La película busca justificar la versión de la
http://www.jornada.unam.mx/2015/10/22/espectaculos/a08n1esp
verdad históricade la Procuraduría General de la República a través de una pésima calidad de factura, afirma Luis Hernández Navarro.
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Luis Hernández, David Wood, Marcela Zendejas e Itzia Fernández, durante el debate efectuado en el Instituto GoetheFoto Roberto García Ortiz
Arturo Cruz Bárcenas
Periódico La Jornada
Jueves 22 de octubre de 2015, p. 8
Jueves 22 de octubre de 2015, p. 8
El documental La noche de Iguala fue calificado ayer como “bodrio,docufarsa y trabajo con estética de la PGR (Procuraduría General de la República)”.
Así lo consideraron los participantes en la mesa de análisis De Atenco a Ayotzinapa: cine documental e intervención política 2006-2015, realizada como parte de Docs Forum del décimo Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (10DocsDF), que concluirá el 24 de octubre.
En el Instituto Goethe de la colonia Roma se dieron cita Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión del periódico La Jornada; Marcela Zendejas, Itzia Fernández y Bruno Varela (vía Internet), moderados por David Wood.
El documental La noche de Iguala,basado en una investigación de Jorge Fernández Menéndez, se estrenó hace días y lo ha envuelto la polémica. Los padres de los 43 alumnos desaparecidos han desautorizado la versión y han instado a boicotearlo.
Luis Hernández refirió la represión ocurrida en Atenco.
La pregunta que uno se hace es: ¿cómo es posible que seis años después un grupo de estudiantes que en el momento de los hechos, si acaso tenían 16 años de edad, tuvieran tan presente y vivieran como una afrenta propia la agresión? Hay ahí un cruce de hechos significativos. Las redes del zapatismo se encargaron de poner la represión en la agenda política nacional. Funcionó un tiempo, pero no hay grandes libros sobre Atenco ni grandes relatos, y lo que existe como testimonio documental de lo sucedido es un documental elaborado por el canalseisdejulio. No sólo por ellos; participaron otros. Dura apenas 47 minutos y se volvió el instrumento fundamental para mantener vivas las manifestaciones.
La novedad es que ese documental del canalseisdejulio, agregó, se subió a Internet y se difundió masivamente. “El canalseisdejulio tiene una larga historia de hacer cine militante, hasta nuestros días. Este matrimonio, digamos afortunado, entre protesta y documentación de la protesta, tiene muy claramente una línea de continuidad con lo que sucede en la Ibero, con #YoSoy132, que ubica como uno de sus elementos centrales de crítica el control monopólico de los medios de comunicación en el país. Uno de los ejes centrales de su movilización es el señalamiento del duopolio televisivo, que no permite oxigenar la información con información real de lo que está sucediendo.
Es aquí donde aparece con toda claridad la finalidad del cine documental que busca influir políticamente contra la corriente con el objetivo de cuestionar el espacio de la verdad oficial... aspira, pero yo creo que esto no es posible, pero en el terreno de la discusión genera conciencia, sea lo que sea eso, y mantiene viva la memoria contra el olvido de un conjunto de agravios. El canal seis de julio mantiene viva una tradición militante.
Entre lo ocurrido en Atenco y Ayotzinapa media tiempo. “Claro, no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después, y aunque entre 2006 y 2014 median ocho años, los cambios que ha habido en la producción de documentales son muy importantes. Esta pretensión de formar una guerrilla fílmica o de elaborar una televisión sin televisión, que esté creando contenidos informativos sobre los grandes agravios sociales se ha transformado de manera significativa en estos nueve años. Se ha transformado no solamente apostando a los proyectos de resistencia y a los contrahegemónicos, sino también transformando desde el poder.
“El documental militante se ha convertido también en un instrumento del poder, como lo podemos ver en el panfleto fílmico De panzazo, creación de Mexicanos Primero, dirigida por Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola, que copia Waiting for Superman, de Davis Guggenheim, y que sirve de instrumento para el asalto a la educación pública y la crítica a los maestros por la derecha empresarial, articulando, desde la película, el intento de crear un gran movimiento social. Se exhibe en salas de cine comercial, se anuncia en parabuses y se transmite en televisión abierta. La cinta busca convertirse en un instrumento para establecer un conjunto de puntos que después son retomados en la famosa reforma educativa de Enrique Peña Nieto, que ni es reforma ni es educativa ni es de Peña Nieto.
“Este es un eslabón de documentalismo militante desde el poder que vemos en el último episodio con la película La noche de Iguala, de Jorge Fernández Menéndez... una gan operación de Estado que busca justificar la versión de la verdad histórica de la PGR, a través de, yo diría, pésima calidad de factura, aburrida, definitiva, que utiliza la estética PGR como elemento central. Cuando hablo de estética PGR me refiero a la proyección sistemática de todas estas escenas de capos capturados, como si fueran cabezas de animales salvajes colgados sobre la pared, o de decapitados, etcétera, etcétera, y que utiliza lo que ellos llaman el docudrama y que yo llamo docufarsa. Insiste en la representación ficticia de hechos supuestamente reales que se presentan sin ningún dispositivo crítico. Estamos hablando de una moneda de dos caras. Ayotzinapa representa, sin embargo, un salto en este tipo de documentalismo.”
Finalizó:
La realidad con la que se producen los materiales de Atenco no es la de Ayotzinapa. Hace falta trabajar en una taxonomía sobre los orígenes, las producciones, los tipos de relación, pero hay un antes y un después de Ayotzinapa.
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