se anima a dialogar con las convenciones y los modos de relato del cine occidental.

Otra cumbre del año fue Aquel martes después de Navidad, del rumano Radu Muntean, que con la historia más vieja del mundo –un triángulo amoroso– demuestra que la originalidad no está en los temas, sino en la forma de abordarlos. Y, de paso, que el cine de su país sigue estando no sólo en la cresta de la ola festivalera, sino que es capaz de producir con solidez y continuidad un núcleo de films de un rigor y una madurez sorprendentes.

A diferencia de otros años, de Francia llegaron pocos títulos. Se destacaron La mentira, de Xavier Giannoli, y De dioses y hombres, de Xavier Beauvois. Pero sobre todo, y por varios cuerpos, la excepcional Carlos, de Olivier Assayas, dedicada a una de las figuras más enigmáticas, controvertidas e inasibles del terrorismo internacional, el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, que si no fuera porque existió y existe en la realidad (actualmente cumple cadena perpetua en Francia) se diría que es un personaje de ficción, la creación de un guionista afiebrado, una criatura puramente cinematográfica.

Un nombre repetido en la cartelera porteña este año fue el de Woody Allen, a quien el público local pudo finalmente seguirle el tren y ponerse al día. Primero fue el estreno de Conocerás al hombre de tus sueños (la más floja de sus películas en muchos años), luego la ácida Que la cosa funcione, y last but not least, la luminosa Medianoche en París, un simpático, ligero divertimento. Allí, Hemingway, Picasso y otras vacas sagradas de la cultura parisina de los años ’20 son mostrados de forma amablemente caricaturesca, a la manera de un viejo cuento de Allen, ¡Memorias de los años veinte! (incluido en el volumen Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, reeditado infinidad de veces por Tusquets).

En el campo del cine indie estadounidense fueron muy celebradas (seguramente demasiado) Lazos de sangre, de Debra Granik, y Blue Valentine, una historia de amor, de Derek Cianfrance, pero la película verdaderamente independiente del año fue Go Get Some Rosemary (Daddy Longlegs), de los hermanos Jo-shua y Ben Safdie, hecha en el auténtico espíritu de John Casave-ttes. Y si de polémicas se trata, nada fue más controvertido que el estreno de El árbol de la vida, de Terrence Malick, protagonizada por Brad Pitt y ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2011. En el mismo film –que aspira a las dimensiones cósmicas del Kubrick de 2001: Odisea del espacio– parecen convivir las cimas y abismos del mejor y del peor cine: el más lírico y sugerente y también el más elemental, soberbio y pedestre.

La temporada cinematográfica 2011 tampoco hubiera sido la misma sin los desbordes tanáticos de El cisne negro, de Darren Aronofsky, inspirados en los gialli del italiano Dario Argento, y sin el formalismo mórbido, vicioso de La piel que habito, de Pedro Almodóvar. En una cuerda diferente, pero igualmente perturbadora, el enfant terrible canadiense Xavier Dolan presentó Yo maté a mi madre, un film hecho desde la subjetividad de su director y su personaje, que son un poco el mismo.

El cine de género de Hollywood trajo el regreso, en su mejor forma, del viejo maestro del terror John Carpenter, con Atrapada, mientras que los hermanos Joel y Ethan Coen se dieron el gusto de hacer la remake del western True Grit, que aquí se llamó Temple de acero. La primera hora de metraje de Super 8, el homenaje de J.J. Abrams al cine de Steven Spielberg, también estuvo entre lo más impactante del año; lástima que la segunda mitad se dispersara por los mismos “valores de producción” que uno de los niños protagonistas, aspirante a cineasta, anhelaba alcanzar.

En todo caso, la mejor reflexión sobre el cine que aportó el cine mismo este año fue La vida útil, del uruguayo Federico Veiroj. Como escribió en estas mismas página Horacio Bernades, “La vida útil es el anti Cinema Paradiso que durante el último cuarto de siglo el cine estuvo esperando: una película que en lugar de llorar la muerte de una época salta sobre ella, con un pasito de tap dance”.