sábado, 21 de julio de 2012

CINE.EMPIEZA LA MUESTRA MADRIDCINE EN EL CINE GAUMONT/SE ESTRENA NICARAGUA... EL SUEÑO DE UNA GENERACIÓN, UN HOMENAJE A LA REVOLUCIÓN SANDINISTA


Fuente:  http://www.gacemail.com.ar/index.php?idnota=20560


A PARTIR DE UN CONVENIO ENTRE EL INCAA Y UN INSTITUTO ESPAÑOL, CADA AÑO SE REALIZA UN FESTIVAL EN ALGUNO DE LOS DOS PAÍSES. EN 2012, LA SEDE ES BUENOS AIRES. SE VERÁN SIETE FICCIONES ESPAÑOLAS NO ESTRENADAS AQUÍ, CUATRO DOCUMENTALES Y UN PROGRAMA DE CORTOS.
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LOS REALIZADORES DE EL ALMAFUERTE ESTRENAN ESTE JUEVES NICARAGUA... EL SUEÑO DE UNA GENERACIÓN, UN HOMENAJE A LA REVOLUCIÓN SANDINISTA. “NOS GUSTARÍA LLEGAR A LOS JÓVENES, QUE LA PELÍCULA SIRVA PARA DEBATIR Y PENSAR LA MILITANCIA”, DICEN.

Un ida y vuelta para estar al día

Hace ochos años, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y la Consejería de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid establecieron un convenio para que en los años impares se desarrolle en la capital española la muestra Argencine, con la exhibición de largometrajes nacionales no estrenados comercialmente en la Península Ibérica. Y en los años pares, se acordó que se presente Madridcine en Buenos Aires. Este año, la cuarta edición de la muestra española se realizará desde mañana hasta el miércoles 25 de julio en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont (Rivadavia 1635), donde elpúblico argentino podrá conocer siete films de ficción españoles no estrenados en la Argentina y cuatro documentales ibéricos, además de un programa de cortos. “De las cuatro ediciones de Madridcine, ésta es la que presenta la selección más llamativa”, comenta el periodista Carlos Morelli, director de la muestra por la parte argentina.
Y para corroborar lo expresado por uno de los creadores del ciclo televisivo Función privada basta con enfocar sobre el material ofrecido.

Uno de los films más destacados de la selección es No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, ganador de seis premios Goya en la edición 2011 de los galardones que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director. Ambientada en una noche madrileña, la historia presenta a Santos Trinidad, un detective policial que regresando a su casa en estado de ebriedad se ve envuelto en un triple asesinato.

Desde ese momento, el policía inicia una investigación contra el único testigo que vio el hecho y que logró escapar. Otra de las ficciones destacadas de Madridcine es Pájaros de papel, dirigida por Emilio Aragón, también autor del guión junto al argentino Fernando Castets, guionista de las primeras películas de Juan José Campanella. Morelli comenta que Pájaros de papel es una suerte de regreso al clásico El viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán Gómez, “pero con el agregado de que esos artistas trashumantes tienen una dolorosa confrontación con las crueldades del franquismo; es una película que, por un lado, habla de la guerra y, por otro, habla de la nobleza y del sacrificio de los actores de teatro callejero”.

Bon appétit, de David Pinillos, aborda la línea divisoria entre la amistad y el amor en la juventud. Daniel es un destacado chef español que logró cumplir un sueño al conseguir trabajo en uno de los restaurantes más famosos de España. Allí conoce a Hanna, una bonita sommelier, con la que pronto entabla una relación de amistad que... irá tomando otro color. Basada en una historia real, Entrelobos, de Gerardo Olivares, presenta la historia de Marcos Rodríguez Pantoja, un hombre que, en su infancia, fue vendido por su padre a un pastor con el que aprendió a criar animales y a aprovisionarse de alimentos en un ámbito inhóspito. Pero cuando el pastor desapareció, Marcos se quedó solo, debió enfrentar la naturaleza y comenzó a convivir con los lobos que descubrió en una cueva.

