Una celebración con gusto a poco
La película de Damián Szifron aspiraba a nueve estatuillas, pero sólo se llevó aquella en la que era amplia favorita. No pudo contra La isla mínima, que cumplió con los pronósticos previos y obtuvo diez de los diecisiete premios a los que aspiraba. Faltan dos semanas para los Oscar.
Por Ezequiel Boetti
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-34672-2015-02-08.html
Pasaron casi seis meses desde su estreno nacional para que esa topadora de records que es Relatos salvajes tuviera su primer traspié. Pequeño y no demasiado grave, sobre todo si se tiene en cuenta que sus chances para alzarse con el Oscar a Mejor Película extranjera dentro de dos semanas se mantienen intactas, pero traspié al fin. Es que el film de Damián Szifron voló bajito en la 29 entrega de los Premios Goya y no pudo contra La isla mínima, que cumplió con los pronósticos previos que la marcaban como la amplia favorita y se llevó 10 de los 17 premios a los que aspiraba. Sin embargo, el director de Los simuladores y Tiempo de valientes se dio el gusto de subir al escenario a recibir una estatuilla. Fue la más obvia de todas, aquella que parecía fuera de discusión, la de Mejor Película Iberoamericana. Leído así no suena mal, pero si se recuerda que competía en nueve ternas, entre ellas las de Mejor Película, Actor (Ricardo Darín), Guión y Dirección, el resultado tiene gusto a poco. ¿Que cómo es posible que un film extranjero haya competido en dos rubros de Mejor Película? Porque Relatos salvajes es una coproducción argentino-española (la pata ibérica es la empresa El Deseo, de los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar), condición que le permitió competir con dos pasaportes.
Conducida con soltura por el actor Dani Rovira, elegido también como Mejor Actor Revelación, la ceremonia no tuvo nada que envidiarle a la del Oscar.
Esto dicho no sólo por la pomposidad de los vestuarios, la pulcritud del escenario y una transmisión tan prolija como despersonalizada, sino por una duración kilométrica de casi cuatro horas, interrumpida apenas por un corte comercial. Entre medio, lo de siempre: más de una veintena de ternas, los discursos y reacciones más o menos espontáneos (sorprendió Nerea Barros recibiendo el premio a Actriz de Reparto por su papel en La isla mínima moqueando más que Halle Berry en los Oscar ’02), el clásico In memorian, un homenaje para un sorprendentemente sincero Antonio Banderas (difícil atribuir el carácter de pose a las palabras a su hija) y algunos números musicales y/o cómicos destinados a descomprimir y airear la velada. Todo atravesado por un aire discursivo que oscilaba entre la autocelebración de una industria que el año pasado alcanzó una cuota de mercado record superior al 25 por ciento y la crítica generalizada al Estado ibérico debido al mantenimiento del aumento del IVA a las entradas, que hace poco más de dos años pasó del 10,5 al 21 por ciento.
Más allá de que los electores de la Academia suelan equiparar calidad con éxito comercial (Relatos salvajes lleva cortados aquí más de 3,6 millones de tickets y del otro lado del Atlántico orilla el millón), esto no implicaba necesariamente que la tuviera servida. Es que las dos grandes favoritas eran los thrillers La isla mínima, que sigue el periplo de dos policías madrileños enviados a un pequeño pueblo sureño para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes, y El niño, una historia coral ambientada en el submundo del narcotráfico. Ambas encabezaban la nómina de las más ternadas, con 17 y 15, respectivamente, seguidas por el film protagonizado por Darín con 9. Sin embargo, el duelo tuvo poco y nada de suspenso, definiéndose más categóricamente que el último Boca-River. Y con la misma velocidad, ya que a la media hora era posible entrever hacia dónde se inclinaría la balanza, con La isla mínima alzándose con cuatro de las primeras cinco ternas (Vestuario, Actriz revelación, Dirección artística, Montaje). Así, el asunto se redujo a esperar y ver qué tan amplia sería la goleada. Al igual que el partido de la semana pasada, el resultado fue un auténtico baile.
Después de la seguidilla inicial, arrancó una repartija ecuánime entre las integrantes del segundo pelotón (cuatro para El niño, tres actorales para Ocho apellidos vascos, dos para la animada Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo) que culminó cuando, ya entrada la madrugada española, llegó la hora de los rubros principales. Y allí, claro, el film de Daniel Rodríguez puso el pie en el acelerador y arrasó con todo: Música Original, Canción Original, Guión, Actor protagónico, Dirección y Película.
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