A la espera de que estén todos juntos
El juez Raúl Zaffaroni tiene previsto volver al país dentro de dos semanas y recién entonces los miembros de la Corte comenzarán a definir su decisión sobre la ley. Persiste la duda sobre si dictarán sentencia antes o después de las elecciones.
Por Irina Hauser
En la Corte Suprema se respira un aire triunfalista. Los jueces del alto tribunal quedaron complacidos el día después de la audiencia pública por la ley de medios, como quien dice: “Vieron que era útil; vieron que no era para dilatar”. Y aun así, en una nueva demostración de su manejo de los tiempos del caso, hicieron trascender que para ponerse a deliberar y firmar un fallo esperarán a que regrese de un viaje académico el juez Raúl Zaffaroni. Eso será dentro de dos semanas y media. Así las cosas, sigue la incertidumbre sobre si habrá sentencia antes o después de las elecciones del 27 de octubre.
A pesar de que obligó a las instituciones y especialistas presentados como “amigos del tribunal” a tomar partido por una de las partes en la audiencia, lo que polarizó el debate sobre la validez constitucional de la ley, la Corte terminó recibiendo más elogios que críticas en el balance. Fueron halagadas las preguntas de los jueces supremos, que lograron incomodar por momentos tanto a los abogados del Grupo Clarín como a los del Estado y amplificar socialmente el debate. El interrogatorio –elaborado en gran parte en la presidencia del tribunal junto con el secretario Cristian Abritta– mostró un gran conocimiento del expediente por parte de los jueces, algo esperable después de cuatro años en que tuvieron sucesivas intervenciones que, hasta el momento, sirvieron para consolidar la prolongación de la medida cautelar que exime al multimedios de resignar licencias de radio y televisión para adecuarse a los límites antimonopólicos establecidos por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA).
“Ningún fallo de esta naturaleza puede salir si no estamos todos”, enfatizaba ayer desde su amplio despacho un alto funcionario supremo, quien regañaba porque Zaffaroni había informado de su viaje a Alemania una semana después de que se fijara la fecha de audiencia. También dijo que los jueces se pondrán a deliberar en conjunto cuando su colega esté de vuelta, pero es obvio que mientras tanto discutirán y empezarán a perfilar una decisión. “Y tampoco es que esto se va a resolver en una deliberación única”, se atajó, para quienes claman por un desenlace rápido.
Hasta hace algunas semanas las posiciones parecían estar divididas a favor y en contra de la ley dentro de la Corte, con necesidad de alguien que desempate. Pero con el correr de los días se fueron superponiendo versiones variadas y confusas. Algunos jueces intentan transmitir –aunque no sea del todo creíble– que tras la audiencia conocieron nuevos aspectos de lo que está en discusión y se disponen a repensar sus perspectivas. Uno de ellos calificó a la audiencia como un “avance” porque “se conocieron detalles” y “quedaron claras las posiciones”.
Clarín pretende instalar la idea de que si cumple con los límites establecidos por la LdSCA disminuirán su rentabilidad y su sustentabilidad y eso afectará su libertad de expresión. El Estado plantea que lo que afecta la libertad de expresión es la concentración oligopólica en manos de pocas empresas, entre las cuales el Grupo Clarín lleva las de ganar.
Lo que la Corte tiene que revisar ahora es un fallo de la Sala I de la Cámara en lo Civil y Comercial que apoyó la tesis de Clarín y declaró la inconstitucionalidad de aspectos clave de la LdSCA.
¿Cuánto tiempo más se tomará la Corte? ¿Esperará un resultado electoral o lo hará antes? La respuesta algo irónica en el tribunal es: “Una semana más, una semana menos... elecciones va a haber siempre”.
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