domingo, 3 de febrero de 2013

PUBLICAN LOS CUADERNOS DE LA RED DE HISTORIA DE LOS MEDIOS


La necesidad de pensar la televisión

Un portal destinado al intercambio de información, el debate y la circulación de materiales sobre esa disciplina, cuyo dominio es www.rehime.com.ar, sirve de plataforma para el lanzamiento de una serie de cuadernos sobre el tema.
 Por Ezequiel Boetti
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-27726-2013-02-03.html
A la televisión se la ama o se la odia, pero difícilmente se la piensa. 
Entronizada por muchos como la máxima deidad de un mundo secular con la misma fuerza con la que otros se empecinan en verla exclusivamente como un somnífero mental, la pantalla chica pidió, desde su misma creación, una reflexión constante sobre la potencia de sus particularidades. Al fin y al cabo, ya los primeros armatostes del siglo pasado alteraron usos y costumbres de sus consumidores, marcando incluso el ritmo de las rutinas. 
“Hubo algunos intentos de pensarla, pero es cierto que es difícil porque se trata de abordar un objeto que forma parte de la cultura diaria. En ese sentido, la televisión padece el hecho de estar demasiado cerca y presente”, observa Mirta Varela, docente de la cátedra Historia de los Medios de la UBA. Ella y un grupo de colegas tomaron conciencia de esa situación y unieron fuerzas para crear, a fines de 2010, un portal destinado al intercambio de información, el debate y la circulación de materiales sobre esa disciplina, cuyo dominio es www.rehime.com.ar
La web sirvió de plataforma para el lanzamiento de una serie de cuadernos sobre el tema. El primero de ellos aborda las diversas facetas de la historia de los medios, entre los que se destaca una extensa entrevista conjunta sobre la digitalización audiovisual en Canal 7 a sesenta años de la primera televisión en la Argentina. El segundo, de reciente publicación, es una recopilación de seis trabajos que pone en su justa dimensión algunas de las consecuencias de la caja electrónica. Que será muchas cosas, pero no boba.
La flamante edición abre con una aproximación de la estadounidense Lynn Spigel a la obra de uno de los pensadores del fenómeno televisivo más importantes del siglo pasado, Raymond Williams, recordado sobre todo por su análisis de la retórica audiovisual como un “flujo” constante de imágenes y sonidos diversos y muchas veces sin relación entre sí. “Es la idea de sentarse a ver televisión como un acto más parecido a abrir una canilla que a leer un libro”, resume Varela, editora del libro. Los tres textos siguientes desglosan el vínculo entre el medio y las dictaduras en Brasil, Uruguay y Chile, con especial hincapié no sólo en lo que ocurría detrás de la pantalla, con leyes y regulaciones ampliamente favorables a los servidores del mensaje oficial, sino también delante. Esto es: de qué manera la coyuntura social y política de aquellos años se tradujo en contenidos.
El último par analiza dos experiencias ocurridas en los setenta. Una de ellas ocurrió durante el reverdecer democrático en Brasil, cuando el mítico cineasta Glauber Rocha intentó hacer una televisión radicalmente distinta a la que había hasta ese momento a través de un programa llamado Abertura.
La otra narra la particular situación vivida en Mozambique justo después de su independencia, en 1975, cuando se quiso pensar un modelo audiovisual propio, personal y, por si fuera poco, alejado de los ya existentes. El problema es que no tenían siquiera una mínima idea acerca de cómo crearlo. “Se invita a un grupo de cineastas, entre ellos a Jean-Luc Godard, con el fin de imaginar a esa nueva televisión. La cuestión era cómo hacer imágenes totalmente nuevas en un país que se pretendía nuevo y diferente. Si desde el punto de vista político se pensaba una utopía, ¿por qué no pensar lo mismo desde las imágenes?”, se pregunta la docente.
–Recién mencionaba “utopía”, concepto al que también se refiere en su prólogo. ¿Cómo se relaciona con el contenido del libro?
–Uno de los esfuerzos del cuaderno es tratar de tomar distancia de la televisión existente. Ella nos resulta demasiado habitual para poder ver ciertas utopías y distopías que existieron. La tensión es una forma de tener dos polos opuestos desde donde pensarla. Lo primero está relacionado con la idea de imaginar alternativas a la televisión existente, como hizo Williams. El sostenía que sus características se deben a ciertas determinaciones sociales e históricas, y que por lo tanto podría haber sido de otra manera. Ahí hay espacio para analizar cómo una sociedad distinta podría tener una televisión diferente. El otro punto era recordar algunos casos realizados donde efectivamente se hubieran pensado utopías, como Abertura y Mozambique. Las distopías marcan una contracara a todo eso. Durante las dictaduras latinoamericanas, por ejemplo, muchas veces no podía distinguirse el discurso televisivo del oficial.
–En ese sentido, uno de los puntos en común entre las tres dictaduras parece ser el aprovechamiento de los usos sociales del medio para la construcción de un “ser nacional”. ¿Es así?
–Es que la televisión no puede ser escindida del sistema político y social que la instala. Hay muchos factores pertenecientes al primero que producen cortes, pero las continuidades sociales suelen ser mayores. En ese sentido, esos tres textos intentan pensar hasta dónde establecer una periodización con las dictaduras sirve para pensar lo que ocurrió con el medio. En los últimos años vimos en la Argentina que los procesos mediáticos no concluyeron al retirarse los militares, sino que tuvieron consecuencias económicas y políticas a lo largo de muchos años.
Más allá de esos aspectos, se aborda también lo ocurre delante de la pantalla. Me parece que las cuestiones puestas en escena heredadas fueron menos abordadas. Algunas transformaciones producidas en esos años se ven hasta el presente. El caso de Brasil es particularmente interesante. Allí, los cambios en la televisión, en especial la Rede Globo, llevaron a una “higienización del grotesco”, pasando de una programación chabacana a otra apuntada a las clases medias. Pero, a su vez, eso también fue parte de un proceso de fuerte control que, por ejemplo, no permitía transmitir en vivo y en directo. Las famosas telenovelas son resultado de una política de fuerte control de la dictadura de aquel país.
–Raymond Williams es uno de los intelectuales que mejor pensó el fenómeno televisivo. ¿Qué surge de la relectura de su obra desde la actualidad?
–El intentó pensarla desde la relación entre cultura y sociedad. En ese sentido, la televisión surge como una técnica al servicio de una etapa del capitalismo que es la de “suburbanización”, y en medio de un marco que él llama de “privatización móvil”. Así como el periódico era necesario para las grandes ciudades, la televisión fue el medio que sirvió para entretener, informar y de alguna manera hacer posible la vida en los suburbios. Estados Unidos es un ejemplo clarísimo: las casas venían equipadas con cocina, servicios, radio y televisión. Eso significa que uno podía vivir alejado, siempre y cuando tuviera auto para llegar a la ciudad y una televisión para desconectarse físicamente. No se trata de un fenómeno actual, pero sirve para pensar lo que ocurre hoy con los medios en general, especialmente Internet.
* Los cuadernos de la Red de Historia de los Medios se consiguen en la casa central de Prometeo Libros (Corrientes 1916) y Lilith Libros (Paraguay 4399). Próximamente estará en los puntos de venta detallados en http://www.rehime.com.ar/ escritos/cuadernos.php

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