El director de cine condenado a muerte por la dictadura militar, es rescatado a través de una publicación que contiene su obra, en libro y colección completa de filmes.
http://www.mdzol.com/nota/524724/
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Uno de los cineastas condenados a muerte por la dictadura cívico militar, fue Jorge “El Tigre” Cedrón, que Fernando Martín Peña rescata, a través de un libro sobre su obra y la colección completa de sus filmes restaurados, en una caja especial del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).
Según Peña, tanto “El cine quema: Jorge `El Tige` Cedrón”, de Peña, como la filmografía “Hasta la memoria siempre”, están destinada “...a disipar parte de ese silencio, que pesa sobre la vida y obra de Cedrón”, una obra “en la cual la necesidad de expresión personal se impone sobre los rigores de la militancia, de las condiciones económicas, de las inhibiciones políticas”.
La obra, que no tiene antecedentes en la combinación de libro más DVDs dedicada a una filmografía tan memorable como perseguida, es una interpretación fuera de lo común de una vida marcada a fuego por la militancia, que lo conducirá a un remate trágico y confuso, ocurrido en coincidencia con otro hecho inquietante, en una comisaría de París en 1980, nunca aclarado.
Cedrón fue autor de un puñado de títulos, contestatarios y controversiales, sufrieron destinos dispares hasta que finalmente, a más de tres décadas, este trabajo los pone en un merecido lugar, el del recuerdo, producto de varios años de contactos y búsquedas, investigación y entrevistas, con el fundamental objetivo de sus responsables de rescatar su obra completa en copias restauradas.
Cedrón fue autor de un puñado de títulos, contestatarios y controversiales, sufrieron destinos dispares hasta que finalmente, a más de tres décadas, este trabajo los pone en un merecido lugar.
Según Peña, tanto “El cine quema: Jorge `El Tige` Cedrón”, de Peña, como la filmografía “Hasta la memoria siempre”, están destinada “...a disipar parte de ese silencio, que pesa sobre la vida y obra de Cedrón”, una obra “en la cual la necesidad de expresión personal se impone sobre los rigores de la militancia, de las condiciones económicas, de las inhibiciones políticas”.
La obra, que no tiene antecedentes en la combinación de libro más DVDs dedicada a una filmografía tan memorable como perseguida, es una interpretación fuera de lo común de una vida marcada a fuego por la militancia, que lo conducirá a un remate trágico y confuso, ocurrido en coincidencia con otro hecho inquietante, en una comisaría de París en 1980, nunca aclarado.
Cedrón fue autor de un puñado de títulos, contestatarios y controversiales, sufrieron destinos dispares hasta que finalmente, a más de tres décadas, este trabajo los pone en un merecido lugar, el del recuerdo, producto de varios años de contactos y búsquedas, investigación y entrevistas, con el fundamental objetivo de sus responsables de rescatar su obra completa en copias restauradas.
Cedrón fue autor de un puñado de títulos, contestatarios y controversiales, sufrieron destinos dispares hasta que finalmente, a más de tres décadas, este trabajo los pone en un merecido lugar.
La edición, correspondiente a 2013, forma parte de un año de prosperidad editorial para libros de cine nacional, lo que habla de una oferta empeñada en profundizar en la historia del arte, un interés reflejado tanto en los emprendimientos privados como en los públicos con inclusión de material audiovisual, como ocurre en esta edición del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
De 2013 son obras como “Historia del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata", editado por Corregidor, “Rosas y su época en el cine argentino”, de Agustín Neifert; “Más allá del olvido”, de Guillermo Russo y Andrés Insaurralde, “Lita Stantic: El cine es autmovil y poema”, también de Peña con Maximo Eseverri, y del Incaa, “Cine argentino para coleccionar”, para el Bicentenario.
La caja acerca de la obra de Cedrón aporta, como el libro de Stantic lo hace con “Un muro de silencio”, los cortos “La vereda de enfrente” y “El otro oficio”, y los largos “El habilitado” (1970), el documental “Por los senderos del Libertador” (1971), la ya clásica “Operación Masacre” (1972) y los también documentales “Resistir” (1978), de su vínculo con Montoneros y “Gotán” (1979).
El recorrido de Peña, que contó con la valiosa colaboración de Lucía Cedrón, hija del homenajeado y como éste, cineasta, es apasionante porque lo hace desde los mismos testimonios de quienes estuvieron cerca de Cedrón a la hora de producir obras en clandestinidad, como ocurrió con “Operación Masacre”, todavía en Argentina, o en el exterior con “Resistir” para Montoneros.
El proyecto nació en 2011 con el hallazgo y la repatriación de copias de las películas de Cedrón diseminadas por el mundo, y culminó entre 2010 y 2013, tareas en las que colaboraron Liliana Mazure a su paso por el Incaa, y Evangelina Loguercio, así como en especial el equipo técnico de los laboratorios Cinecolor, que participaron en el emprendimiento con su experiencia.
La identidad del trabajo está dada por la estructura del relato, que abunda en fotos tomadas del arcón de los recuerdos muchas de ellos familiares, así como un tejido de confesiones de los múltiples entrevistados que van armando el difícil retrato de un personaje que ofrece más enigmas que certezas, o que en todo caso para quienes solo conocieron algunas de sus obras, admiración.