El cineasta Montxo Armendáriz dirigió No tengas miedo, un drama que tiene como protagonista a una mujer cuya infancia fue un calvario, y ya de adulta intenta recuperar el tiempo perdido rehaciendo su vida y haciendo uso de la libertad que le fue cercenada de pequeña. Elegida para representar a España en los Premios Oscar 2012, También la lluvia, de Iciar Bollaín, se vio en el Festival de Berlín 2011, donde obtuvo el Premio del Público de la Sección Panorama. ¿La historia? Es la de un productor y un director de cine que deciden emprender un viaje a Bolivia para filmar una película sobre la llegada de los españoles a América y, en medio del rodaje, se desata la Guerra del Agua, hecho que pone a prueba sus convicciones, mientras se desmoronan sus preconceptos.

Se sabe que el cine y la música son las dos grandes pasiones del realizador Fernando Trueba, quien ha logrado combinarlas en algunos de sus largometrajes. Entre ellos, figura la película que podrá verse en Madridcine: la animación Chico y Rita, que presenta una historia ambientada en los años ’40 y ’50, entre Nueva York y La Habana, donde los personajes que le dan título al film protagonizan una historia de amor. El largometraje animado tiene un plus: la música es de la leyenda cubana de 93 años Bebo Valdés. Y Chico y Rita habla, de algún modo, de la pasión que Trueba siente por la generación de este gran músico que participó en el documental El milagro de Candeal, dirigido por el cineasta español.

Otra novedad de Madridcine 2012 es que la programación cuenta con cuatro documentales. Uno de ellos es Ciudadano Negrín, codirigido por Sigfrid Monleón, Carlos Alvarez e Imanol Uribe. “Es la biografía de Juan Negrín, quien fue presidente de la Segunda República Española entre 1937 y 1945. Y durante las dos horas de metraje, el documental tiene un noventa por ciento de material de archivo que jamás se vio en la Argentina”, anticipa Morelli. En ¿Cuánto pesa su edificio Sr Foster?, se cuenta la trayectoria “del famoso arquitecto de maravillas, como el aeropuerto de Pekín, el Reichstag de Berlín o el edificio Hearst de Nueva York. Miguel Gonçalvez Mendes dirigió José y Pilar, film que retrata la relación de amor entre el recordado Premio Nobel de Literatura José Saramago y su mujer, Pilar del Río, encargada de mantener viva la memoria de Saramago como presidenta de la fundación que lleva el nombre del gran escritor portugués.

El político catalán Pasqual Maragall es un hombre reconocido en toda España por haber sido alcalde de Barcelona entre 1982 y 1997. Y, además, fue presidente de la Generalitat de Catalunya entre 2003 y 2006. Así como durante toda su vida batalló para lograr conquistas para su comunidad, hace unos años le tocó emprender una lucha más personal que, sin embargo, gracias a su personalidad, la convirtió en una causa colectiva. En el otoño de 2007, Maragall anunció públicamente que le habían diagnosticado mal de Alzheimer. Lo hizo ante las cámaras a las que siempre enfrentó cada vez que debía informar una medida política en sus tiempos de alcalde. Y no fue una lucha silenciosa, sino colectiva porque junto a su familia creó una fundación dedicada a estudiar esta enfermedad.

El periodista y documentalista catalán Carles Bosch conoció a Maragall cuando la Televisión Pública de Cataluña le encargó un documental que reflejara el problema de la enfermedad a partir del caso del político. Así fue como realizó el documental Bicicleta, cuchara, manzana, que integra la Muestra Madridcine. Gracias al enfoque humano que Bosch le imprimió al relato, con el correr de la cinta, el documental se transforma en la narración de la historia de un hombre que en cada acto cotidiano demuestra que ama la vida.

Por Oscar Ranzani
Fuente y Más información: www.pagina12.com.ar
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“Ninguna revolución es ajena”

Tan lejos y tan cerca. En 1979, en una conferencia de prensa, Jorge Rafael Videla afirmaba, muy seguro frente a los periodistas, que un desaparecido “no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”. También en 1979, en Nicaragua otra dictadura –la del gobierno dinástico de la familia Somoza, que había accedido al poder de manera non sancta en la década del ’30– caía ante la Revolución Sandinista. Durante poco más de diez años, la revolución avanzó como pudo, resistiendo bloqueos comerciales impuestos por Estados Unidos –que había apoyado al gobierno de Somoza desde sus inicios–, que además financiaba y entrenaba a la contrarrevolución (Contras). El desgaste favoreció que en las elecciones de 1990 los votantes se orientaran hacia la coalición UNO liderada por Violeta Chamorro, lo que marcó un viraje político radical. No obstante, en las elecciones de 2007, el sandinismo regresó a la presidencia con Daniel Ortega, siendo reelecto en 2012.

