“Buscaban un mundo diferente”
A través del proyecto Gaviotas Blindadas, los integrantes del Grupo Mascaró Cine Americano buscan reflejar que dentro de la propuesta revolucionaria de los setenta había un importante lugar reservado a la acción cultural. El film se estrena hoy.
Por Oscar Ranzani
A fines de 2002, cuando el país todavía ardía y no se había recuperado de la crisis política, económica y social en la que se había sumergido, producto del fracaso del gobierno de Fernando de la Rúa, un grupo de graduados de la carrera de periodismo de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo decidió fundar el Grupo Mascaró Cine Americano. Como ninguno de ellos sabía utilizar una cámara, pero todos tenían la convicción de que a través del cine se podían modificar algunas cosas en la sociedad, decidieron realizar un taller de cine con miembros del Grupo Insurgente. Como consecuencia, desde hace ocho años, Mascaró Cine Americano viene realizando documentales políticos, centrándose en la reivindicación “de algunas luchas del pasado, especialmente en la forma de transmitir esperanza”, según señala Mónica Simoncini, una de sus fundadoras. “Como nuestro origen fue estudiar investigación periodística, muchos de nuestros documentales tienen investigación y están focalizados en rescatar la memoria”, agrega la documentalista.
Prácticamente desde su génesis, Mascaró Cine Americano abordó en sus trabajos “lo que había sido la lucha marxista en la Argentina”, según detalla Simoncini, que agrega que pensaban que “había bastantes materiales sobre el peronismo, pero se había hablado poco hasta ese momento del PRT y del ERP como organizaciones marxistas que proponían un cambio social”. Fue así que nació el proyecto Gaviotas Blindadas. Esta investigación se compuso de 120 entrevistas, 190 horas de filmación, recopilación de 22 horas de material de archivo y consulta de 65 películas. Con ese material, elaboraron tres documentales sobre la historia del PRT–ERP contextualizada en tres etapas. “En ese momento no había ningún documental que tocara ese tema, excepto algunos informes en televisión. Y nos dimos cuenta de que valía la pena desarrollar un trabajo de investigación más amplio. Por eso, lo hicimos en tres partes”, relata Simoncini. Como el material que consiguió el grupo era lo suficientemente amplio y jugoso, sus miembros continuaron con otras vetas de investigación y elaboración audiovisual en torno del PRT–ERP. Así nació Clase. La política sindical del PRT–ERP. Y la más reciente es Un arma cargada de futuro. La política cultural del PRT–ERP, que se estrenará hoy a las 19 en la Sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), con entrada gratuita.Un arma cargada de futuro... aborda los distintos proyectos culturales que nacieron en el seno del partido marxista argentino, centralizándose mayoritariammente en tres de los más representativos: el grupo literario Barrilete, Libre Teatro Libre y Cine de la Base. Siguiendo la línea de que la cultura es también política, “era inevitable que hubiera un desarrollo cultural dentro del partido”, explica Simoncini. “Quizás el partido no lo dirigió estrictamente, no tuvo una política unificada o direccional, sino que sabía que tenía que captar todo el espectro cultural. Y según las diferentes áreas, se fue dando de una manera o de otra. El partido sí se propuso nuclearlos, darles un lugar.”
El Grupo Barrilete fue impulsado por el poeta Roberto Santoro, y comenzó publicando informes sobre la realidad política y social en clave de poesía. De formato similar a un cuaderno, el primero de ellos se tituló “Sobre Lavorante”, y hacía referencia a un boxeador argentino que luego de sufrir una feroz golpiza por parte de un contrincante en una pelea en Estados Unidos, estuvo inconsciente unos meses hasta que finalmente murió. “El grupo empezó conformado por poetas y lo que puede verse a lo largo del tiempo es el proceso de politización que tuvieron”, comenta Omar Neri, otros de los realizadores de Un arma cargada de futuro. “El Grupo Barrilete duró más de diez años. Se dedicó a la difusión de una poesía ligada a lo político. Había una cuestión de propagandizar las ideas del PRT en general”, agrega Neri
“El grupo Libre Teatro Libre surgió de la mano de María Escudero y de un grupo de estudiantes de la carrera de teatro de la Universidad de Córdoba”, recuerda Simoncini. En 1970 se había producido un conflicto con el rector de la universidad, y un grupo de estudiantes decidió retirarse de las clases y crear un proyecto independiente, con la idea de generar una propuesta de teatro diferente. “Adherían a la idea de la creación colectiva, rompían con la cosa formal del escenario y de los espectadores ya que pensaban en un teatro más participativo”, señala Simoncini. Al igual que en el caso del Grupo Barrilete, el Grupo Libre Teatro Libre se fue inclinando hacia un aspecto más comprometido. “Empezaron a trabajar la investigación, viajaron a Tucumán y convivieron casi cuatro meses en la zona donde habían cerrado los ingenios. El gobierno de Onganía había cerrado casi la mitad de los ingenios azucareros que había en Tucumán. Allí el PRT tenía bastante inserción, era un lugar importante de sus militantes”, destaca la documentalista.
El Grupo Cine de la Base fue fundado por el cineasta desaparecido Raymundo Gleyzer, quien junto a Jorge Denti y a un grupo de realizadores comprometidos, tenía “una inquietud más ligada a la distribución de los documentales antes que a la producción”, explica Simoncini. “A nivel latinoamericano había una preocupación por otro tipo de cine y por contar otras historias. En la misma época estuvo el Cinema Novo en Brasil, con Glauber Rocha, y el cine cubano con toda la experiencia de una nueva mirada y una nueva subjetividad. Al mismo tiempo, ese pensamiento estaba también en la Argentina: el Grupo Cine Liberación, mucho más orgánico al peronismo, y luego el Cine de la Base”, relata Simoncini. El grupo liderado por Gleyzer tenía la intención de que sus creaciones llegaran a sus genuinos destinatarios; es decir, la clase trabajadora y los luchadores sociales. Algunos de los trabajos históricos del Cine de la Base fueron Ni olvido ni perdón (basada en la conferencia de prensa de los fugados que terminaron acribillados en la Masacre de Trelew), Me matan si no trabajo y si trabajo, me matan (sobre una huelga de obreros metalúrgicos) y Las AAA son las tres armas, inspirada en la Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar.
Simoncini asegura que entre los puntos en común que tenían estos tres proyectos culturales “estaba la utopía de un mundo diferente. Los tres tenían la intención de llevar belleza a todo lo que era la lucha contra el horror que se venía”. La realizadora no coincide en que estos grupos privilegiaban el aspecto político por sobre el artístico: “Trabajaban mucho buscando formas nuevas. Ese es otro punto que tenían en común. Y para mí es importante rescatar eso porque había mucha investigación acerca de cómo mostrar esa arte, cómo llegar a nuevos públicos, cómo contar con una nueva subjetividad otra mirada de las cosas que pasaban”.
* Para conocer próximos horarios y sedes de proyección, consultar
www.mascarocine.org.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-18531-2010-07-08.html
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