Los testimonios que arman el cuadro total de “Operación Masacre” son memorables: cada frase puesta en boca de quienes vivieron desde su presencia cercana a Cedrón en aquella experiencia es en si otra película tan apasionante como la que recrea desde el relato de Rodolfo Walsh, los fusilamientos de militantes contragolpistas en los basurales de José León Suárez, en 1956.
Están las voces de Rodolfo Walsh, El Tata Cedrón, Hugo Alvarez, Marta Montero –esposa de Cedrón-, de su padre Saturnino Montero Ruíz, y también aparece la génesis de “Resistir”, historia de la resistencia política argentina, con textos de Juan Gelman, contada por el líder de Montoneros Mario Firmenich, elogiada por Julio Cortázar, por su "objetividad de dichos y fuerza de imágenes".
También hay un espacio dedicado al proyecto de llevar al cine “Mascaró, el cazador americano”, de Haroldo Conti, que pensó codirigir con el cubano Rapi Diego, de “El asilo”, del que habla Jean-Claude Carriere y otros pormenores de ese tiempo de exilio que derivó en una historia de intrigas políticas y muerte que sirvió de base al filme “Cordero de Dios”, de Lucía Cedrón.
Esta trama es la que tiene que ver con el secuestro del ex intendente de Buenos Aires entre Montero Ruíz, padre de Marta, secuestrado en París, al mismo tiempo que Cedrón, según la policía decidió "suicidarse", pero por lo que puede surgir de un simple análisis, tanto un hecho como el otro, resultado de un plan urdido desde Argentina por la dictadura cívico militar.
Fuente: Télam.
De 2013 son obras como “Historia del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata", editado por Corregidor, “Rosas y su época en el cine argentino”, de Agustín Neifert; “Más allá del olvido”, de Guillermo Russo y Andrés Insaurralde, “Lita Stantic: El cine es autmovil y poema”, también de Peña con Maximo Eseverri, y del Incaa, “Cine argentino para coleccionar”, para el Bicentenario.
La caja acerca de la obra de Cedrón aporta, como el libro de Stantic lo hace con “Un muro de silencio”, los cortos “La vereda de enfrente” y “El otro oficio”, y los largos “El habilitado” (1970), el documental “Por los senderos del Libertador” (1971), la ya clásica “Operación Masacre” (1972) y los también documentales “Resistir” (1978), de su vínculo con Montoneros y “Gotán” (1979).
El recorrido de Peña, que contó con la valiosa colaboración de Lucía Cedrón, hija del homenajeado y como éste, cineasta, es apasionante porque lo hace desde los mismos testimonios de quienes estuvieron cerca de Cedrón a la hora de producir obras en clandestinidad, como ocurrió con “Operación Masacre”, todavía en Argentina, o en el exterior con “Resistir” para Montoneros.
El proyecto nació en 2011 con el hallazgo y la repatriación de copias de las películas de Cedrón diseminadas por el mundo, y culminó entre 2010 y 2013, tareas en las que colaboraron Liliana Mazure a su paso por el Incaa, y Evangelina Loguercio, así como en especial el equipo técnico de los laboratorios Cinecolor, que participaron en el emprendimiento con su experiencia.
La identidad del trabajo está dada por la estructura del relato, que abunda en fotos tomadas del arcón de los recuerdos muchas de ellos familiares, así como un tejido de confesiones de los múltiples entrevistados que van armando el difícil retrato de un personaje que ofrece más enigmas que certezas, o que en todo caso para quienes solo conocieron algunas de sus obras, admiración.
Los testimonios que arman el cuadro total de “Operación Masacre” son memorables: cada frase puesta en boca de quienes vivieron desde su presencia cercana a Cedrón en aquella experiencia es en si otra película tan apasionante como la que recrea desde el relato de Rodolfo Walsh, los fusilamientos de militantes contragolpistas en los basurales de José León Suárez, en 1956.
Están las voces de Rodolfo Walsh, El Tata Cedrón, Hugo Alvarez, Marta Montero –esposa de Cedrón-, de su padre Saturnino Montero Ruíz, y también aparece la génesis de “Resistir”, historia de la resistencia política argentina, con textos de Juan Gelman, contada por el líder de Montoneros Mario Firmenich, elogiada por Julio Cortázar, por su "objetividad de dichos y fuerza de imágenes".
También hay un espacio dedicado al proyecto de llevar al cine “Mascaró, el cazador americano”, de Haroldo Conti, que pensó codirigir con el cubano Rapi Diego, de “El asilo”, del que habla Jean-Claude Carriere y otros pormenores de ese tiempo de exilio que derivó en una historia de intrigas políticas y muerte que sirvió de base al filme “Cordero de Dios”, de Lucía Cedrón.
Esta trama es la que tiene que ver con el secuestro del ex intendente de Buenos Aires entre Montero Ruíz, padre de Marta, secuestrado en París, al mismo tiempo que Cedrón, según la policía decidió "suicidarse", pero por lo que puede surgir de un simple análisis, tanto un hecho como el otro, resultado de un plan urdido desde Argentina por la dictadura cívico militar.
Fuente: Télam.
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