El uso del lenguaje.
Un análisis sobre la cobertura mediática de los femicidios tran.
El Observatorio de Comunicación Género, Diversidad y Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP analiza cómo los medios gráficos argentinos construyen sus notas periodísticas sobre estas temáticas, para luego reflexionar y producir conocimiento crítico para la transformación. Este informe da cuenta del tratamiento mediático de dos asesinatos a mujeres trans, de Moma y Lucha, en la ciudad de La Plata. Como Observatorio proponemos a los medios y la sociedad en su conjunto concientizar sobre el sentido que generan estos enunciados peyorativos y discriminatorios, que potencian la segregación, estigma y en el último de los casos los llamados crímenes de odio.
Nuestro corpus de análisis fueron las notas informativas de los diarios El Día, Hoy, Diagonales, Tiempo Argentino, Crónica y El Uno. Centramos la atención sobre los diferentes elementos de titulación y el cuerpo de la nota haciendo hincapié en las zonas críticas donde se manifiesta la violencia simbólica. Ambos casos tuvieron relevancia en las agendas gráficas y la discriminación hacia la identidad de estas personas trans atravesó a todos los diarios.
El matutino El Día se refirió en varios pasajes de su nota del 27 de octubre pasado sobre Moma como si se estuviese hablando de una persona masculina con términos como “crimen de un travesti”, “Se trata del homicidio de Sebastián Manuel, La Moma”, “González Abad (36)”, los cuales además potencian la discriminación al escribir el nombre registral de la víctima, situación paradójica en un contexto donde actualmente el Estado debate la aprobación de la ley de reconocimiento a la identidad de género. Esto implica la reproducción de sentidos y prácticas discriminatorias que, como vimos, llegan al exterminio.
El diario Tiempo Argentino, en la volanta de su nota del día 23 de octubre decía “Sebastián Manuel Gonzales Abad, ‘La Moma’, apareció muerta en su casa de La Plata” y en el cuerpo de la nota se leía lo siguiente, “la Moma medía casi dos metros y según sus compañeras de trabajo, sabía defenderse de las agresiones físicas”. Se comete también el error de poner su nombre registral y además se refuerza la idea que su identidad es masculina y no femenina apelando a la fuerza física que poseía. Por otra parte, poner el nombre con el que se auto percibe entre comillas como si fuese un apodo contraria los fallos judiciales que han reconocido la identidad de género mediante un recurso de amparo.
El diario Crónica utilizó una imagen que mostraba a Moma en un ámbito de fiesta reproduciendo el imaginario social que vincula a las trans con el mundo del hampa, la noche y el descontrol, como si sus vidas cotidianas no transcurriesen en otros ámbitos. El epígrafe reforzó esta idea: “La Moma”, en su ámbito laboral. Lo mataron cruelmente.
El diario Tiempo Argentino, en la volanta de su nota del día 23 de octubre decía “Sebastián Manuel Gonzales Abad, ‘La Moma’, apareció muerta en su casa de La Plata” y en el cuerpo de la nota se leía lo siguiente, “la Moma medía casi dos metros y según sus compañeras de trabajo, sabía defenderse de las agresiones físicas”. Se comete también el error de poner su nombre registral y además se refuerza la idea que su identidad es masculina y no femenina apelando a la fuerza física que poseía. Por otra parte, poner el nombre con el que se auto percibe entre comillas como si fuese un apodo contraria los fallos judiciales que han reconocido la identidad de género mediante un recurso de amparo.
El diario Crónica utilizó una imagen que mostraba a Moma en un ámbito de fiesta reproduciendo el imaginario social que vincula a las trans con el mundo del hampa, la noche y el descontrol, como si sus vidas cotidianas no transcurriesen en otros ámbitos. El epígrafe reforzó esta idea: “La Moma”, en su ámbito laboral. Lo mataron cruelmente.
Por su parte, Diagonales también reforzó la idea de que las trans sólo viven de noche, con frases como “Los testimonios brindados por otras trabajadoras sexuales que paran en la zona roja platense”, “un grupo de travestis que ofrecen sexo en la zona de diagonal 73 se presentaron en el lugar. Fueron ellos (sic) quienes manifestaron que la última vez que lo vieron (sic) con vida fue el sábado, cuando compartieron una cena con él (sic).
El diario Hoy publicó la nota en la sección de policiales, como lo hizo Crónica y El Día. De este modo se produce una criminalización de las identidades trans cuando en realidad se trata de un crimen de odio que podría ubicarse en las secciones sociedad o información general.
Al igual que Moma, Lucha era una compañera trans que fue asesinada en Berisso la semana pasada. Al igual que en el caso anterior, los diarios utilizaron género masculino y nombre registral desconociendo el derecho a la identidad de género: “Berisso: una pelea dejó a un hombre al borde de la muerte” (Diario El Día). En caso de Lucha se suma un claro componente racista y xenofóbico: “Un travesti peruano de 38 años”. Al señalar su procedencia peruana se recorta un detalle irrelevante para la noticia ¿Qué suma este dato al momento de relatar un asesinato? A la discriminación por identidad de género, se vuelve a marcar a la víctima de manera discriminatoria.
Entendemos a la comunicación como el proceso de producción de sentidos. Es decir que cada nota periodística está cargada de significados, los cuales influyen en la construcción de la opinión pública. Nuestras sociedades están fundadas bajo patrones heteronormativos, donde se reproduce el binarismo de ser hombre o mujer en términos de genitalidad, desconociendo la construcción de nuestras identidades a través de un proceso histórico social y cultural. Así, ignoramos las diversas formas de ser y vivir el género y nuestras sexualidades, relegando del otro lado de la frontera a las identidades no normativas, en este caso las femineidades trans. Estas mujeres construyen su identidad en base al sentir y lo materializan en sus prácticas cotidianas, desoyendo los mandatos socioculturales del “deber ser” y cuya identidad femenina no queda reducida a la genitalidad.
En contraposición a los medios hegemónicos, el cuerpo de las personas trans ha sido una herramienta de lucha y resistencia, un espacio de comunicación mediante el cual expresan el género con el que se identifican. El mismo ha soportado los embates de la violencia física, simbólica y moral, la discriminación y la vulnerabilidad que ejerce el Estado e instituciones como la familia, la escuela, la iglesia y los medios de comunicación. Quienes mediante un discurso heteronormativo, autoritario, conservador y reduccionista perpetúan el status quo.
En un contexto histórico donde diversos movimientos Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (LGBT) han conquistado derechos civiles y sociales como la ley de matrimonio igualitario y el tratamiento del proyecto sobre la ley de identidad de género que busca el reconocimiento por parte del Estado del nombre elegido por la peticionante al sólo efecto de una declaración jurada, nos parece que los medios de comunicación deberían informar desde una mirada crítica para la transformación y no seguir reforzando la discriminación, el estigma y los prejuicios que circulan en nuestras sociedad.
Estas políticas están encaminadas a reparar el daño histórico y actual que se perpetúa hacia las personas con identidades de género diversas, son el claro ejemplo del cambio de paradigma de un Estado que buscaba la homogeneización de sus habitantes hacia una sociedad que reconoce la riqueza de la diversidad y la multiculturalidad. Los medios gráficos, televisivos, radiales y digitales siguen distantes de estas políticas inclusivas utilizando términos peyorativos, reproduciendo estereotipos y burlándose de todas las personas que no entran en los arquetipos sociales, como las 31 muertas trans en la ciudad de la Plata en lo que va del año, cifra escalofriante sobre la que el Estado debe tomar nota y cartas en el asunto.
La autora del artículo es docente e investigadora de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP
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