“Lo nuestro fue un sueño, lo de ellos fue una realidad”, dice Pola Auger, una de las protagonistas del documental Nicaragua... El sueño de una generación, segundo largometraje dirigido por Roberto Persano y Santiago Nacif (el primero había sido El Almafuerte, en 2010, junto a Andrés Martínez Cantó, que acá pasa al rol de productor ejecutivo) y que se estrena este jueves en el cine Gaumont (Rivadavia 1635). La última revolución exitosa de Latinoamérica atrajo internacionalistas dispuestos a sumarse a la apuesta sandinista, entre los cuales hubo numerosos argentinos que habían sido empujados al exilio por el Proceso de Reorganización Nacional y es sobre ellos y sus experiencias sobre quienes se centra el film.

“Empezamos el rodaje en 2009, cuando fuimos la primera vez a Nicaragua”, cuenta Persano. “En ese momento estaba Zelaya exiliado en Nicaragua, después del golpe que le hicieron en Honduras. Y ahora de nuevo: a punto de estrenar la película, otro golpe, en Paraguay. Eso habla de la necesidad... Siempre nos preguntaban ‘¿por qué Nicaragua?, ¿una revolución?, pasó hace treinta años, es pasado’. No, no es pasado, me parece que está más vigente que nunca la necesidad de rescatar de la memoria del proceso sandinista y contribuir a formar lazos solidarios entre los países de América latina.”

–¿Cómo fueron llegando a los entrevistados?

Roberto Persano: –La primera que encontramos fue Felisa Lemos, médica rural y especialista en Epidemiología, que durante la revolución fue directora de Epidemiología, docencia e investigación del área del Cuá Bocay. Justo para esa época estaba presentando un libro que escribió sobre su experiencia en Nicaragua: se llama Nicaragua, el huracán del ojo revolucionario. Ella fue la primera persona con la cual nos entrevistamos. Y después conocimos al Pampa Ubertali, periodista, que colaboró en el Ministerio del Interior y en la universidad, así como en la instrucción político-militar de las milicias sandinistas. Lo había escuchado en un programa de radio; me contacté y me pasaron el teléfono.

Sebastián Nacif: –Y ellos mismos te van diciendo: ‘Ah, ustedes deberían hablar con tal’. Al principio no conocíamos mucho y empezamos a investigar. Uno después se va dando cuenta –es un poco lo que nos pasó a nosotros investigando para la película– de que hubo un montón de argentinos que estuvieron en Nicaragua.

–Entre los que se quedaron, o volvieron a Nicaragua, ¿cómo vivieron en los ’90 la entrada del UNO?

S. N.: –Esto de ver los pocos, muchos o medianos logros que había conseguido la revolución se echaban para atrás. Por ejemplo, lo que había costado tanto montar, todo un sistema de salud –sobre todo en el interior de Nicaragua, en las partes montañosas donde no había nada de asistencia sanitaria y se habían podido construir un montón de salas gratuitas para la gente–, en los ’90 se privatizó. Obviamente, ningún campesino podía recurrir a una salita privada. Para muchos fue una frustración muy grande ver que esos pocos logros que había conseguido la revolución iban para atrás, como también los índices de analfabetismo. El sandinismo había podido reducir el analfabetismo de un 70 y pico por ciento a menos del 10 por ciento; después, en los ’90, volvió a recrudecer y se fue a más del 20 por ciento.
R. P.: –De hecho, los que vuelven a la Argentina, vuelven pos-derrota del Frente (Sandinista de Liberación Nacional) en las urnas en el ’90.

–Algunos testimoniantes cuentan en el documental que, en ciertas situaciones críticas, tomaban conciencia de que podían llegar a ser de vida o muerte, con las consecuentes implicancias para su familia...

R. P.: –Ellos marcaban la diferencia con respecto al miedo; el miedo que sentían acá y el miedo que sintieron en Nicaragua. O sea, la muerte estaba presente en ambos lados y los propios milicos argentinos –que los perseguían acá y por lo cual se tuvieron que exiliar– estuvieron en Nicaragua o en Honduras, entrenando a la contrarrevolución con la cual tuvieron que enfrentarse después. Sin embargo, era un miedo totalmente distinto. Acá era un miedo solitario, el temor de sentir que la muerte era una muerte inútil acá, que morías por nada en la soledad y allá te sentías parte de todo un proceso. “Si yo me moría, sabía que la revolución se iba a hacer cargo de mis hijos”, te cuentan. No había angustia, porque sabían que su muerte no iba a ser en vano.

S. N.: –El proceso revolucionario se vivía con alegría, porque sabían que estaban haciendo un país de la nada, construyéndolo de cero. Y lo que a nosotros nos llamaba la atención es cómo hacían para convivir con esta sensación y también con la muerte. Porque cuando uno participa de un proceso de este tipo convive con la muerte: mueren sus compañeros, mueren familiares.

–¿Qué expectativas tienen con la película?

R. P.: –Sobre todo nos gustaría que tenga llegada al público más joven, que sirva para debatir y pensar la militancia. Y ahora, en momentos donde la Patria Grande parece estar más consolidada –más allá de estos golpes que se siguen sucediendo–, está bueno plantearse y pensar el presente también desde el pasado y qué ocurrió en el ’79 cuando Nicaragua era la luz de la esperanza para el continente.

S. N.: –Pensamos la película como un pequeño homenaje a estos militantes que realmente entregaron su vida. Muchos murieron en Nicaragua –muchos extranjeros, argentinos incluidos– por un proceso que uno podría decir que les era ajeno. Sin embargo, justamente, los lazos de hermandad y solidaridad demuestran que no, que ninguna revolución es ajena, como diría el Che.

Por Diego Braude
Fuente y Más información: www.pagina12.com.ar
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CRÍTICA:Cuando la revolución dejó de ser un sueño eterno

En Nicaragua, El Sueño de una Generación (2012) los directores Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano indagan desde el documental de investigación la historia de la revolución sandinista a partir de la visión de los argentinos exiliados que fueron partícipes de la misma.

Un 19 de julio de 1979, mientras toda Latinoamérica se encontraba en manos de dictadores, en Nicaragua la Revolución Popular Sandinista derrocaba al presidente Somoza y liberaba al país de una de las más antiguas dictaduras del continente. De ella no solo participaron nicaragüenses sino también argentinos que desde el exilio veían como sus sueños revolucionarios no eran una utopía sino una realidad, aunque más no sea en un país hermano.

Nicaragua, El Sueño de una Generación reconstruye la historia de la revolución sandinista, su triunfo, apogeo y la posterior derrota producto del neoliberalismo, con testimonios de una serie de argentinos que formaron parte de ella. Sus vivencias son contadas a cámara mientras se complementan con imágenes de archivo inéditas – entre ellos un corto animado realizado por la actual presidenta del INCAA Liliana Mazure - que ilustran los hechos y recuperan el espíritu revolucionario de una época, pero no desde el lugar de la utopía sino del hecho concreto del triunfo.

Entre las diferentes imágenes y testimonios aparecen escenas de películas realizadas por cineastas argentinos como parte de un movimiento que hoy son un documento único para marcar los cambios producidos durante una década. Algunos acertados y otros errados.  “El cine debe acompañar las transformaciones de los pueblos” dice el realizador Jorge Denti en un momento del film y es sin duda el lema que atravesará todo el relato, resumiendo el carácter revolucionario del mismo.

Sobre el final el relato girará hacia una nueva falsa revolución, contraria a la que soñaron los sandinistas: la “antirevolución neoliberal” que se apoderó del país a finales de los años 80 con promesas de paz y bienestar económico. Una cámara rabiosa se posa sobre shoppings, hoteles cinco estrellas y hamburgueserías multinacionales para mostrar la superficialidad decorativa de las políticas excluyentes que inundarón al país. Un final ya conocido por gran parte de los latinoamericanos que nada tiene de felíz.

Nicaragua, El Sueño de una Generación recupera una parte de la historia, no muy conocida por los argentinos, revindicando aquellos compatriotas que querían cambiar el mundo y desde la lucha y la perseverancia pudieron al menos cambiar un país.


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